De estar afuera a volver a jugar: el desafío de Argentina en el comercio exterior

Luego de un largo período marcado por trabas, incertidumbre y pérdida de competitividad, el país enfrenta el desafío de reinsertarse en el escenario global. Con señales de apertura y un renovado interés de socios estratégicos como Brasil, el sector privado reclama políticas estables, infraestructura adecuada y profesionalización.

Por Delia Flores

Durante mucho tiempo, en la Argentina parecía que hablar de comercio exterior era casi una utopía. Las trabas, la burocracia, los cambios constantes en las reglas del juego y un contexto interno impredecible hicieron que muchos empresarios directamente dejaran de mirar hacia afuera. Exportar se convirtió en un camino lleno de obstáculos. Además, los precios que tenían nuestros productos estaban fuera de mercado, lo que dificultaba aún más la posibilidad de competir a nivel internacional. El mundo seguía girando, pero nosotros estábamos cada vez más aislados.

Hoy, después de años de retroceso, siento que estamos ante una oportunidad concreta de volver a abrir la puerta. Se están empezando a desarmar muchos de los nudos que nos ataban, y eso ya se empieza a notar incluso en nuestros vecinos. En Brasil, por ejemplo —donde también tengo operaciones— se percibe un nuevo aire respecto a la relación con Argentina. Las grandes empresas brasileñas vuelven a interesarse, a consultar, a tender puentes. Y eso es clave, porque Brasil sigue siendo, nos guste o no, nuestro socio comercial más importante.

El Mercosur, que parecía haberse diluido entre desacuerdos políticos e idas y vueltas eternas, vuelve a ser una posibilidad concreta si la Argentina logra asumir su rol con madurez. No se trata solo de vender productos: se trata de integrarnos al mundo con una estrategia de largo plazo, de generar valor agregado, de salir a buscar mercados con seriedad y continuidad.

Desde espacios como el CICYP, donde confluyen las principales cámaras empresarias del país, esa agenda internacional se discute y se impulsa. Pero todavía falta que se articule más con lo territorial, con lo sectorial, con el empresario pyme que quiere salir al mundo pero no sabe cómo. Y ahí es donde tenemos que trabajar: construir puentes, acompañar a quienes están empezando, y sobre todo, tener una política de comercio exterior que no cambie cada seis meses.

La clave está en profesionalizar la salida al mundo. No alcanza con tener un buen producto. Hace falta ser competitivos, cumplir con tiempos, respetar normas, sostener relaciones y entender que la exportación no es un hecho aislado: es parte de una mirada país.

Eso incluye también revisar seriamente nuestros costos logísticos. Hoy mover un camión desde Salta al puerto de Buenos Aires puede costar más que un flete marítimo internacional. Nuestras rutas están deterioradas, el parque automotor envejecido, y el acceso al crédito es escaso o nulo. En países como Brasil, esto se resuelve con financiamiento accesible, infraestructura adecuada y políticas activas de apoyo al transporte. Nosotros necesitamos avanzar en esa dirección si realmente queremos competir.

En ese sentido, uno de los grandes desafíos que tenemos por delante es la mejora de nuestra infraestructura logística y productiva. De estar prácticamente afuera del mapa del comercio exterior, debemos pasar a fortalecer nuestras capacidades para ser jugadores competitivos y confiables a nivel internacional.

No hay comercio exterior sin competitividad. No hay competitividad sin previsibilidad. Y no hay previsibilidad sin respeto a las reglas. Necesitamos reconstruir esa cadena de confianza. Que pagar en fecha no sea la excepción, que cumplir un contrato sea lo habitual, que el que quiere crecer no esté atado de pies y manos.

Tenemos con qué. Lo que falta es el entorno. Y en ese sentido, celebro cada paso que se da para facilitar operaciones, para reducir trámites, para escuchar al sector. Pero también sé que no alcanza. Hay que ir más rápido, más profundo y con una visión más integrada.

Argentina puede volver a jugar en el escenario global. Pero para eso necesitamos más que entusiasmo: necesitamos profesionalismo, coherencia, respeto institucional y políticas de Estado. No podemos seguir mirando para otro lado mientras el mundo avanza.

Es hora de volver a creer en lo que podemos ofrecer. Y también, de volver a ser creíbles para los que nos quieren comprar.

 

Delia Flores es empresaria logística – Especialista en Comercio Exterior y Mercosur.

Vietnam es un potencial socio asiático para América Latina

Por Jorge Tuero. El gobierno vietnamita ha crecido tanto en materia de inversión que se ha convertido, en los últimos años, en uno de los mercados emergentes de mayor crecimiento en Asia.

Siendo uno de los centros manufactureros más importantes de la región, ha experimentado beneficios gracias a los cambios en la cadena de suministro global de manufactura, resultado de su enfoque flexible en la regulación de la producción y las exportaciones.

El clima de inversión ha ido aumentando de manera significativa, debido a su compromiso de simplificar los trámites administrativos, ofreciendo tanto como incentivos fiscales como tarifarios para las empresas del sector manufacturero, fomentando la inversión pública.

El gobierno vietnamita ha crecido tanto en materia de inversión como en infraestructura a nivel nacional (alrededor del 5,7% del PIB) interconectando puertos marítimos, aeropuertos, almacenes y astilleros en una red logística unificada; lo que ha logrado convertirlo en los últimos años en uno de los mercados emergentes de mayor crecimiento en Asia.

El producto interno del país alcanzó los 409 mil millones de dólares en el año 2022 y el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), prevé que la economía del país registre un crecimiento del 6,5% en 2023 y un 6,8% en 2024, cifras relevantes a pesar de los impactos derivados de la recesión económica mundial, la política monetaria rigurosa en mercados clave como Estados Unidos y la Unión Europea, así como las implicaciones del conflicto entre Rusia y Ucrania.

En el ámbito energético, ha implementado una estrategia de doble enfoque para cumplir con éxito los compromisos de la "transición verde" presentados en la COP26. Esto implica mantener la energía hidroeléctrica y térmica garantizando la capacidad de producción, la seguridad energética nacional, garantizando una inversión de 133 mil millones de dólares en nueva infraestructura energética hacia el año 2030.

El mercado laboral vietnamita se caracteriza por su amplitud y calidad de sus recursos en comparación con otros competidores regionales, y ha adquirido una creciente Inversión Extranjera Directa (IED).

En un contexto marcado por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ha emergido como uno de los destinos seguros para los fabricantes a nivel global, atribuido a su enfoque comercial abierto, respaldado por la existencia de 15 Acuerdos de Libre Comercio (TLC) vigentes, que establecen conexiones con prácticamente todas las economías líderes del mundo, tales como Estados Unidos, China, la Unión Europea, ASEAN, Japón, Corea, Reino Unido, India, entre otros.

Esta estrategia diversifica las cadenas de suministro de manufactura, disminuyendo así la vulnerabilidad ante perturbaciones en el suministro y situaciones geopolíticas.

En el año 2021, incluso en medio de la pandemia COVID 19 fue el único país del mundo en recibir calificaciones positivas de las tres principales agencias de calificación crediticia: Moody's, Standard & Poor's y Fitch; en el año 2022, ascendió a la cuarta posición en términos de económicos dentro de la ASEAN y al 40ª en el ranking mundial. Su actividad comercial internacional se encuentra entre los 20 países más destacados, considerado como una de las economías dinámicas con la mayor apertura.

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), forma parte de los países que han logrado un progreso significativo en la última década, escalando 20 posiciones.

En la escala global de innovación, se ubica en el puesto 48 entre 132 naciones, mientras que en el Sudeste Asiático se sitúa en el tercer lugar y ocupa el puesto 35 en términos de producción liderando importaciones de alta tecnología a nivel mundial.

En un contexto donde se suscitan conflictos y turbulencias en diversos lugares del mundo, Vietnam ha sido calificado como un país con una política estable; siendo uno de los componentes esenciales que contribuyen a que persista en su enfoque de desarrollo económico, fomentando la paz y la prosperidad, generando confianza en socios internacionales que optan por invertir en el país.

En estos años ha fortalecido asociaciones estratégicas y colaboraciones integrales con 17 naciones, relaciones que han tenido un impacto significativo al establecer cimientos sólidos, consolidando un ambiente pacífico y estable en el ámbito internacional.

“El volumen comercial entre Vietnam y América Latina se acrecentó considerablemente”

Las exportaciones de Vietnam hacia América Latina ascendieron a 12.500 millones de dólares, un incremento del 46,4% en comparación con 2020, mientras que las importaciones desde América Latina hacia Vietnam totalizaron 8.900 millones de dólares, experimentando un aumento del 20,2% con respecto al año 2021 donde el comercio bilateral alcanzó un volumen de 21,4 mil millones de dólares.

En medio de las variaciones económicas que afectaron tanto a la economía global como a la de Vietnam y las naciones latinoamericanas en particular, el comercio bilateral entre ambos no se detuvo, reflejando un volumen comercial de 18,7 mil millones de dólares, registrando un incremento del 10,5%. Las exportaciones de Vietnam hacia América Latina alcanzaron los 10,2 mil millones de dólares, lo que representó un aumento del 5,3%, y las importaciones desde América Latina a Vietnam ascendieron a 8,6 mil millones de dólares, experimentando un aumento del 17,3%.

Es relevante mencionar que, junto a los mercados de mayor intercambio comercial en la región, como Brasil, México, Argentina y Chile, varios mercados emergentes como Panamá, Colombia y Perú han resplandecido en América Latina.

En el transcurso de 2021, el volumen de comercio entre Vietnam y estos mercados ha experimentado un notorio incremento: Colombia ha alcanzado los 674,7 millones de dólares, representando un aumento del 41,5%; Perú ha logrado 633,7 millones de dólares, incrementando en un 62%; y con Panamá, el volumen ha llegado a los 465,6 millones de dólares, un aumento del 45,5%.

En términos de comercio para Vietnam, América Latina siempre ha sido una de las regiones con mayor crecimiento, representando un mercado potencial de exportación en productos destacados como textiles, prendas de vestir, calzado, productos agrícolas, acuáticos, y se erige como una fuente fundamental de materias primas para la industria manufacturera vietnamita.

Con una población de aproximadamente 100 millones de habitantes, Vietnam representa un mercado promisorio en la exportación de bienes de consumo provenientes de naciones latinoamericanas.

En cuanto a las inversiones, Vietnam continúa implementando una serie de proyectos de gran envergadura en América Latina con inversiones que llegan a cientos de millones de dólares.

Principalmente, se destacan los proyectos de desarrollo de redes de telecomunicaciones del Grupo Viettel en Perú y Haití, como en Cuba proyectos llevados a cabo por la Corporación Viglacera y la Compañía Thai Binh, abarcando campos como infraestructura y producción de bienes de consumo.

En sentido inverso, 21 países han invertido en Vietnam con un total de 114 proyectos, alcanzando un capital de inversión registrado que ronda los 671 millones de dólares.

Vietnam y algunos países latinoamericanos han afianzado con éxito acuerdos comerciales como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico-Océano (CPTPP), entre México, Chile y Perú; el Tratado de Libre Comercio con Chile (VCFTA) y el Tratado Comercial con Cuba.

Estos acuerdos han generado el desarrollo constante de las relaciones bilaterales en materia de comercio e inversión.

El Ministerio de Industria y Comercio de Vietnam está elaborando un proyecto que se enfoca en el desarrollo de mercados para los países latinoamericanos hacia el año 2030, cuyo objetivo es establecer mercados sostenibles tanto para importaciones como exportaciones, fortaleciendo la colaboración industrial y comercial con las naciones de la región.

Jorge Tuero, es Licenciado en Ciencias Políticas (U. del Salvador), MBA (U. Princenton), Ph.D en Economía (U.de Chigago), Co Fundador y actualmente director de Acercando Naciones ONG. C:E:O de GPC International Consulting LLC. Embajador de Paz (Certificación - Unesco)

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