En un gobierno muy parcelado, La Cámpora sigue acumulando poder

Por José Angel Di Mauro Con una imagen positiva bien por arriba del 70%, cuesta hablar de “la peor semana” de Alberto Fernández en el gobierno, como más de uno se animó a definir la que pasó. Porque si los sondeos -siempre cuestionados, pero indispensables- se hicieran ahora, al cabo de los últimos acontecimientos -con […]

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Por José Angel Di Mauro

Con una imagen positiva bien por arriba del 70%, cuesta hablar de “la peor semana” de Alberto Fernández en el gobierno, como más de uno se animó a definir la que pasó. Porque si los sondeos -siempre cuestionados, pero indispensables- se hicieran ahora, al cabo de los últimos acontecimientos -con las dificultades de medir que vienen de hace tiempo, pero más ahora en cuarentena-, volverían a verificar que el Presidente sigue gozando de una popularidad solo comparable con 2011, con la Cristina que ganó con el 54% y, sobre todo, el Néstor Kirchner de 2004/2005, con el país creciendo a tasas chinas, commodities por las nubes mediante.

Pero convengamos que este fenómeno que se está dando con Alberto Fernández no es algo excepcional en este mundo pandémico. Prácticamente todos los gobernantes que han tenido la desgracia de ser atravesadas sus gestiones por esta adversidad inédita han visto crecer su ponderación. Le pasa a Angela Merkel, reconocida una vez más como líder indiscutida, esta vez por la manera exitosa como Alemania viene manejando la crisis sanitaria, pero también a Giuseppe Conte en Italia y Pedro Sánchez en España, dos países donde el coronavirus causó miles de víctimas. Incluso a Donald Trump en Estados Unidos, donde se vota en noviembre y por ahora es favorito, y a Sebastián Piñera, cuya imagen había caído a un dígito y hoy pasa los 20 puntos. Obviando a Jair Bolsonaro -un caso aparte-, ante crisis semejantes, los pueblos suelen acompañar a sus líderes.

El anuncio de Fernández marcó el primer cortocircuito en la relación armoniosa que lleva el mandatario con los gobernadores en estos días de aislamiento general.

Lo cual no implica que la que pasó no haya sido una mala semana para el Presidente, que arrancó viendo cómo los gobernantes de los principales distritos se desmarcaban del párrafo más saliente de su mensaje del sábado: ese que alentaba las salidas recreativas, a una distancia de 500 metros. En rigor, el anuncio de Fernández marcó el primer cortocircuito en la relación armoniosa que lleva el mandatario con los gobernadores en estos días de aislamiento general. Fue porque en los diálogos previos que mantuvo con todos no les adelantó semejante detalle. “Se me pasó”, justificó Fernández semejante omisión que generó al día siguiente una resolución conjunta de Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe aclarando que por el momento nada cambia.

Fernández durante su exposición al prorrogar una vez más la cuarentena. (Foto Presidencia de la Nación)

Salvo la poco convincente de Alberto, no hubo explicaciones desde el entorno presidencial, así que ganó cuerpo la interpretación de que la suya fue una respuesta a cierta crítica que le atribuye al Presidente haberse “enamorado de la cuarentena”. Así, con su concesión no aceptada, les tiró la pelota a los gobernadores: ¿Ven que no soy yo el rígido?

Está claro que en los días previos al 10 de mayo volverán a anunciar otra prórroga de la cuarentena, pero no hay margen para mucho más. Nótese además un dato que no por previsible deja de ser importante: poco más del 60% de los casos que diariamente van reportándose corresponden a Buenos Aires y CABA. Esos serán los últimos distritos en levantar la cuarentena, aunque la pregunta del millón es cuánto aguanta la sociedad el encierro económico.

El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, reconoció que se necesita flexibilizar el aislamiento, “porque si no nos va a matar el hambre antes que el virus”. Es quizá  el anticipo de una flexibilización que si no se da por derecha, se dará per sé y de manera desorganizada. Y hoy la capacidad sanitaria parece adecuada para cuando se nos presente ese pico que no llega.

El ministro de Salud bonaerense admitió que al paso que vamos y esta tasa de crecimiento de la pandemia, “demoraríamos unos 600 años hasta llegar a la inmunidad colectiva”.

El balance de la semana fue negativo para el gobierno por la polémica de las prisiones domiciliarias. No hay nada que incomode más a una administración que las cacerolas, y a este ya lo había alterado el cacerolazo que hace algunas semanas tuvo el mismo origen y que entonces atribuyó a “trolls” del gobierno anterior. Lo mismo piensa respecto de la atronadora protesta del jueves -que se repitió en algunos barrios al día siguiente-, pero lo cierto es que si bien el gobierno responsabiliza públicamente del tema a la Justicia y también a los medios de comunicación, debería reconocer que hizo su aporte en la materia. El propio Presidente salió a tomar distancia del tema en la semana y luego mandó a su amiga Marcela Losardo a ponerle el cuerpo a la situación, cuando las cacerolas acababan de sonar. La ministra de Justicia rompió el silencio con un discurso medido, pero lo cierto es que semanas atrás un subordinado suyo, el secretario de Derechos Humanos había pedido la prisión domiciliaria de Ricardo Jaime y el hijo de Lázaro Báez, y después se supo que también había reclamado lo mismo para Luis D’Elía. Por esos días desde el gobierno se había sugerido que el Presidente se había molestado por ese pronunciamiento y le había pedido explicaciones a Horacio Pietragalla. Lo curioso es que la última semana apareció avalándolo.

El balance de la semana fue negativo para el gobierno por la polémica de las prisiones domiciliarias.

Ofició también como disparador de las protestas carcelarias la prisión domiciliaria otorgada con discutibles argumentos al condenado Amado Boudou.

Más allá de las explicaciones del Presidente y luego las de Losardo -llamó la atención que no se sumaran otras voces del Frente de Todos, salvo la de Sergio Massa, que cuando puede hace su juego-, en los hechos el gobierno tomó distancia recién cuando apartó de la mesa de las negociaciones con los presos al secretario de Justicia, el cristinista Juan Martín Mena. En la primera negociación ese funcionario había estado y no por nada su ausencia fastidió a los presos en el encuentro del jueves pasado.

El cuadro expone claramente rasgos que complican el andar de esta administración. En esa primera reunión estuvo el secretario de Justicia y no el subsecretario de Asuntos Penitenciarios, simplemente porque todavía no ha sido designado. A cinco meses de gestión, son muchos los lugares vacantes aún en la administración de Alberto Fernández. Y además, Juan Martín Mena es otra muestra del parcelamiento extremo que exhibe el gobierno del Frente de Todos.

Losardo es mucho más que una funcionaria albertista: es, como dijimos, amiga del Presidente, con el que compartió el estudio de abogados que tenían hasta que Alberto llegó a la presidencia. Y su segundo es, como vemos, un cristinista. Lo mismo que Horacio Pietragalla, secretario de DDHH, hombre de La Cámpora.

El renunciado Alejandro Vanoli fue presa del internismo.

El mismo esquema se multiplica en el resto de la administración Fernández. Es lo que se daba hasta esta semana en la ANSeS, donde el miércoles fue finalmente eyectado Alejandro Vanoli. Muchos pensaron que por haber sido presidente del Banco Central en tiempos de Cristina Kirchner, respondía a la vicepresidenta; pero no, el hombre habría perdido su confianza cuando el último día de mandato de CFK renunció a la presidencia del BCRA, sin resistir, como por ejemplo hicieron Alejandra Gils Carbó o Martín Sabbatella. A Vanoli lo eligió Santiago Cafiero, que fue quien el miércoles le pidió la renuncia. Y como segundo le habían puesto a Santiago Fraschina, de La Cámpora, con el que se llevaba muy mal y hasta dicen que llegaron a irse a las manos. Detalles de un “loteo” de cargos que ya había quedado expuesto con Daniel Arroyo en Desarrollo Social, donde las segundas líneas corresponden a Kolina, la agrupación de Alicia Kirchner.

Alejandro Vanoli venía haciendo “méritos” para terminar como terminó.

Otro botón de muestra estuvo en el ENACOM, donde su vicepresidente, el cristinista Gustavo López, habló en la semana de regular los contenidos de los portales de noticias, y el mismo día lo desmintió el presidente de ese organismo, el massista Claudio Ambrosini.

Vanoli venía haciendo “méritos” para terminar como terminó. Pero la escandalosa experiencia con los jubilados el último viernes de marzo no fue desencadenó su caída, sino la demora en la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), pero sobre todo el retraso en designar directores por parte del Estado en Techint y Telecom. “Se durmió”, le reprocharon. Otra vez la influencia del cristinismo en la toma de decisiones.

La salida de Vanoli permitió eliminar el “doble comando” en un organismo clave. Ahora en la ANSeS, todo el poder estará en manos de La Cámpora, que ha ganado espacio de una manera que impresiona desde que Alberto y Cristina llegaron al poder. Y la vicepresidenta entronizó a referentes de la agrupación que conduce su hijo en las principales cajas del país. En la ANSeS fue designada Fernanda Raverta, y el lugar que ella dejó en el gabinete de Axel Kicillof será cubierto por Andrés “Cuervo” Larroque, secretario general de La Cámpora. En el PAMI ya estaba Luana Volnovich, exdiputada camporista muy cercana a Máximo Kirchner, hoy jefe del bloque oficialista en la Cámara baja.

Y ya que mencionamos al Congreso, al frente de las cajas de ambas cámaras Cristina puso a dirigentes de La Cámpora: Rodrigo “Rodra” Rodríguez en la Secretaría Administrativa de Diputados y María Luz Alonso en la del Senado. Prueba de la confianza extrema que la expresidenta tiene en sus seguidores más fieles, y de la construcción política que está haciendo pensando en 2023.

Desde la oposición, piden la cabeza de Vanoli

“Se tiene que ir”, afirmó el titular del bloque de senadores de JxC, para quien “se tiró por la borda” todo lo hecho en materia de aislamiento y cargó de responsabilidad al Gobierno.

Siguen los ecos del aquelarre que se vivió el viernes en las sedes bancarias y, previsiblemente, desde la oposición reclaman renuncias. Puntualmente la de Alejandro Vanoli, titular de la ANSeS y a cargo de la coordinación de lo que se vivió precisamente este viernes.

Si bien el presidente de la Nación, Alberto Fernández, desestimó este sábado dar curso a alguna renuncia por lo sucedido, el titular del bloque de senadores de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, no tiene dudas de que Vanoli “se tiene que ir”. “¿No sabía que esto iba a pasar?”, se preguntó el formoseño.

Para el senador radical, lo que se percibe a partir de las imágenes vistas el viernes “es una gran impotencia ciudadana ante el esfuerzo que se viene realizando con las medidas de aislamiento, donde se tiene prácticamente la certeza de que todo se tiró por la borda y la responsabilidad central la tiene el Gobierno”.

“Con esto hay que ser tajantes -enfatizó-. El Gobierno, que programa en función de determinados días el cobro de jubilados, pensionados o Asignación Universal por Hijo, ¿no sabía que esto iba a pasar? ¿No sabía que el mayor esfuerzo que se hace con el aislamiento para aislar justamente el virus para que no se propague tiende a proteger a los sectores más vulnerables y hoy prácticamente hemos puesto a la parrilla a estos sectores de Argentina?”.

En declaraciones a radio Rivadavia, Naidenoff sostuvo que en política “al que realmente ha hecho mal las cosas hay que modificarlo o cambiar algún funcionario”, y al señalar puntualmente a Alejandro Vanoli remarcó que “se tiene que ir”.

Recordó que el propio titular de la ANSeS reconoció que la situación que se dio “era esperable, porque cada vez que se va a cobrar los primeros días la gente está de manera contigua”, por lo que sostuvo que, sin deseo de ser tremendista, “con lo que pasa en España, con lo que pasó en China, con lo que pasa en Italia, y nosotros hemos derrumbado todo el esfuerzo que se viene haciendo hasta el presente”.

Naidenoff sostuvo que “el responsable es la cartera que tiene a su cargo el ANSeS, que es Vanoli, que establece el cronograma y el calendario. Fue parte en su momento del Banco Central, conoce este tema”.

Con todo, a favor del Gobierno Naidenoff justificó el uso de los DNU. “Creo que es la primera vez en muchos años, que yo recuerde, desde el 2005 a la fecha, que realmente se están utilizando los decretos de necesidad y urgencia en un extremo de emergencia real y palpable”.

Sostuvo que “el Poder Ejecutivo tiene la facultad de legislar en materias excepcionales, este es una situación excepcional”, aunque aclaró que “también es cierto que para sesionar se requiere voluntad política, y a nosotros en el Senado nos falta la otra pata de la voluntad política para poder sesionar. También hay un impedimento real”.

La normalidad no volverá sino hasta que exista una vacuna

La cuarentena de estos días puede ser matizada con películas sobre virus letales, pero una en particular plantea similitudes inquietantes con la realidad. Lo que no fue ficción, aunque parecería, es el aquelarre del viernes frente a los bancos, protagonizado por la principal comunidad de riesgo ante el coronavirus.

Por José Angel Di Mauro

Con un elenco plagado de estrellas, la película Contagio pasó con moderado suceso por la cartelera cinematográfica argentina allá por 2011. Inspirada en el SARS -un virus que surgió en 2002 -, el film plantea un futuro sino apocalíptico, dramático, en el que una pandemia es capaz de causar 26 millones de muertes.

Protagonizada por figuras de la talla de Matt Damon, Marion Cotillard y Kate Winslet, la película redobló su interés por estos días. Si los cines estuvieran abiertos, bien podría ser repuesta con éxito asegurado. Atento a ello, HBO la programa asiduamente en su grilla. Pasa que lejos de plantear un apocalipsis plagado de zombies, la similitud que plantea esa ficción con la realidad es singular: desde su origen en China, una enfermedad respiratoria transmitida de un murciélago a un cerdo y de éste al humano, con altísimo grado de contagio, la gran diferencia con el coronavirus es, afortunadamente, el alto grado de letalidad que plantea el virus del film.

Pero hay además un detalle fundamental que bien se puede extrapolar a la realidad. Alerta spoiler, para quienes no la hayan visto: hasta que no existe la vacuna y se aplica en todo el mundo, el aislamiento persiste. Lo cual resulta inquietante, pues anticipa que las medidas de cuarentena pueden llegar a extenderse de manera indefinida, hasta tanto los científicos encuentren la vacuna.

El mundo nos muestra que, lejos de aflojarse, las medidas de reclusión van incrementándose.

De hecho, el mundo nos muestra que, lejos de aflojarse, las medidas de reclusión van incrementándose. Salvo el paradójico caso de China, o Corea del Sur, el ejemplo vivo de una manera exitosa de combatir esta enfermedad. La hipótesis de que este era un mal vigente en época invernal ya no corre: en Europa están en primavera y las medidas son más severas que en pleno invierno.

Cuánto podrá aguantar la economía una cuarentena indefinida es la pregunta del millón. En el mundo, el desplome es tangible; en la Argentina, el panorama es incierto. Más allá de eventuales medidas que tiendan a aligerarla, alternativa que dejó abierta el Presidente este sábado al hablar del vencimiento de la prórroga del aislamiento dispuesta hasta el 13 de abril. Erróneamente ya hay quienes hacen planes para ese día y lo más probable es que la mayoría deba permanecer en donde hoy se encuentran. Todo dependerá de la recomendación que le haga el equipo de médicos y científicos que lo asesoran, dijo Alberto Fernández, y nadie los imagina aconsejando un levantamiento aunque sea parcial de la cuarentena.

Las medidas que vayan adoptándose pasarán por permitir que determinados sectores retomen sus actividades. Ya se agregaron algunos a través del Boletín Oficial esta última semana, y según el Presidente el 60% de las actividades tienen permitido desempeñar sus tareas. El porcentaje puede resultar exagerado, aunque algunas imágenes que se ven -sobre todo en el Conurbano y ciudades del interior- parecieran afirmarlo. La cuarentena es en esos lugares más laxa; se nota sobre todo en el tránsito.

Nada como lo del viernes, cuando cientos de miles de jubilados y beneficiarios de la AUH dejaron el encierro para ir a cobrar. Sonó ingenua la convocatoria, pero mucho más la sorpresa de los funcionarios ante semejante masividad. Un gobierno que se precia de “tener calle” -contraponiéndolo deliberadamente con la gestión anterior-, demostró todo lo contrario ese día. Todos sabían lo que sucedería, comenzando por aquellos jubilados que decidieron ir a hacer cola en horas de la madrugada. Fallaron los funcionarios que se encargaron de organizar ese aquelarre. Trascendió el enojo presidencial para con algunos nombres puntuales; se supo también de mensajes de whatsapp de la vicepresidenta -recluida en el departamento de su hija en San Telmo, cumpliendo la cuarentena por su viaje a Cuba- muy críticos por lo que se veía en la televisión.

Todos sabían lo que sucedería, comenzando por aquellos jubilados que decidieron ir a hacer cola en horas de la madrugada.

Con todo, el único reproche que trascendió oficialmente fue hacia determinados bancos a los que se responsabilizó del maltrato. En rigor, las críticas se dividieron entre el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; el titular de la ANSeS, Alejandro Vanoli; el líder de La Bancaria, Sergio Palazzo, y los propios bancos. Así y todo, no hubo pedidos ni ofrecimientos de renuncias.

El titular del BCRA va acumulando cuestionamientos dentro del gobierno, circunscriptos hasta ahora a la lentitud para adoptar medidas de ayuda fundamentalmente hacia las PyMEs. Pero las principales responsabilidades son atribuidas al titular de la ANSeS, a quien se adjudican errores de programación, que se percibieron ya el viernes 27 de marzo, cuando se pagaron las pensiones no contributivas y se adelantaron los vencimientos del 30 y el 31, y el bono de 3.000 pesos de la AUH. Ese día ya hubo un cuello de botella que  anticipó lo que se vería una semana después.

El caos se adueñó de las calles frente a las sedes bancarias. (Foto Twitter)

Desde La Bancaria endilgan culpas a Vanoli al señalar que si el pago de 10 mil pesos a los 2.400.000 beneficiarios de la AUH se hubiera juntado con el adelanto de esos 3.000 la semana anterior, no hubiera habido dos veces el mismo problema. Cuestionado también por la responsabilidad del gremio en este desastre, Sergio Palazzo afirma que dos días antes del aislamiento les hicieron saber a los presidentes de las cámaras que agrupan a los bancos que había que adelantar los pagos siguientes, para evitar que sucediera lo que pasó. Las entidades bancarias quedaron en hablarlo con la ANSeS.

Como sea, hay que admitir que esto es un día a día que se enfrenta con arcas flacas. Las urgencias se acumulan y los recursos faltan. Pero eso no justifica la imprevisibilidad, que puede repetirse a partir del 8 de abril, fecha clave porque es el vencimiento del pago a jubilados. Nadie se explica tampoco que dentro de las actividades esenciales habilitadas para seguir funcionando en esta crisis no estén los bancos. Ahí es donde se habla de la fuerte presión que en ese sentido ejerció el gremio. No se entiende que una actividad primordial siga ejerciéndose a puertas cerradas. Y que solo se hayan abierto -y no todas-  para el pago a jubilados y planes sociales.

El reclamo puntual lo hizo el titular de la UIA, Miguel Acevedo: al hablar de la necesidad de que abran los bancos, los comparó con “las venas que dejan correr la sangre por el cuerpo”. Y puso como ejemplo lo que sucede en otros países, donde “los bancos están considerados como esenciales por todo el movimiento que tienen que hacer”.

Nadie se explica tampoco que dentro de las actividades esenciales habilitadas para seguir funcionando en esta crisis no estén los bancos.

De origen radical y muy cercano a CFK en tiempos de Cambiemos, Sergio Palazzo afianzó su poderío en el mundo gremial durante los últimos años, al punto tal de que se haya interpretado como el deseo de no malquistarse con él la actitud oficial de exceptuar esa actividad de la atención al público -a propósito, los bancos operaron estos días atendidos por voluntarios-; pero eso no exime la responsabilidad del gobierno. No faltaron quienes compararon esa actitud con el excesivo respaldo presidencial expuesto hacia Hugo Moyano durante la reinauguración del Sanatorio Antártida.

Para sorpresa de hasta el propio camionero, Fernández se deshizo en elogios hacia Hugo Moyano. (Foto Presidencia de la Nación)

Se sabe que Alberto Fernández ha sido un duro crítico del líder camionero -quienes lo han frecuentado durante los últimos años pueden corroborarlo-, y el propio sindicalista lo sabe, por lo que sorprendió semejante grado de ponderación. Que puede ser atribuido al equilibrio extremo que Alberto Fernández viene haciendo en su breve pero intensa gestión. “Se quiere blindar en tiempos de crisis”, justificó alguien cercano al mandatario, que está hoy en el llano. Lo cierto es que a no les ha ido bien a los presidentes que eligieron a Moyano como enemigo, y en eso Fernández sigue su premisa de imitar a Néstor Kirchner, que lo eligió como aliado principal. Mas debe saber bien que el líder camionero suma, pero también resta. Aunque Alberto debe sentir que su imagen ha crecido en estos días lo suficiente como para poder soslayar el lastre que puede representar Moyano.

Pero el presidente de Independiente no solo cae mal en las clases medias, sino también en buena parte de la dirigencia gremial, y es así que Fernández tuvo que convocarlos el viernes a Olivos para darles explicaciones.

Pensando en el día después de esta pesadilla global, AF necesitará tener contenido a todo el gremialismo, pero también de los empresarios. Por eso es que debió aclarar que cuando habló de “miserables” solo se refería a Paolo Rocca… Por eso también aclara ahora que no ha planteado una disyuntiva entre salud y economía, sino que “ambos van de la mano”. La realidad es que esta tragedia que se ha abatido sobre el mundo y ahora conmueve a EE.UU. ha provocado allí ya 10 millones de desocupados. En la Argentina, los trabajadores el sector formal superan apenas los 6 millones. Ellos son los que deben sostener a -entre otros- esos cientos de miles de personas que el viernes dejaron de lado la cuarentena para inundar las calles de las grandes ciudades.

Los dirigentes gremiales que concurrieron el viernes a Olivos para dialogar con el Presidente. (Foto Presidencia de la Nación)

Vanoli dijo que los regímenes jubilatorios de jueces y diplomáticos suman un déficit de $11.000 millones

Fue una de las cifras que aportó el titular de la ANSES durante el plenario de comisiones de Diputados.

El titular de la ANSES, Alejandro Vanoli, advirtió este miércoles que tanto el régimen jubilatorio del Poder Judicial como el del Servicio Exterior “son deficitarios”, ya que “entre ambos regímenes el déficit superó los 11.000 millones de pesos” en 2019.

Fue una de las cifras que aportó el funcionario al exponer en el plenario de comisiones de Presupuesto y de Previsión y Seguridad Social de la Cámara de Diputados, que analiza el proyecto para modificar los regímenes jubilatorios de jueces y diplomáticos.

Vanoli especificó que en el Poder Judicial de la Nación hay actualmente 5.484 beneficiarios cuyo haber promedio es de 293.107 pesos; la gran mayoría, informó, cobra “más de 200.000 pesos”. En el caso del Servicio Exterior, los beneficiarios son 706 y el haber medio es de 335.934 pesos.

El responsable de la ANSES también señaló que al estar exentos los jueces del pago del impuesto a las Ganancias, el Estado deja de recaudar “421.000.000 de pesos mensuales”.

También precisó que “solo el 7% de los beneficiarios del régimen general gana más de tres jubilaciones mínimas”, mientras que “el 62% del total de los beneficiarios de regímenes especiales está en tres mínimas”.

Vanoli recordó ante los diputados que el sistema de seguridad social hoy representa “más del 50% del gasto total” y detalló que en 2016 se dio un punto de inflexión por “el déficit del sistema previsional, paralelo a una caída de los aportes y contribuciones”.

En tanto, indicó que entre diciembre de 2015 y septiembre de 2019 “la caída del valor en dólares” del Fondo de Garantía de Sustentabilidad “fue del 34,3%”.

En este contexto, recordó que durante el debate sobre la Ley de Emergencia Pública, en diciembre pasado, hubo cuestionamientos de la oposición respecto a la decisión de “dejar a salvo los regímenes particulares” de las reformas implementadas.

Por eso, consideró que “este proyecto es un modesto avance” en ese sentido, aunque admitió que “sigue habiendo desigualdades”, algunas de las cuales están “justificadas” por la propia actividad de los beneficiarios.