El acuerdo publicitado por los líderes nacionales de la CC y la UCR, fue negado hasta último momento por aquellos dirigentes partidarios que por “las de ellos” experimentaban construcciones alternativas.

Tanto en el grupo de margaritos, el ala que hace punta en la CC bonaerense, como en los sectores que vienen controlando institucionalmente a la UCR de la provincia de Buenos Aires, negaron hasta último momento la posibilidad del acuerdo y cuando el preacuerdo era un hecho maniobraron y tomaron el atajo de que en la Provincia era “muy difícil” para el mismo.

Tanto los margaritos como los autodenominados alfonsinistas, aunque algunos prefieren llamarlos “los marcianos”, en referencia a la influencia que ejerce el dirigente Leopoldo Moreau -aunque también talla Federico Storani-, no recibieron una buena noticia de sus dirigentes nacionales.

Los margaritos habían decidido en la provincia de Buenos Aires seguir creciendo políticamente con el mismo método que habían puesto a prueba en el 2007, acordando con grupos del centenario partido sin alianza partidaria, mientras apuraban los papeles para constituirse en un nuevo partido político que acordaron en llamarlo GEN.

El GEN y el ARI, el partido que fundó “Lilita” en otros tiempos, ya habían publicitado un preacuerdo donde se distribuían espacios y funciones en el principal distrito de la República. Por lo tanto, para el ARI tampoco fue una “buena noticia”.

En el ARI interactúan distintos grupos. Están los que buscan construir un espacio con cierta “coherencia programática”, los que se autodenominan CC y que pretenden articular entre los pequeños grupos y los denominados “sí lilita”, el sector que tiene llegada plena a la líder nacional. Mientras unos creen imposible una “construcción en la obsecuencia”, los otros entienden que aquellos emigrarán como sucedió en el Congreso nacional. Los CC son los recién llegados que tienen orígenes radicales pero no son GEN.

“La última convención provincial es irrepetible”, sostiene un legislador que quedó del lado de los ganadores, donde los radicales de “estructura” lograron juntar los convencionales necesarios para imponer sus criterios que son precisamente aquellos que privilegian una búsqueda de radicales dispersos sin avanzar en acuerdos con la CC.

En esa convención, realizada en la víspera del anuncio del acuerdo en el Comité Radical nacional, el presidente del Comité provincial, Daniel Salvador, no quedó conforme con la actitud de las mayorías de limitar al mínimo la participación de las minorías. Las minorías están dispersas. Incluso algunos están dentro de la mayoría. Ricardo Alfonsín, el hijo del ex presidente y último candidato a gobernador de la UCR (Lista 3) en la Provincia -luego de la candidatura de Margarita Stolbizer- no logró frenar la arremetida pero quedó como nexo entre los sectores.

Tampoco fue una buena noticia para aquellos dirigentes del radicalismo que ya habían experimentado la sensación de sacarse algunas fotos con Stolbizer en distintos distritos del territorio. Ahora todo empieza nuevamente.

Por las Cámaras

Lo único que entusiasma por ahora a la dirigencia es, según expresan, “el entusiasmo de la gente”, lo que se traduce en un “compromiso para construir una alternativa sólida, con programas” de cara a la sociedad y eso parece todo un desafío.

En los números legislativos es una posibilidad la idea que algunos ya avizoraron: romper con la mayoría oficialista que hoy campea hasta llegar a los dos tercios en el Senado, sin discusión alguna, y algo alcanzable en Diputados.

Los bloques de la CC superan en ambos cuerpos a los de la UCR. Pero juntos, algo que ya se empezó a charlar de cara al próximo período ordinario que coincidirá con la campaña 2009, no constituyen un gran obstáculo para el oficialismo. En el Senado alcanzarían la suma de 12 sobre 46 y en Diputados de 20 sobre 92; con bloques oficialistas de 32 y 58 respectivamente.

Pero la dirigencia provincial cívica o coalicionista y radical ve la luz al final del túnel. Si dejan “los celos por los pequeños espacios” de lado, las malas noticias se transformarán en buenas y podrían “ir por todo”. Son 19 senadores y 36 diputados los que pone en juego el FpV/PJ en las legislativas del año próximo.