El psicólogo Claudio Hunter Watts, uno de los principales especialistas en trastornos de conducta de la niñez y la adolescencia, sostuvo que el Congreso de la Nación “no puede desentenderse” de los cada vez más frecuentes episodios de violencia escolar. A su juicio, el sistema educativo, orgullo de los argentinos en otras épocas, “se ha degradado a tal punto que bien podemos definirlo como caótico, perverso y desmoralizante”, razón por la cual “se hace necesario y urgente replantear sus contenidos”.

“¿Hay qué esperar otro Carmen de Patagones para tomar conciencia, y medidas acordes, de que los continuos episodios de violencia en ámbitos escolares revelan que el actual sistema educativo ha colapsado, de que estamos frente a un fenómeno que amenaza con ser incontrolable?”, se preguntó. Hunter Watts, quien también se desempeña como coordinador terapéutico de un instituto bonaerense dedicado a la educación y tratamiento de autistas, aludió así a lo sucedido el 28 de septiembre de 2004 cuando un joven de 15 años ingresó armado a su escuela, en Carmen de Patagones, y mató a balazos a tres compañeros de clase e hirió a otros seis.

Una reciente encuesta entre autoridades y alumnos de colegios públicos y privados de nivel secundario de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, realizada por la UNICEF , reveló que la humillación, el hostigamiento y el maltrato entre estudiantes son los casos más frecuentes de violencia en establecimientos educativos.

En ese sondeo, difundido a principios de abril, un importante número de los 1.690 estudiantes entrevistados también manifestó conocer o haber visto que compañeros de clase portan navajas y que otros han concurrido al colegio con un arma de fuego.

Hunter Watts recomendó que “ante este fenómeno que crece de manera alarmante, los legisladores y los ministerios (nacional y provinciales) de Educación deberían plantear soluciones, como –por ejemplo- adecuar a esta realidad la ley 26.206 (de Educación), capacitar a los docentes para hacer frente a situaciones de crisis entre sus alumnos y establecer en cada distrito escolar un comité interdisciplinario que, mediante un relevamiento socio-económico del estudiantado, ejecute programas para disminuir los casos de violencia escolar, estimule el comportamiento positivo e incremente las posibilidades de mejorar la adquisición de conocimientos”.

“Si bien es cierto que la violencia obedece a factores económicos, sociales y culturales, el Estado no puede ignorar -enfatizó- que el sistema educativo ha colapsado ante el arrollador avance de las nuevas tecnologías, el saber automático y la información mediática, lo que a su vez ha generado en niños y adolescentes otros hábitos, conductas y hasta valores muy distintos a los de sus mayores”. Además de las medidas que sugirió, Hunter Watts sostuvo que “es necesario reflotar la alianza familia-escuela para poner juntos freno a tantas distorsiones de valores, a tanta violencia, y eso –concluyó- se logra dedicando tiempo a nuestros hijos, que es la mejor forma de amar y de educar”.