De entrada nomás el radical Ernesto Sanz reclamó la presencia en el recinto del vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, y trató de alargar el discurso lo suficiente como para que el radical K se hiciera presente. Cosa que no sucedió.

Sanz habló de “una noche histórica” y también en homenaje a “los senadores y senadoras que creo que en un número importante que me animo a decir que es la mitad de los componentes de esta Cámara están dispuestos a sostener sus proyectos, dictámenes e ideas, en una circunstancia que no dudo en calificar como verdadera visagra”.

“Yo tenía muchas cosas para decir, igual que (Gerardo) Morales, íbamos a cerrar tratando de cerrar muchas de las posiciones quizá en reiteración de las que se habían planteado”, comentó, reconociendo que junto al presidente de su partido se quedaban con las ganas de “poder discutir a fondo” algunas de las cuestiones planteadas en ese debate.

Comentó que “el tema técnico de las retenciones quedó en el camino de las discusiones”, por cuanto ese aspecto se trató sólo en la primer semana; luego se habló de “muchas cuestiones que no se debaten” en la Argentina.

Tras reclamar por segunda vez la presencia del vicepresidente de la Nación para presidir la sesión y apelar a “la enorme responsabilidad” de ese momento, sostuvo que “la discusión del tema de las retenciones no es más que un aspecto de la discusión del poder en la Argentina y como ejercicio intelectual sería muy bueno volver a la discusión que nos mantuvo en vilo allá por junio de 2006”, aludiendo a un debate sobre los superpoderes.

Y tras sugerir acudir a esa versión taquigráfica “porque allí estaban los lineamientos de versiones diferentes sobre el poder”, echó mano a las posiciones fijadas allí por la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner.

“Lo que en ese momento se debatía se presentaba como la necesidad de fortalecer a un gobierno para dar la batalla a esos factores de poder que amenazaban la institucionalidad”, dijo, para pedir seguidamente, por tercera vez, “que vuelva Cobos, porque puede tener enorme trascendencia”.

“Nosotros pensábamos en el poder no para un gobierno sino para un Estado -dijo-. Toda esta dsicusion en estos cuatro meses ha tenido que ver en que el poder en la Argentina ha estado concentrado no en el Estado, sino en el Gobierno”.

Agregó que “cuando está en el Estado, el poder se distribuye ordenadamente, entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ese es el secreto de la división de poderes”, pero aclaró que “cuando el poder está en el Gobierno, la cuestión se desequilibra, el Gobierno se cree el dueño del Estado, del poder y en condiciones de hacer lo que le plazca”.

“Esto es lo que ha pasado en la Argentina”, enfatizó Sanz, remarcando que “de esto estamos en la Argentina, de los límites del poder”.

“Qué bueno sería tener al vicepresidente de la Nación acá -insistió por cuarta vez-. Insisto: como esta es una noche especial”.

“Nos vamos satisfechos por todos estos debates”, advirtió, remarcando que “el 11 de marzo se perdió la legitimidad de origen”.

Concluyó su discurso hablándole al ausente ingeniero Julio Cobos. “Entre mendocinos nos íbamos a entender. Yo quería pedirle a Julio Cobos que piense en el país, pero parándose desde nuestra querida Mendoza. Cuando tenga que desempatar, que se acuerde de Tunuyán, de Lavalle, Rivadavia, San Rafael, cuando tenga que decidir, porque estoy seguro que acordándose de todos estos mendocinos, va a votar el vicepresidente de la Nación que en los últimos 20 días sorprendió a muchos con gestos de búsqueda de consenso”.

“Si es el mismo de los últimos 20 días tiene que votar en contra de la media sanción de Diputados, porque no lo está haciendo en contra del Gobierno que él integra”, dijo, Sanz, dedicando sus últimas palabras a realizar “mi último homenaje a los 36 votos” en contra del proyecto oficial.