La libertad de cuestionar la realidad que nos rodea implica aprender

Este 23 de marzo es el Día Mundial del Aprendizaje, vale señalar que el aprendizaje es un compromiso continuo que debe nutrirse a lo largo de toda la vida.

Por Hernán Martini

El Día Mundial del Aprendizaje,  invita a reflexionar sobre qué significa aprender en la actualidad. En un escenario global en el que la diversidad de ideas de las sociedades democráticas debe superar los desafíos que les imponen las nuevas reglas de la etapa digital y sus condicionantes, urge la necesidad de aprender a reconocer sesgos y prejuicios. La libertad de cuestionar la realidad que nos rodea es, en esencia, aprender. Si esa libertad se condiciona ya sea por descalificación o por abuso en el ejercicio de cualquier posición de poder, lo que se restringe es la generación de conocimiento y, por ende, el aprendizaje.

En esta era de predominio digital, las redes sociales tienen el potencial de servir como plataformas para promover el desarrollo humano, la memoria histórica y el diálogo democrático. Sin embargo, también tienen la capacidad de ser utilizadas para fomentar la desigualdad, el empobrecimiento cultural y la desinformación. Ante esto, la importancia de la Educación Permanente o formación continua se hace más evidente que nunca. El aprendizaje no termina al salir de la institución educativa; es un compromiso continuo que debe nutrirse a lo largo de toda la vida, especialmente en un mundo donde la tecnología y las informaciones evolucionan a un ritmo sin precedentes.

Fomentar un uso crítico y consciente de las redes implica reconocer su valor como herramientas de aprendizaje continuo, donde el intercambio de ideas y experiencias puede enriquecer nuestra comprensión del mundo. La formación a través de plataformas digitales ofrece oportunidades ilimitadas para el desarrollo personal y profesional, permite adaptarnos a los cambios y desafíos de nuestra sociedad. Promoviendo enfoques pedagógicos que impulsen la curiosidad, el pensamiento crítico y la capacidad de aprendizaje autodirigido, asegurando que individuos de todas las edades puedan participar activamente en su educación y en un diálogo democrático.

Una cultura de Educación Permanente es esencial para contrarrestar los efectos negativos de la desinformación y contribuir al bienestar y al avance social. Al hacerlo, no solo potenciamos el uso constructivo de las redes sociales, sino que también abrimos caminos hacia una sociedad más informada, equitativa y preparada para los retos del futuro.

Entender qué es aprender implica ir más allá de la mera acumulación de datos, hacia la adquisición de herramientas para transformar nuestra comprensión del mundo. En este contexto, las redes sociales pueden jugar un rol importante al ofrecer espacios para el intercambio de ideas y el fomento de un diálogo abierto y respetuoso, siempre que se promueva la tolerancia hacia las ideas divergentes.

La rápida y constante transformación del mercado laboral refuerza la necesidad de adoptar estas miradas amplias y profundas hacia el aprendizaje. No se trata únicamente de la constante necesidad de actualización y capacitación profesional, sino también de fomentar la formación de ciudadanos críticos, creativos e interpretativos, capaces de navegar y contribuir positivamente a un mundo cada vez más complejo y exigente. Así, el proceso de aprendizaje requiere de herramientas poderosas para el desarrollo no solo individual, sino también colectivo, preparando a las personas no solo para adaptarse a los cambios, sino para ser protagonistas en la construcción de futuros más justos, inclusivos y sostenibles.

Aprender trasciende la mera memorización, tarea en la que una computadora podría superarnos. Se trata, en cambio, de adquirir herramientas que nos permiten comprender y, por ende, transformar. Aprender, entonces, es también cuestionar lo que ya está dado. Este proceso de conocimiento y transformación sobre un fenómeno altera la realidad, la condiciona.

El conocimiento se ha convertido en un activo crucial para cualquier nación, haciendo de la función educativa una inversión rentable a mediano y largo plazo que beneficia a todos los sectores de la economía. La formación profesional y laboral son hoy aspectos claves en cualquier organización.

Optar por la educación como inversión es una decisión que impacta directamente en la sociedad que deseamos construir. Nos permite cuestionar y decidir sobre nuestro futuro colectivo, equilibrando las oportunidades y, además, constituye un desarrollo sostenible y muy rentable. Elegir invertir en educación es optar por una sociedad del conocimiento en lugar de una del consumo, es democratizar las herramientas de desarrollo y construir una comunidad más igualitaria y libre. Enseñar y aprender son actos de transformación.

*Por Hernán Martini es director del Observatorio de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral, y vicepresidente de la OIEP.

El falso ahorro de ajustar en Educación

El autor opina sobre el “falso ahorro” en educación, y cómo la eliminación de incentivos docentes y reducción del financiamiento destinado a la educación “no sólo desmerece la labor esencial de nuestros educadores, sino que también erosiona la calidad y equidad del sistema educativo en su conjunto”.

Por Hernán Martini

En tiempos donde el ajuste fiscal se impone como directriz en la gestión de las cuentas públicas, emerge una tendencia preocupante hacia la desfinanciación de la educación, una medida que compromete gravemente tanto el presente como el futuro de nuestra nación. Afirmar que ajustar en educación es una mala idea podría parecer una obviedad, sin embargo, las políticas recientes parecen ignorar el hecho de que la educación no es un gasto, sino una de las inversiones más rentables que puede realizar un país, tanto en términos económicos como sociales.

Eliminar incentivos docentes y reducir el financiamiento destinado a la educación no solo desmerece la labor esencial de nuestros educadores, quienes indiscutiblemente merecen salarios más altos, sino que también erosiona la calidad y equidad del sistema educativo en su conjunto. La ausencia de una estrategia nacional que promueva la equidad educativa solo sirve para profundizar las desigualdades preexistentes, creando un panorama en el cual la calidad de la educación ofrecida a nuestros jóvenes depende más del código postal que de su potencial o esfuerzo. Parece una paradoja interesante en el discurso sobre la meritocracia: mientras más se enfatiza el individualismo y la importancia de las capacidades propias, siendo esta última la de menor influencia real en las oportunidades de éxito.

La depreciación del valor de la docencia, exacerbada por políticas gubernamentales adversas y una palpable falta de reconocimiento social, desalienta a potenciales educadores a seguir esta vocación, comprometiendo el futuro de la profesión. Además, este menosprecio colectivo hacia los docentes envía un mensaje desfavorable a nuestros estudiantes sobre el valor de lo que se les enseña y quién les enseña, contribuyendo a una crisis de respeto y apreciación hacia la figura docente.

Este escenario no sólo afecta la formación profesional sino también la empleabilidad de los jóvenes, al desvincular la educación continua de la educación media y obviar políticas de empleabilidad efectivas. Nuestras investigaciones sobre la educación permanente y la formación profesional subrayan la importancia de una estrategia integral que fortalezca estos pilares, esenciales para el desarrollo de un país, la mejora de su productividad y la calidad de su democracia. Según nuestro último informe del Observatorio para la educación y el trabajo, de los más de 350 mil alumnos de la educación no formal, en 2023 casi un tercio mejoró su situación de empleabilidad.

Considerando la urgente necesidad de optimizar la calidad y accesibilidad de la educación formal y no formal, así como la reinserción educativa, resulta crucial abordar la intersección entre la educación y la empleabilidad juvenil. Al potenciar la capacitación profesional y las oportunidades de inserción laboral, podemos efectivamente reducir las tasas de abandono escolar y, simultáneamente, mejorar las perspectivas económicas y profesionales de los jóvenes. La formación continua ha demostrado ser una herramienta eficaz para ofrecer oportunidades de formación y capacitación profesional a aquellos que quedan fuera del sistema educativo formal, y puede desempeñar un papel clave en la mejora de las oportunidades laborales de los jóvenes en situación de vulnerabilidad.

Sin embargo, es esencial destacar que la apuesta por la educación debe extenderse más allá de las aulas, abarcando toda la industria del conocimiento, incluyendo las Universidades y los institutos de investigación del país, tanto públicos como privados. Estos centros son fundamentales para el avance científico y tecnológico, la innovación y el desarrollo sostenible. Su fortalecimiento es crucial para consolidar una sociedad basada en el conocimiento, capaz de enfrentar los desafíos del futuro con soluciones creativas y efectivas. Más de 3,5 Millones de consultas anuales en Institutos de formación continua reflejan que los argentinos apuestan a la educación.

Contrariamente a la lógica de un mercado descarnado, la educación requiere de un enfoque colaborativo y estratégico, donde el objetivo no sea competir sino ampliar colectivamente la frontera del conocimiento. La mejora de la educación beneficia a la sociedad en su conjunto y requiere de una visión estatal que promueva el crecimiento integral del sector, fortaleciendo la educación pública, apoyando la transmisión del conocimiento como industria vital, y fomentando la investigación y la innovación a través de los institutos de investigación.

A pesar de los desafíos significativos que enfrenta el sector educativo, desde mejorar los índices de escolaridad hasta la promoción de nuevos modelos pedagógicos, la creación de conocimiento y el fortalecimiento de la investigación, estos representan oportunidades invaluables para transformar la educación en un verdadero proceso de cambio positivo e inclusivo.

La educación es, sin lugar a dudas, la mejor oportunidad que tienen tanto los argentinos como Argentina para construir un futuro prometedor. Por ello, es imperativo rechazar cualquier forma de desfinanciación y trabajar unidos hacia políticas que reconozcan y potencien el valor inestimable de la educación y la investigación para nuestra sociedad.

* Por Hernán Martini, director del Observatorio de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral

La importancia de exportar formación argentina al mundo

El detalle de los resultados de la Segunda Encuesta de la Educación no Formal Argentina.

La Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral compartió los resultados de la Segunda Encuesta de la Educación no Formal Argentina. Entre las conclusiones destacan las posibilidades de crecimiento del sector hacia el mercado internacional, de la mano de políticas públicas para que los servicios de enseñanza se conviertan en un vehículo de cambio y progreso.

En este sentido, Hernán Martini, director del Observatorio para la Educación y el Trabajo, destacó la importancia de “apoyar la exportación de formación y capacitación Argentina al exterior por su impacto a nivel económico y el aporte de nuestra educación al resto del mundo”. Además de fomentar nuevos mercados, se trata de un rico intercambio cultural, tecnológico y la apertura hacia nuevos conocimientos. “No sólo estamos generando ingresos, sino también difundiendo nuestra cultura, compartiendo nuestros avances tecnológicos y dando a conocer nuestras capacidades y talentos”, aclara Martini.

En cuanto a los resultados, si bien la mayoría de las instituciones aseguró que tienen interés en el mercado internacional, el 57.7% de los encuestados reportó que sus instituciones aún no han extendido sus cursos al exterior. Entre aquellos que han logrado una presencia internacional, los destinos principales son América Latina (27%), Europa (7.9%) y los Estados Unidos (5%).

Los obstáculos más comunes que enfrentan las instituciones para exportar son mayormente los métodos de pago (26.7%) y la promoción de sus cursos (23.2%). En menor medida las barreras legales (5.4%), de idioma (4.8%) y culturales (2%).

Al indagar sobre la búsqueda de mercados internacionales, si bien más del 50% de los encuestados considera que su instituto es superior o igual en cuanto a competencias que los extranjeros en términos de calidad y precios. El 20.9% de las instituciones afirmó que han utilizado plataformas en línea para comercializar sus cursos o capacitaciones en el extranjero, y un 91.9% de los encuestados reportó que no ha recibido apoyo o asesoramiento para vender cursos al exterior. Una proporción aún mayor (93.2%) no ha participado en ferias internacionales de educación.

Respecto a la importancia de las ventas internacionales en su estructura comercial, el 58.1% de los encuestados que venden cursos en el extranjero indicó que menos del 10% de sus ingresos proviene de esas ventas. En contraste, solo el 8.4% reportó que más del 50% de sus ingresos proviene de las ventas de cursos en el extranjero. Pero podemos afirmar que para el 41% de quienes exportan, esto representa más del 10% de sus ingresos anuales.

Entre los métodos de pago que más utilizan aquellos que ya exportan formación al exterior, PayPal es el más utilizado (34%), seguido de Western Union (12.3%), transferencias bancarias (6.3%) y Payoneer (2.8%). Un pequeño porcentaje (0.4%) utiliza criptomonedas, y un 23.3% usa otros medios de pago no especificados en la encuesta.

Los resultados de la encuesta permiten identificar una necesidad y una oportunidad. En este sentido, los institutos buscan abrirse paso a nuevos mercados a partir de la oportunidad de promover las capacidades argentinas impulsando el crecimiento económico y el ingreso de divisas extranjeras. El apoyo y asesoramiento para estas instituciones, tanto en la exploración de mercados internacionales como en los aspectos legales y operativos de las ventas al exterior.

Esto debe ir de la mano de políticas de Estado que mejoren las condiciones de inserción de la educación y capacitación argentina en el mundo:

– Fomento a la Exportación de Servicios Educativos.

– Apoyo en la Superación de Barreras Legales.

– Promoción de la Calidad Educativa Argentina.

– Regulación de Acceso a Divisas para Instituciones Educativas.

Resulta imprescindible enfocar nuestros esfuerzos en capitalizar este vasto potencial, algo que puede marcar un hito en el camino hacia el desarrollo sostenible, la equidad y la mejora de la calidad de vida de nuestra población.