Tras la victoria electoral que amplió la representación oficialista en el Congreso, el Presidente adelantó que impulsará desde diciembre un nuevo paquete de transformaciones estructurales incluidas en el Pacto de Mayo. “Se abre la posibilidad de hacer un conjunto de reformas como nunca se vio en la vida”, dijo. Y apuntó contra la oposición por haber intentado “romper todo” desde el Parlamento.
El presidente Javier Milei celebró la “enorme elección” del oficialismo y anticipó que, con el nuevo Congreso, su gobierno avanzará desde diciembre en las reformas que quedaron pendientes tras la sanción de la Ley Bases. “Vamos a ir a fondo con las reformas de segunda generación. Es un compromiso que tomé con los argentinos y lo voy a cumplir”, afirmó durante una entrevista con Alejandro Fantino en el programa Multiverso Fantino, por Neura Media.
El mandatario destacó que La Libertad Avanza contará con 101 diputados y 20 senadores –en realidad serán 82, y 18 senadores—, lo que —según remarcó— “rompe la mayoría peronista en el Senado por primera vez en la historia”. Ese cambio, dijo, “abre las posibilidades de hacer un conjunto de reformas como nunca se vio en la vida”.
Milei aseguró que las iniciativas formarán parte del Pacto de Mayo, el acuerdo de diez puntos que había lanzado meses atrás, y que apuntan a una reforma integral del Estado, la desregulación económica y la consolidación fiscal. “A partir del 10 de diciembre vamos a empezar con todas las reformas que estaban pactadas”, sostuvo.
En tono crítico, el Presidente volvió a cuestionar a la oposición parlamentaria, a la que acusó de haber protagonizado un “torpedeo desestabilizador” que frenó la recuperación económica. “Antes de que quisieran romper todo, la Argentina estaba creciendo al 8%. Su único plan era parar a Milei”, lanzó.
También reivindicó su estilo de gestión y la fidelidad a su programa libertario. “Yo digo lo que pienso y hago lo que digo. Ya están todas las promesas de campaña cumplidas. Llevamos el 98% del programa ejecutado”, aseguró.
Por último, Milei reafirmó que su objetivo es llevar adelante una transformación estructural para convertir a la Argentina en “el país más libre del mundo”, y estimó que el crecimiento sostenido podría “duplicar los ingresos en diez años y cuadruplicarlos en veinte”.
“Nos dieron una oportunidad histórica —concluyó— y no la vamos a desperdiciar”.
Escándalos, derrotas legislativas y malestar social: el Gobierno de Milei vivió una semana crítica, marcada por tropiezos políticos, tensiones internas y señales de desgaste en su narrativa contra la casta.
Primero fue el pastor que multiplica los panes y los peces. Luego el valijagate. Tercero, el desaire de los gobernadores al Javo para el acto de Tucumán. Cuarto, novedades sobre el Libragate. Y quinto, el “off violado” de Fantino respecto a Toto. Todo eso fue el prólogo del 6 a 0 que se comió “el mejor gobierno de la historia” en el Senado. Una semana para el olvido.
Es cierto que algunas son de menor impacto por ahora -como el pastor y el affaire del memecoin- pero los otros están totalmente ligados entre sí, y se veían venir desde hace varias semanas si el gobierno no reaccionaba a tiempo. Finalmente, decidió que la derrota senatorial lo beneficiaba. Esto pasó el jueves. El viernes tuvimos la oportunidad de preguntar por lo acontecido en grupos focales del interior del país. Se pueden sacar dos conclusiones: 1) el clima para el gobierno no es el más propicio, dado que los temas involucrados son de alta sensibilidad para la opinión pública (jubilaciones, discapacidad, Bahía Blanca, obras públicas); y 2) el disgusto con la actitud libertaria involucra incluso a aquellos que están orientados a votar al oficialismo. ¿Cómo se llama la obra? “El discurso contra la casta se agota”.
El Gobierno va a vetar todo, salvo fondos para Bahía Blanca porque estamos en la etapa de insistencia de las cámaras con los dos tercios. Con eso gana tiempo hasta que el Congreso vuelta a tratar cada tema, y le da margen para negociar y desactivar “traidores” (¡qué caro te va a salir!). Y si todo eso no funciona, va a recurrir a la justicia para seguir estirando los plazos. Claro, pero los asuntos de política pública no son judicializables, salvo que se viole algún artículo constitucional. Si el Congreso reconfirma sus aprobaciones, el presidente de todas maneras podría no aplicar lo que se le ordena. Ahí, el que va a estar judicializado es él por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
¿Qué sucede en esos casos? En varias ocasiones, los presidentes demoraron la reglamentación o no ejecutaron leyes sancionadas, generando debates, pero sin consecuencias penales inmediatas. Puede ser denunciado penalmente, aunque en la práctica suele ser difícil judicializar estos casos si no hay afectación directa o concreta. En este caso los familiares de los discapacitados, por ejemplo, no se van a quedar quietos. De modo que el león tiene todavía margen para llegar al 26 de octubre sin que le doblen el brazo, y así evitar que se le comprometa el superávit fiscal. Pero ahí no termina la cuestión.
Hay dos factores que pueden procesar negativamente las reacciones del gobierno, y que además pueden ser antitéticos. Uno es el electorado: como venimos señalando hace varias semanas, una de las debilidades del gobierno es su falta de empatía / sensibilidad. El otro son los mercados, que cuando ven amenazados los logros macroeconómicos, se ponen nerviosos y le bajan el precio a la revolución libertaria. Ambos elementos pueden entrar en un círculo virtuoso -la mayoría apoya al gobierno y entonces se despeja el ruido político que entusiasma a los mercados- o vicioso -hay ruido en la calle, ergo en la política, y los mercados se curan en salud. El oficialismo estuvo durante mucho tiempo en el primer escenario, hasta fin del año pasado, pero en 2025 acumula muchas situaciones negativas que se ven reflejadas en la caída casi permanente de la aprobación presidencial, como muestra el Índice de Confianza en el Gobierno que analizamos la semana pasada. El punto es que ahora debe calmar a los brokers y eso no le traerá simpatías en la calle. Aquí empieza la clásica controversia de esta fase del capitalismo financiero. Les pasó a todos los presidentes desde 1983. La discusión siempre se zanjó si la economía tuvo un crecimiento vigoroso que aplaque tensiones… o la película termina mal. Posdata: las recomendaciones del J.P. Morgan tampoco ayudan.
Esta tormenta se podrá aplacar si la alianza full violeta -con polizontes amarillos a bordo- se impone el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, marcando un clima favorable de cara al 26 de octubre. Ahí los émulos de Gordon Geeko sentirán que habrá ola libertaria, que una primera minoría apoya pese a todo, y que entonces puede haber suficiente apoyo para las tan mentadas reformas estructurales.
Frente al tanque libertario se paran dos sectores, como era de esperar. Uno es el ex UP, que ahora es FP (no sabemos si “la Patria es el otro”, pero seguro no quieren olvidar la patente sobre la palabra). Y el otro es la oposición moderada, sobre todo con 2 escuderías: la radical – cívica – peronista – etc., judique se presume con Manes a la cabeza, y la de María Eugenia Talerico (quien desistió de pegarse con “la casta de tercera vía”). Cuánto más crezca el malestar con el “gatito mimoso” por parte de los votantes JxC 2023, más oportunidad tienen esos espacios. Y cuánto más nueva parezca la oferta, más atractiva será, grupos focales dixit.
¡Por suerte esta semana volvió Superman para salvar a América! ¿O es SuperTrump? Casi que suena como una vieja banda de rock.
Tras la viralización de un video editado con inteligencia artificial que distorsionó declaraciones del periodista, el diputado Juan Manuel López volvió a impulsar un proyecto para regular la responsabilidad de las plataformas digitales.
Una gran polémica generó el episodio en el que un video del periodista Alejandro Fantino sobre las perspectivas económicas fue editado para generar un “efecto no deseado” por el conductor, al punto tal que tuvo que salir no solo él a desmentirlo, sino también el ministro de Economía, Luis Caputo, y hasta el mismísmo presidente de la Nación, Javier Milei.
Esto llevó al diputado de la Coalición Cívica Juan Manuel López a recordar que recientemente volvió a presentar un proyecto para delimitar la responsabilidad de los intermediarios de internet (plataformas, redes sociales, buscadores, etc.).
El objetivo del legislador de la Coalición Cívica es “proteger derechos individuales sin afectar la libertad de expresión”.
Según señaló este jueves en un posteo en las redes sociales, “sin regular la IA el proyecto prevé con claridad y sencillez la posibilidad de pedir la eliminación de contenidos generados con inteligencia artificial que afecten derechos, mediante un mecanismo de notificación y remoción”.
López remarcó que los intermediarios no son responsables por los contenidos que suben otros. Pero deben actuar si se les notifica algo “manifiestamente ilícito” como: pornografía infantil; videos creados con IA que dañan la imagen; difusión de imágenes íntimas, e incitación al odio o violencia.
“Si alguien publica un video generado con IA que te difama, suplanta o expone tu intimidad, podés notificar a la plataforma”, destacó Juan Manuel López, que agregó que, además, cualquier persona puede ir a la Justicia y pedir un amparo para que se elimine el contenido.
“El objetivo es claro: proteger sin controlar. Y sobre todo, legislar con mirada de futuro”, sostuvo el jefe del bloque de diputados de la Coalición Cívica, que espera “que alguna vez el Congreso pueda dar estos debates con altura y sin caer en las mezquindades y el bochorno al que nos quieren llevar los extremos”.
2818-D-2025El presidente se mostró convencido de que la salida del cepo fue como preveía y pareció más entusiasmado con sus marcas en el streaming de Fantino. Ahora irá por más, para empujar la candidatura de Adorni en su objetivo de liquidar al Pro.
Hombre de la televisión, como se autopercibe, Javier Milei está siempre atento al rating. No es novedad; vale recordar que sus presentaciones en el Congreso fueron reprogramadas en función del prime time televisivo, a contramano de la tradición legislativa que le asignaba a esos actos el horario del mediodía. Por eso es que el viernes en el que se anunció la salida del cepo y el acuerdo con el Fondo, lo primero que preguntó al concluir la emisión de su mensaje grabado en Casa Rosada fue por el rating que había tenido.
Le dijeron que había superado los 28 puntos y él lo comparó con un partido de la Selección. Claro que, tratándose de una cadena nacional, lo suyo fue la sumatoria de todos los canales. Igual, la atención fue mermando conforme pasaban los minutos, pero siempre estuvo po encima de los 25 puntos.
Ni qué hablar de la entrevista con Alejandro Fantino, cuando estuvo a 15 minutos de romper el récord de la más larga de la historia, con 4 horas 39 minutos. Promediando la nota que se difundió por Neura, el streaming marcaba cerca de cien mil usuarios siguiendo el desarrollo de la nota.
Bilardista y por lo tanto “resultadista”, como suele definirse, el presidente está atento a esos detalles y por eso les dedica tanto tiempo. El lunes de la salida del cepo, consagró la mañana y la noche a dar reportajes. Consiguió así ocupar el centro de la atención en un día muy especial. Nobleza obliga, hay que reconocer que con la entrevista matutina asumió un riesgo grande, pues nadie podía asegurar que los mercados fueran a mostrarse dóciles ese primer día.
Así sucedió, y al presidente se lo vio esa tarde con su equipo económico en un festejo desbocado como si hubieran ganado el Mundial. Si la Scaloneta se burló esa vez de Francia, los libertarios se mofaron de los economistas con los que confrontan día a día. “Mandrilandia”, la marca registrada por el glosario mileísta. Y contra el periodismo crítico, al que se le asigna un maltrato sin precedentes desde la primera magistratura.
Milei estaba exultante ese lunes, después de haberse reunido con el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, un visitante infrecuente en cualquier país del mundo, que con ese gesto confirmó la sintonía extrema que mantiene el Gobierno de Milei con el de su amigo Donald Trump. Eso sí, aunque no menor, fue solo un gesto: quienes imaginaron que podría haber alguna línea de crédito directa de parte de la administración norteamericana, se quedaron con las ganas.
Incluso Scott Bessent dejó condicionantes, como el mensaje referido a la relación de la Argentina con China, que generó un inmediato pronunciamiento de la embajada de ese país, expresando un “profundo descontento y categórico rechazo”. EE.UU. quiere que nos deshagamos del swapp que acaba de renovar el gobierno argentino. Y sin asistencia externa, con plata nuestra, se aclaró. Habrá que ver de qué manera se las arregla esta administración que llegó con ánimos rupturistas con Beijing, que mutó luego hacia el pragmatismo argumentando que “ellos no exigen nada; lo único que piden es que no los molesten”. Esa visión reduccionista de las relaciones internacionales amerita una visión más amplia, pero también merecerá una adecuación, pues ya se ha visto que las exigencias del gobierno trumpista parecen ir bien en serio.
Lo cierto es que los cánticos, las notas de extensión récord y las condenas sin misericordia para toda visión crítica buscaron maquillar un cambio en el sistema económico -que fue lo que fue-, presentado como la “fase 3” de un plan que “marcha de acuerdo con lo planeado”. La consigna fundamental fue eliminar de la discusión la palabra “devaluación”, como así también borrar todo rasgo de rebrote inflacionario, consecuencia de la liberación del tipo de cambio. La verdad sea dicha, en la primer semana de apertura (parcial) del cepo el dólar se movió mínimamente, contradiciendo las nuevas listas de precios que recibieron los supermercados y contra las que el Gobierno reaccionó con métodos ajenos al espíritu original libertario.
Triunfalista, el presidente aclaró que el BCRA recién comprará cuando la moneda norteamericana esté por debajo de los mil pesos, y todo el mundo se pregunta por el dólar atrasado que al menos hasta el anuncio de la apertura del cepo era un problemón.
También el Gobierno se ocupó de contrarrestar los alertas sobre la inflación garantizando el presidente que dentro de un año será parte definitiva del pasado. Ese horizonte promisorio sucederá pasadas las elecciones, que todo indica que ganará. Lo anticipan las encuestas, e incluso un extenso informe de coyuntura elaborado por Sebastián Halperín que habla del fin de la luna de miel y del descenso presidencial en los sondeos, que como todos coinciden arrancó con el cuestionado discurso presidencial en Davos, siguió con el criptogate, el desenlace de los pliegos de Lijo y García-Mansilla y la violencia oficial en las marchas de jubilados. Esos son los hitos que analiza el estudio cualitativo realizado a través de grupos focales, que concluye adjudicando el declive en la imagen gubernamental a cuestiones de impacto directo en la vida cotidiana del ciudadano promedio, antes que a los episodios de mayor resonancia citados. El informe advierte sobre cierta tensión entre la realidad percibida y las expectativas iniciales en el plano económico, que conlleva a su vez un desgaste asociado al paso del tiempo sin registro de cambios sustantivos en un contexto de reducción del poder adquisitivo, y una singular preocupación ante lo que se considera como una desatención de sectores vulnerables.
La inquietud por las formas y el trato del presidente, y lo que se define como errores no forzados en el manejo de la agenda y estilo comunicacional, contribuyen a dar cuenta de los cambios en el humor social registrados en los últimos meses en la base de apoyo del Gobierno nacional. Con todo, prevalece una actitud de tolerancia entre los participantes de menor edad, que se fundamenta en la devaluación de expectativas como consecuencia de los fracasos asociados a las gestiones anteriores. Atento a esos sectores afines, el Gobierno eliminó esta semana los impuestos a los consumos con tarjetas en las plataformas de gaming como Steam y Playstation. Es una baja impositiva del 30%.
Como sea, el descenso en la imagen del gobierno nacional no se traduce en una reducción en la intención de voto en favor del oficialismo, o al menos no de manera significativa.
En este contexto, arrancó en Santa Fe el cronograma electoral con un resultado no demasiado auspicioso para el Gobierno, que participó sin alianzas y terminó tercero. Ganó con amplitud el oficialismo provincial, que recreó la alianza de Juntos por el Cambio que se impuso en 2023 con amplitud, pero de inmediato el oficialismo proclamó que “el gran perdedor” de esa elección había sido el gobernador Maximiliano Pullaro, que dicho sea de paso encabezó la boleta ganadora. Obsesionados por reescribir la realidad siempre a su favor, los dirigentes libertarios poblaron las redes sociales resaltando el “éxito” libertario en este primer convite electoral.
Cierto es que la alianza gobernante perdió 500.000 votos entre una elección y la otra y que el candidato de LLA, Juan Aleart, se impuso en Rosario. Promotores de la boleta única de papel con la que Santa Fe reemplazó en su momento a la vergonzosa Ley de Lemas, esa provincia picó en punta con la elección de figuras conocidas para poner al frente de las listas, de ahí a que aparecieran personajes como Miguel del Sel o Amalia Granata, pero sobre todo periodistas críticos encabezando listas. Es el caso de Aleart, protagonista de una triste historia de abusos, al que Patricia Bullrich ayudó mucho y terminó al frente de la lista de LLA que se impuso muy bien en Rosario.
Eso dejó muy contentos a los libertarios, pues siendo Rosario una de las ciudades más pobladas del país (es la tercera), les da la certeza de que les irá muy bien electoralmente en los principales distritos, comenzando por el que más les importa. Pues por encima del valor que implicaría ganarle al kirchnerismo en el principal distrito del país, lo que realmente obsesiona al Gobierno es vencer al macrismo en su reducto. Incluso sin ganar esa elección, que todo indica que ante la dispersión del voto de centroderecha terminará beneficiando al peronismo: la meta es dejar al Pro tercero, y con ello acelerar la disolución del partido amarillo y el ocaso del expresidente al que ya Milei no invita a comer milanesas ni entraña.
Las encuestas anticipan una pelea intensa por ese segundo lugar, y con la intención de desnivelar el presidente se meterá de lleno en la campaña. Encabezará un acto que esperan masivo en alguna plaza de la Ciudad y este lunes protagonizará otra maratónica entrevista, ahora con el Gordo Dan y esta vez con Manuel Adorni como coequiper.
Silvia Lospennato, por su parte, tendrá su protagonismo especial el jueves, si como todo parece encaminado el Senado convierte en ley el proyecto de ficha limpia que la diputada del Pro motoriza especialmente desde 2017. Habrá que ver si eso termina concretándose en una semana que se anticipa complicada para el oficialismo, comenzando con las interpelaciones del martes, y siguiendo al día siguiente con el arranque de la comisión investigadora del caso $LIBRA.