Solamente a un señor feudal como el intendente Posse, que piensa en esos términos, se le puede ocurrir que construir un muro de ocho cuadras puede ser una medida eficaz para prevenir delitos en San Isidro.

Como vecino de San Isidro me indigna la visión miope y discriminatoria que presenta el intendente Posse a quien 26 años de Gobierno permanente de su familia lo ha ido transformado en un señor feudal del Conurbano. Pero más indignante es que además se le venda a los vecinos de la Horqueta una falsa solución que ahonda las diferencias entre sectores y las brechas sociales.

Por donde se pretende ubicar físicamente este muro se divide a Villa Jardín un barrio humilde y digno casi en mitades y se dificulta el acceso a la escuela y otros comercios a los vecinos de uno y otro lado (San Isidro y San Fernando).

Esta es una medida efectista y poco eficaz. Además de un mensaje de segregación de un sector social hacia otro. La historia de los muros en la humanidad han demostrado que han servido más para dividir y postergar a los pueblos que para cuidarlos y sino veamos lo que pasó con el Muro de Berlín o lo que pasa en la actualidad en la Franja de Gaza.

La zona de la calle Uruguay en San Isidro es una zona de alta concentración de delitos estos últimos años y tiene que ver con una serie de factores: fáciles zonas de escape para los delincuentes, mala iluminación y pobre mantenimiento del entorno urbano, escasa presencia policial y nula de tecnologías preventivas, poco control de entrada y salidas a la Panamericana que rodea la zona. En definitiva, una serie de problemas que se pueden atender con medidas concretas y no con el falso simplismo de construir un muro que nos divide aún más como sociedad y que no resuelve ni la inseguridad ni los problemas estructurales que impactan en esta problemática.

Los municipios pueden y deben tomar medidas para reducir el impacto del delito aún sin tener policías propias. Además de medidas de prevención policial y el uso de tecnologías deben poner fuerte hincapié en todas las medidas de prevención social que son claves como ser medidas para que los jóvenes no abandonen la escuela sin terminar su educación formal, programas de prevención de las adicciones y de tratamientos para adictos, la construcción de espacios deportivos, culturales y de esparcimiento para que los jóvenes tengan lugares para desarrollarse integralmente y no crezcan en la calle que muchas veces es mala consejera.

Espero como vecino de San Isidro que se revea esta medida equivocada y se encaren en este Municipio, que posee gran cantidad de recursos económicos, una política integral que ayude a resolver con eficacia el problema de la inseguridad y que no profundice aún más la brecha social que nos divide a los bonaerenses y a los argentinos.

Eugenio Burzaco es diputado nacional y vecino de San Isidro