El porcentaje de votos en blanco y nulos registrado en la víspera, sumado a un crecimiento de la abstención respecto de la media histórica, tal como lo preveían las encuestas, es uno de los datos salientes de las elecciones legislativas de la víspera y un mensaje que no podrá eludir la política.
Según datos provisorios difundidos esta noche, el porcentaje del voto de protesta o "negativo" -por oposición al "voto positivo", que optó por algunas de las propuestas electorales y cuenta a la hora de distribuir bancas- sumaba un promedio en todo el país superior al 17 por ciento, además de la diferencia entre la abstención de hoy y la "abstención técnica" media de anteriores comicios.
El hecho de que este voto pueda considerarse con diversos criterios críticos -aun como una expresión frívola, en ciertos casos: por caso, la imagen de Clemente, fotos de Osama Bin Laden y hasta sobres con polvo blanco y la leyenda "ántrax"- no agota el examen de su significado.
El fenómeno tiene una complejidad de la que no daría cuenta una lectura lineal, pero es indiscutible que refleja, en parte significativa de la sociedad, un divorcio con la mal llamada "clase política", un contraste entre representados y representantes, un descreimiento en el valor social de la política.
En los votos blancos o nulos, así como la abstención no tradicional, hay descontento, bronca, protesta o, simplemente, indiferencia; hay una intención -discutible, claro- de sancionar de ese modo a gobernantes, legisladores y dirigentes políticos.
De hecho, de acuerdo con los primeros resultados provisorios dados a conocer en las provincias, el porcentaje de los votos en blanco, nulos e impugnados triplicaba la cantidad que sumó este tipo de sufragios en las últimas elecciones únicamente legislativas, de 1997.
Con respecto a los últimos comicios de 1999 -en los que, además de diputados nacionales, fueron elegidos presidente y vice- la proporción de votos negativos de cuadruplicaba los sumados hace dos años.
El descreimiento en la dirigencia política y la profunda crisis socioeconómica se destacaron -según consultores, políticos y especialistas- entre los aspectos que motivaron el marcado incremento del denominado "voto bronca" o "voto protesta" entre los electores.
Según resultados provisorios dados a conocer en las distintas provincias, Santa Fe era esta noche el distrito en el que se registró el mayor porcentaje de votos de protesta, ya que 4 de cada 10 personas, aproximadamente, entre quienes fueron a las urnas decidió anular su voto o votar en blanco.
En el ranking de los votantes descontentos que no se reconocieron en ninguna candidatura, según datos parciales, seguía a Santa Fe -en porcentaje de votos en blanco o nulos- la ciudad de Buenos Aires, donde este tipo de sufragios había sido escogido, según proyecciones, por el 27,3 por ciento de los votantes. También se registraba cerca del 30 por ciento de votos negativos en Salta y en San Juan, de acuerdo con los datos provisorios difundidos esta noche.
Otro de los distritos con alto porcentaje de votos en blanco o nulos fue el de Corrientes, donde, según los primeros datos oficiales, la sumatoria de este tipo de sufragios alcanzaba cerca del 25 por ciento.
En otros seis distritos el nivel de votos en blanco o anulados rondó el 20 por ciento, como en la provincia de Buenos Aires -21 por ciento-, Chubut -20,4-, Entre Ríos -20,39-, la Pampa -19,14-, Neuquén -19,73-, y Río Negro -21,57 por ciento-.
En las elecciones presidenciales de 1999, los votos en blanco alcanzaron el 2,97 por ciento del total; los nulos, el 0,86 por ciento y los impugnados, el 0,17 por ciento, lo que representó un total del 4 por ciento de voto negativo. En esos mismos comicios, para la elección de diputados nacionales, los sufragios en blanco obtuvieron el 4,40 por ciento del total de los votos; los nulos, el 0,88 por ciento; y los impugnados, 0,16; es decir, un total de 5,44 por ciento de votos negativos.
En tanto, en las elecciones legislativas de octubre de 1997, los votos en blanco correspondieron al 4,66 por ciento del total del padrón; los nulos, el 1,31; y los impugnados, al 0,25 por ciento; lo que marcó un total del 6,22 por ciento de voto negativo.
Si bien la decisión de no optar por un voto positivo suele ser adoptada desde argumentos absolutamente personales y diversos, lo cierto es que desde algunos sectores políticos y comunicadores también fue alentada en estas elecciones esta forma de sufragio.