La importancia de cuidar las ambulancias en pandemia

Por Mario Clemente. El presidente de la Fundación Observatorio para la Medicina Prehospitalaria advierte el estado de grave colapso del sistema de salud en general.

Es extremadamente necesario hacer un uso responsable del sistema de salud prehospitalario durante esta segunda ola de COVID que estamos atravesando. 

El vertiginoso aumento de casos de Covid 19, producto de la inminente llegada de la segunda ola, ha puesto en jaque al sistema sanitario en su totalidad. Las nuevas variantes del virus generan mayor velocidad de contagio en personas de menor edad que el año anterior y un virus mucho más agresivo. Esto genera mayor necesidad de pacientes en terapias, colapsando la disponibilidad de camas, de respiradores y de recurso humano para atender dicha demanda.  

El sistema de salud en general se encuentra en un colapso grave y delicado, y de cara a la temporada invernal que traerá consigo el pico de casos y la preocupación de haber llegado al límite de los recursos materiales y humanos.  

Dentro de este contexto el sistema de salud prehospitalario no está al margen del problema. La crisis no solo esta puesta en el colapso de las estructuras sino también en lo financiero. La cantidad de personas con síntomas, la falta de control en consultorio de patologías de base y las nuevas restricciones, hacen que la demanda de atenciones de emergencias, urgencias y visitas médicas domiciliarias se encuentren desbordadas ante la excesiva demanda. Para poder dar respuesta se han cuadriplicado los recursos 

humanos tanto de atención telefónica como de profesionales médicos en los domicilios, necesitando no solo incrementar en la misma proporción los insumos y equipamientos necesarios para las atenciones habituales, sino la incorporación de elementos de protección personal, como así también el acondicionamiento de unidades especiales para atenciones y traslados de pacientes sospechosos o confirmados de COVID-19.  

A esta situación hay que agregarle que lamentablemente se producen incrementos considerablemente abusivos en los precios de los insumos, y medicamentos que son necesarios para las atenciones de entre un 300/350%, con productos que llegaron a subir hasta un 1.300% generando un gran esfuerzo económico y poniendo a muchas de las empresas en una situación financieramente compleja, exponiéndolas a altísimos costos que no estaban proyectados.  

No se puede dejar de ver que la situación que atraviesa todo el sistema de salud, se encuentra también inmersa en el contexto general del país, con una economía ultra deficitaria, que casi no tiene moneda, altamente dolarizada y con aumentos de servicios, alquileres, porcentajes excesivos en el precio del combustible y alto índice inflacionario, que agravan el contexto actual.  

Está claro que la situación es compleja y necesita de la concientización de la sociedad en general, no dejando de cumplir con las medidas de protección correspondientes, manteniendo el distanciamiento social necesario, y haciendo un uso responsable de las ambulancias en los domicilios.  

2021 el principio del fin del coronavirus

Por Mario Clemente. El director Ejecutivo de Emerger celebra el comienzo de la vacunación contra el Covid 19, que fue una “guerra en la que se ha embarcado el mundo, contra un enemigo invisible”.

Un 31 de diciembre 2019, hace un año, el mundo era notificado oficialmente del primer caso de Coronavirus. La República Popular China informaba oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la aparición del primer caso de denominado Covid19. La información sobre el surgimiento del virus del que ya se venía hablando desde setiembre de 2019, fue celosamente reprimida por el gobierno chino. 

El año 2020 Comenzó entonces con la mecha encendida de una pandemia que tan solo en los primeros 3 meses del año ya había puesto contra las cuerdas a Europa, llegaba a EEUU y golpeaba las puertas del resto de los países del mundo. 

La expansión de la pandemia castigo al principio duramente a Italia, con imágenes imborrables de la memoria colectiva de la Ciudad de Bergamo en donde se veían camiones militares trasladando atúdes con los los muertos. España, Francia y el Reino Unido comenzaron a mostrar números alarmantes de casos y fallecidos. 

En marzo también EEUU, empezó a expandir la circulación comunitaria, con números exponenciales la pandemia se espiralizó mientras el mundo observaba atónito la actitud de la administración Trump, que decidió no hacer nada para frenar la pandemia. Retiró a su país de la OMS, acusando a esta organización internacional de impericia y complicidad con China por el manejo de la Pandemia. 

En un abrir y cerrar de ojos, el virus se diseminó por Brasil, Chile, Ecuador, Perú y más tarde (por el retraso que generó la cuarentena) se multiplicó con potencia a la Argentina. 

La escena de desastre e impotencia se repitieron de país en país como si fueran una fotografía de la misma historia, pero en distintos países. El 2020 fue un año en el que el coronavirus se habrá llevado casi 2 millones de vidas, 2 millones de historias y 2 millones de familias que llorarán su pérdida. 

Lo que es muy esperanzador y muy positivo es que parece que la aceleración del virus, aceleró los tiempos de investigación de la ciencia. La hoja de ruta de 2021 comienza con la radiografía y la secuencia de la vacuna. El año comienza tal cual lo señalara el prestigiosos  infectólogo Húgo Pizzi que dijo “La vacuna es el principio del fin del Covid 19”, indudablemente esta guerra en la que se ha embarcado el mundo, contra un enemigo invisible, hoy ya tiene un final que se intuye, es solo cuestión de tiempo y de hacer lo que hay que hacer en materia de vacunación, vigilancia y control epidemiológico.  

Cierro esta columna con este aforismo del célebre escritor argentino José Narosky, “En la guerra, no hay soldados sin heridas”.