Recién sobre el final de la entrevista aclara que el kirchnerista “no fue un mal Gobierno”. Y lo remarca, como cuando recoge los sondeos que maneja para afirmar que a un 60% de la gente le va bien. Así y todo, el consultor Jorge Giacobbe es muy duro a la hora de juzgar el comportamiento del kirchnerismo y sobre todo su perdurabilidad tras la muerte de su líder. Habla de la construcción del “mito Kirchner” y advierte que Cristina Fernández “puede ser una presidenta pero no es una conductora”. En diálogo con Semanario Parlamentario, tampoco ahorra críticas para la oposición, a la que le cambió diametralmente el escenario tras la muerte de Néstor Kirchner. Y en ese marco, sentencia que el radicalismo “sabe que no va a ser Gobierno”.

– ¿Qué perspectivas ve para este año?

– No hay definición posible hasta que no se devele si Cristina es candidata o no. Si es candidata vamos a un país; si no lo es, vamos a otro modelo de país completamente distinto.

– ¿Le parece qué hay dudas todavía de que vaya a ser candidata?

– Sí, sí, yo sostengo que no va a ser.

– ¿Por qué cree que la Presidenta no buscará su reelección?

– Bueno, por un montón de razones. Desde lo técnico, digo primero que no hay un candidato que quiera ser presidente que diga que no sabe si lo va a ser. Ella declaró hace unos días que “nuestro candidato se va a definir en abril o mayo”. Hubiera sido muy distinto si hubiera dicho: “nuestro candidato soy yo”. En ese caso lograba un efecto; pero si dice lo que dijo, logra algo totalmente distinto. Está diciendo: “Muchachos, prepárense”. Después hay otra declaración de ella muy importante, que profundiza su posición, el día que la consagran líder natural del PJ. Le recomienda al partido tener en cuenta, no desconsiderar, a los movimientos políticos de otra extracción ideológica que colaboraron con la sustentación del espacio oficialista. Le está diciendo al peronismo: “No rajen al kirchnerismo”.

– ¿Hablaba del kirchnerismo?

– No, hablaba de todas las fuerzas no peronistas que constituyeron este proyecto. Les está diciendo que no echen a lo que no es peronista. En realidad, la dirigencia peronista está discutiendo si sigue siendo kirchnerista o no, y yo creo que el kirchnerismo se ha dado cuenta muy rápido de eso y por eso está a la construcción del “mito Kirchner”, que desde mi punto de vista es la construcción de una escudería que les permita presentarse sin necesitar a Perón. Un mito moderno, para el caso de ser intolerables ya para el peronismo. ¿Qué es esto de intolerables? La función de ponerle el cerebro al elefante nunca fue posible para el peronismo; fracasó Montoneros y fracasó la UCeDé en eso.

– ¿Cómo es eso del cerebro al elefante?

– Los grupos minoritarios, sobre todo los que veníamos de la izquierda, los que siempre supimos cómo se hacen las cosas, los más lúcidos, brillantes… creímos en un momento que se podía poner la cabeza al elefante. Entonces, como el peronismo era tan “bruto”, nosotros conducíamos y ellos llenaban la plaza. Así pensaba Montoneros… Después lo intentó la UCeDé, con la sociedad de Menem con Alsogaray, básicamente con María Julia, y también fracasó. Ningún grupo minoritario de la Argentina pudo apropiarse del peronismo para sus propios fines. La pregunta es: ¿el peronismo tolera la conducción de (Carlos) Zannini o de (Carlos) Kunkel? Lo veo difícil…

– ¿Hay kirchnerismo sin Kirchner?

– No, yo creo que no. Como no hubo ningún alendismo sin Alende, como no hubo peronismo sin Perón… Nadie discutía que Perón era peronista; a partir de su desaparición, empezamos a discutir si los líderes lo eran. Se discutió si Duhalde es peronista o no, si Menem es peronista o no, si Kirchner es peronista o no… En realidad, ningún movimiento personalista existe sin su líder natural.

– ¿Puede estar naciendo el cristinismo?

– Esa es la construcción de la escudería “mito Kirchner”. Que va a ser sin Cristina. En lo personal le diría que ella puede ser una presidenta pero no es una conductora; de ninguna manera es una líder política, independientemente de que pueda ser una presidenta buena o mala. De lo que estamos hablando no es de tener una presidenta, sino de tener o no un líder político.

– Buena parte de los gobernadores y dirigentes de peso del peronismo están diciendo que lo lógico es que Cristina sea candidata. ¿Es una formalidad?

– Eso de que lo están diciendo… me gustaría saber cuántos y cuánto. Le sugeriría revisar, pero no va a encontrar más de una declaración de ese tipo en dos o tres gobernadores, y tampoco va a encontrar declaraciones de ese tipo en intendentes de grandes ciudades. Lo que el peronismo está haciendo es no decir nada, esperando que se dilucide esta cuestión, con la mayoría de ellos creyendo que no va a ser.

– ¿Lo está pensando Cristina o ya lo tiene resuelto?

– Ya lo pensó, porque sino no lo hubiera anunciado de esa manera. Todos los gobiernos son iguales: empiezan con los más amigos y terminan con los más amigos. Lo que se está viendo es un escenario de final. Revise todos los gobiernos que quiera y verá que empezaron con los más amigos, a los que desplazaron cuando llegaron los que sabían, y sobre el final, desplazaron a los que sabían y volvieron los amigos. Los mismos u otros, pero los del riñón. Es una configuración de final lo que estoy viendo. Cristina sabe que no tiene las herramientas para conducir este país cuatro años más. Ni siquiera tiene la voluntad para hacerlo. Ella misma hace un relato que dice que llega a la Casa de Gobierno a las 11 de la mañana y se va a las seis de la tarde. ¿Cuántos llamados telefónicos atiende? ¿Cien? No hay quien gobierne, no hay con quien hablar. Porque estar en la presidencia no significa presidir, y mucho menos, mucho menos liderar. Liderar es ponerle el cuerpo, tranzar, comprar, vender, ofrecerle a los dirigentes zonales, territoriales, gobernadores, intendentes, caciques, punteros, el cuerpo. Eso no está.

– ¿Cuál sería el plan B? ¿Scioli?

– No se si es el plan B u otro curso de acción. Sería plan B si fuera del Gobierno. Si me pregunta qué va a pasar, yo veo que vamos derecho a la candidatura de Scioli.

– El por si acaso se está preparando para ser alternativa.

– La alternativa o el poskirchnerismo, porque no se si el peronismo va a seguir siendo kirchnerismo y el kirchnerismo peronismo. No me parece que Scioli tenga carta abierta; no me parece que lo tenga a Mario Ishii de ministro. Me parece que hay mucho de lo que fue kirchnerismo que no es metabolizable en el futuro, en ese futuro que yo veo. No se si Kunkel tiene lugar; no se si Zannini tiene lugar. No se si (Daniel) Pérsico tiene lugar. Porque han utilizado mano de hierro para conducir, y ahora que han perdido la potencia… ¿es lo mismo un llamado de Kunkel hoy para retarte que hace seis meses? Hoy llaman a un intendente para retarlo y el intendente lo manda bien a la m… Una cosa es lo que se dice en público, porque no hay otra cosa que decir, y se dice muy poco. Busque una palabra de Scioli sobre el futuro… No la va a encontrar.

– ¿Y la oposición sigue perdida? Se le fue ese blanco móvil que era sobre el que disparaba, ¿no?

– Lo que cambió brutalmente es el escenario: íbamos a una elección de sacar, que es cuando sociedad se organiza para evitar que algo pase, la elección de De Narváez, por ejemplo, no importa quien gane, sino el que pierde. La elección de Kirchner contra Menem; la de De la Rúa contra Duhalde… Las últimas elecciones, salvo la de Cristina, son todas elecciones de sacar, donde no importa quien gana, sino de donde salimos, a quien sacamos. Ibamos claramente a eso y todo estaba organizado así, y ahora vamos a una elección de elegir. Los ropajes, los discursos, las alianzas, la mayoría no tiene. Por eso el desconcierto. Porque todo el mundo se dio cuenta que fueron a bailar rock and roll y ahora es tango. Ahí estamos en problemas, es otra elección totalmente distinta y mucha gente se dio cuenta rápido, pero mucha no.

– ¿Quiénes quedaron más descolocados?

– Básicamente los que eran producto del kirchnerismo: Duhalde, “yo lo puse, yo lo saco”; De Narváez, el emergente del kirchnerismo…

– ¿Cómo se interpreta la postulación de Sanz en el radicalismo?

– El radicalismo me parece que lo que está tratando de hacer es de reestablecer la marca. Ellos ya saben que no van a gobernar. Al 60% de la población argentina le va bien o muy bien, ellos no quieren un cambio de modelo; ellos quieren un cambio de estilo. Son dos cosas totalmente distintas. Quieren aguas tranquilas por aguas turbias, pero sigamos como estamos, ganando como estamos ganando. El 40% que está mal y muy mal es peronista. El radicalismo ya sabe que no gobierna.

– ¿Cómo se explica un gobernador que a Scioli no le entren las balas?

– La explicación es más psicológica que sociológica: la sociedad siempre protege a lo que va a necesitar. Absurdamente, protegió a De la Rúa, sabiendo lo que era; protegió a Menem, sabiendo también lo que era… No importaba nada, pero después los entrega. Vamos a ver lo que pasa con Scioli. Es lo que en psicología se llama “hilos invisibles”: las personas tienen forma de relacionarse entre sí, por las cuales ven a personas que le caen bien o mal sin motivo alguno.

– ¿Y por qué alguien como Macri, que durante el año tuvo muchos golpes duros, terminó el año hasta mejor posicionado?

– Macri es exactamente el verbo del tipo que tiene miedo. ¿Qué le dice el Estado en medio de las ocupaciones del Indoamericano y el Albariño? Que la Policía va a estar desarmada. Si uno se pone en cirujano y disecciona la idea, es maravillosa porque indica que la Policía argentina va a ser la londinense… Es una idea extraordinaria, casi diría el summun de la organización y la civilización. El problema es que lo dicen con cien mil morochos atacando tu casa. La sociedad tiene miedo y Macri responde maravillosamente bien al verbo del miedo. Lo que hay en el Gobierno es un desconcierto tan grande es que te proponen la mejor idea en el peor momento. Eso es el Gobierno hoy, no hay nadie pensando. Es lo mismo que hicimos en los 70, cuando le pedimos tanto al tipo común, que nos acompañara a un lugar tan lejano para él, que nos dejó tan solos que cuando nos dimos vuelta entre ellos y nosotros había 7.000 verdes. Esto es lo que la sociedad no ha podido metabolizar, porque el gobierno kirchnerista no ha sido un mal gobierno, lejos de eso. El problema ha sido el cómo, no el qué. La sociedad no pudo metabolizar la intensidad que propuso el Gobierno. No se puede despertar la sociedad todos los días con un lío distinto.

– Los que esperaban que hubiera un cambio de Cristina en esa cuestión, la de los modos, se pueden quedar tranquilos de que eso no va a suceder, ¿no?

– Bueno, Cristina se dio perfectamente cuenta de lo que pasó con la muerte de su esposo y tenía dos posibilidades. Ese lunes que se presentó ante nosotros tenía dos posibilidades: vestirse de presidenta, que lo era desde hace dos años, y no lo había hecho mal, o vestirse de viuda. Entonces lo que se dice es que consulta con un muerto la suerte de 40 millones de personas vivas. A lo que renunció es a ser ella, que es exactamente lo que dijo el día que ganó la elección de 2007. Su frase fue “no gané yo, ganó él”. En ese momento pareció una galantería, ahora no. Lo que está diciendo es que ella nunca fue ella, siempre fue él. Por eso digo que ella no va a ser.