“¿Alguien me escuchó decir que voy por la reelección en el 2011?”. La frase fue pronunciada en el tramo final del discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y lógicamente despertó los habituales gritos de la militancia kirchnerista que colmó los palcos, lo que no mereció ninguna respuesta, simplemente el silencio. Y cuando las barras cesaron en sus cánticos, la Presidenta siguió con el inventario de su gestión a partir de 2007, sin olvidarse de enfatizar que formaba parte de un proyecto iniciado por Néstor Kirchner el 25 de Mayo del 2003.

Y para más de uno la respuesta respecto de su candidatura quedó expresada en el balance de su gestión y la necesidad de asegurar la continuidad de la política.
¿Cuál fue la centralidad de su discurso? Principalmente el rol del Estado en el proceso de recuperación, tras la devastación del modelo neoliberal, que se tradujo en la defensa de la industria y su incidencia en el blanqueo de cinco millones de trabajadores; la autonomía política que le permitió enfrentar las derivaciones de las crisis internacionales; las medidas implementadas para brindar seguridad al conjunto de la sociedad.

Sobre este tema resaltó la falsa dicotomía de mano dura o garantista, ya que la misma no podía ser teñida de ideologismos y mucho menos de utilización mediática, como sucedió, según remarcó.

No pasó desapercibido el mensaje hacia los trabajadores. “Yo quiero seguir siendo compañera de mis compañeros”, señaló, pero no perdió la oportunidad de pedirles no generar conflictos gremiales que perjudiquen al resto de los obreros y la sociedad, ya que es aprovechado para ser criticados por no respetar los derechos de los demás. Aunque señaló, palabras más palabras menos, que el origen de las críticas era por la recuperación de la dignidad de los trabajadores y la vigencia de sus derechos.

No hace falta pensar mucho para entender que el mensaje tuvo un olor electoral de aquellos, por más que CFK aclare que nadie la escuchó hablar de su candidatura presidencial para octubre. Cada pasaje de su discurso tuvo esa orientación: la defensa a ultranza del llamado proyecto nacional y popular y por deducción la pregunta que queda flotando: ¿quién sino ella es la candidata para garantizar esa estrategia? Si hay algo que caracteriza a la clase política argentina es la falta de generosidad, sin que esto implique descalificarlos, sino simplemente marcar una faceta, entonces puede uno imaginarse a la Presidenta eligiendo un heredero de su proyecto.

Un sucesor o sucesora no surge al instante, y tal vez sea una falsa presunción, pero todo indica que en octubre su nombre estará en la boleta electoral del FpV-PJ.

Optimismo

Hay que repasar cada cifra brindada en su discurso para conjeturar que no fue un simple detalle o catarata de cifras; sino la base de la plataforma electoral en ciernes y que tiene la ventaja sobre la oposición que no necesita elegir un candidato -interna mediante- sino que CFK lo es como lo marca en cada uno de sus discursos.

En ese contexto se ubica la defensa de la educación pública, los datos de la cobertura social, en particular a quienes llega y sus beneficios. La ampliación de la Asignación por Hijo a las mujeres embarazas a partir del tercer mes. Ni lerdo ni perezoso, el senador radical Gerardo Morales destacó el gesto, pero dijo que tendría que ser universal para todos y no acotado como es ahora, como siempre lo reclamaron y lo van a reclamar.

No se privó de los autoelogios sobre la puesta en marcha de un federalismo, como nunca antes, al destacar que había alcanzado al nueve por ciento del PBI, con lo cual más de una demanda regional había quedado en el olvido.

En otros párrafos recordó a su esposo Néstor Kirchner y de cómo había iniciado este camino, que para ella no tiene regreso. Por eso en más de una oportunidad llamó a defenderlo. Y seguramente no lo dice inocentemente, sino mas bien todo lo contrario.
Sino que se puede inferir que resaltara el pago de la deuda externa, y la autonomía de los organismos financieros internacionales, la ventaja de los créditos hipotecarios de la banca pública, la inversión en el sector industrial con cifras imposible de retener para los oyentes en el recinto y muchos menos en los palcos pro K.

Más leña al fuego electoral

Una reseña de datos que no soslayó mensajes de índole partidarios. Sino cómo se puede interpretar el dado a los trabajadores en función de defender los derechos alcanzados desde el 25 de Mayo del 2003, y que graficó al destacar la recuperación de la política y que a la Casa de Gobierno “no la manejan más las corporaciones”.
Y como era previsible, el mensaje a la juventud, a la que instó a seguir luchando por sus ideales y su inserción en la política. “Para ellos tenemos la obligación de construir un país diferente”, dijo mientras era largamente aplaudida desde las tribunas.

Tampoco no dejó de pasar de largo las especulaciones de una reforma constitucional. “Si no me aprobaron el Presupuesto, cómo se podría pensar en un tema así”, dijo entre sonrisas y el festejo de los suyos.

Otro capítulo de su discurso fue el referido al trabajo legislativo y no dejó de señalar que la producción del 2010 fue la menor de los últimos años y para evitar críticas señaló “no lo digo como fiscal, simplemente lo reflejo”.

En ese contexto avanzó en el reclamo de la sanción de leyes ya enviadas el año pasado, como el nuevo estatuto del peón rural, la reforma tributaria, el nuevo régimen para las empleadas domésticas, entre otras mencionadas, y fundamentalmente las que se apresta a enviar como la ley de la propiedad de la tierra, es decir el control de sus ventas, pero para que quede claro, la misma debe ser, reiteró, no para espantar a los inversores, sino realista, sin entrar en detalles. Y la segunda, la necesidad de contar con una nueva herramienta legal para la adopción.

Propuestas que la oposición no dejó pasar de largo, y entonces hicieron cola para demandar que la agenda de trabajo no quede restringida a los envíos del Poder Ejecutivo, sino también a las iniciativas que presentan el arco opositor en las dos cámaras.

También, como se refleja en otras páginas de esta edición, las opiniones de los senadores y diputados de la oposición, cuestionaron el mensaje presidencial, ya que según ellos se quedó simplemente en los logros y padeció de amnesia al no mencionar temas claves que demanda la sociedad y que el Ejecutivo no presta oído. Así por ejemplo, CFK se olvidó de la inflación, de la reforma del INDEC, de la reforma Penal Juvenil, la inseguridad, entre otros temas.

Al final de su discurso CFK llamó a deponer las antinomias y alumbrar un país del diálogo, dejando atrás las diferencias, y de dejar andar especulando sobre las candidaturas, porque nadie está pendiente de ese tema, resaltó.

Estas fueron algunas de la facetas del discurso de inauguración del 129 periodo de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, que repitió el clásico de todos los clásicos en el Salón de Pasos Perdidos: de un lado los oficialistas dejando constancia del brillante mensaje presidencial y del otro, la oposición haciendo fila para pegarle, y acusarla de manipular las cifras. Nada nuevo.