A propósito de la reciente tragedia ferroviaria, el senador Emilio Rached advirtió sobre “el problema de controles” que vive nuestro país y al respecto parafraseó al general Perón al señalar que “el hombre es bueno, pero vigilado es mejor”.
Por Agustín Alvarez Parisi
Senador nacional desde 2007, el santiagueño Emilio Rached es uno de los más prolíficos de la Cámara alta en materia de presentación de proyectos. Precisamente de su labor legislativa habló con Semanario Parlamentario, como así también de la cuestión Malvinas y la situación del transporte ferroviario.
Con relación al primero de esos temas, sugirió respecto de los kelpers que “debemos ir elaborando puentes para ir acercándonos con esa comunidad a la cual nosotros tenemos que respetarles sus intereses”. En relación con la tragedia de Once, que revivió el debate sobre los trenes, recordó que en los 90 se le dio al sistema ferroviario lo que definió como “un golpe mortal”, mientras que en esta década se desarrolló “un mecanismo perverso” generado a través de los subsidios.
– ¿Qué significado tuvo para usted la reunión de las comisiones de Relaciones Exteriores de ambas cámaras en Tierra del Fuego?
– El Parlamento argentino siempre se hizo eco de esa preocupación, todas las fuerzas políticas prácticamente han acordado documentos comunes y coincidencias entorno al pasado; creo que ahora se abre una nueva posibilidad que no es solamente de estar unidos en torno a todo lo sucedido en Malvinas, sino que todas las fuerzas políticas entienden que hay que comenzar a tener una agenda a futuro para Malvinas. Es algo que quizás ha estado ausente durante muchos años, esta voluntad que se expresan en distintas reuniones dentro del Parlamento y en todos los ámbitos políticos o como la reunión de las Comisiones de Relaciones Exteriores de ambas cámaras, que se ha realizado en Ushuaia. Que el documento que se firmó allí se convierta en un hecho, en una política de Estado y no que sea una mera declamación como muchas veces ha sucedido.
– ¿Considera qué ha sido positiva esta reunión?
– Esto nos puede llevar a que esa conjunción de ideas del amplio espectro político nacional nos permita ir bosquejando una agenda y construyendo puentes para ir acercándonos fundamentalmente para lo que creo que es uno de los grandes desafíos y que es acercarnos a los habitantes de Malvinas. Si nosotros consideramos a Malvinas un territorio propio, quienes nacen en Malvinas también deberían ser considerados argentinos; quiero decir con esto que debemos ir elaborando puentes para ir acercándonos con esa comunidad a la cual nosotros tenemos que respetarles sus intereses.
– ¿Esto qué significa?
– Respetar sus intereses no significa que sus voluntades tengan que ser decisivas para el Estado nacional. Una cosa es escuchar los deseos de la población y otra cosa es tener un criterio donde este pueblo pueda tener la facultad de autodeterminación, algo que por supuesto está fuera de toda discusión.
– El primer ministro británico David Cameron calificó de “colonialista” la postura de la Argentina en torno a su reclamo por la soberanía de Malvinas…
– Sobre Malvinas hoy se ciernen intereses que quizá han quedado expuestos de manera exprofesa por parte de Cameron cuando tuvo la supuesta infeliz definición de colonialista, que fue algo muy pensado y que tiene dos aristas; la primera es que hay una necesidad de desviación de los debates centrales de la sociedad británica, como pueden ser los problemas económicos que tiene Europa y dentro de ellos el Reino Unido. Por otro lado aparece la cuestión de los recursos naturales. Hoy ya sabemos que los recursos naturales también se agotan y que muchos tienen los años contados, de tal manera que la explotación del petróleo muy posiblemente no tenga más de cien años. Por ello hay que extraer el petróleo que está en Malvinas y ese es el segundo gran interés, los recursos naturales donde va haber inversiones multimillonarias y habrá que necesariamente recuperarlas.
Por lo tanto, creo que Cameron ha buscado con su definición de alguna manera generar un escenario favorable para estas dos cuestiones básicamente. Malvinas no es uno de los temas principales, es un tema secundario y de los que menos interés puede demostrar la sociedad británica.
– ¿Cuál sería el camino a seguir para encontrar una salida a la disputa por la soberanía de Malvinas?
– Más allá de lo que haga Gran Bretaña, nosotros tenemos un único camino: convertir a la Argentina en el país que todos sabemos que es, un país con un potencial fabuloso para desarrollarse como gran potencia mundial. Mientras no terminemos de crear un país desarrollado, difícilmente podamos sentarnos en una mesa de negociación en condiciones que no sean otras que desfavorables. Esta ambición de una Argentina grande incluye un proyecto de una Latinoamérica desarrollada y unida como de alguna manera se han dado avances en estos últimos años y lo que se ha visto también en el amplio apoyo que hemos tenido por parte de los países vecinos.
Los ferrocarriles
– ¿Cuál es su análisis en torno a la situación que se da hoy con los trenes?
– Los ferrocarriles tienen en la Argentina una importancia absoluta y central, que han cumplido una etapa importante en el desarrollo nacional. Quienes vivimos en el interior profundo de la Argentina lo hemos podido percibir; pero hemos podido percibir también cuanto tuvo que ver la decadencia de los ferrocarriles y en qué forma acompañaron a la decadencia nacional. Los ferrocarriles sufrieron un impacto donde las carreteras los fueron desplazando en gran medida. Esto comenzó a suceder en los años 50.
– ¿Después qué pasó?
– En una segunda etapa los ferrocarriles comenzaron a recuperarse en todo el mundo, pero no sucedió en la Argentina, donde comenzamos a marchar a contrapelo. Cuando comenzaron a desarrollarse en todo el mundo, nosotros en la década del 90 le dimos un golpe mortal. Una estructura que llegó a tener 54 mil kilómetros de vías, se redujo en los años 90 a 30 mil kilómetros, y de un solo “zarpazo” nos quedamos con 7 mil kilómetros de vías funcionando y de la manera que lo hacen.
En los años 2000, los incrementos de presupuestos y de subsidios desarrollaron un mecanismo perverso, donde se refugiaron sectores con vínculos con la dirigencia sindical. Sabemos que uno de los referentes sindicales del gremio hoy está preso desde hace un buen tiempo. Estos vínculos fueron hechos más que con el objetivo de volver a recrear esta gran herramienta de desarrollo como son los ferrocarriles, para convertir una caja para sectores que tienen vinculaciones muy fuertes con la política y con sectores gremiales que están dedicados a hacer caja.
– A pesar de que se han dado muchos subsidios se sigue viajando muy mal…
– Resulta molesto repetir hasta el hartazgo que la gente viaja como ganado, porque no es ninguna novedad, pero verlo desde afuera pareciera una cosa lejana y sinceramente cuando uno puede vivirlo desde adentro, vivencias que he tenido la oportunidad de comprobarlas, al viajar en algunas líneas de trenes.
– ¿En qué línea ha viajado?
– Hemos viajado en la línea del Roca, Constitución-La Plata, por ejemplo, y nos damos cuenta de que si hay algo que puede mostrar un paisaje de decadencia nacional es precisamente el sistema ferroviario. Es tan patético el problema ferroviario que cuando uno observa al secretario (Juan Pablo) Schiavi con las declaraciones que hace en el caso de la tragedia de la estación Once, cuando habla de velocidades, tratando de mostrar esto como un accidente… Siempre vamos a comprobar que no son tantos accidentes, sino que son negligencias y falta de cumplimientos por parte del Estado en los controles.
La Argentina no tiene un problema de recursos, tiene un problema del control que se debe hacer de los recursos. Y como de los recursos no hay ningún control, la gente a la que le fueron asignado esos recursos hace absolutamente lo que quiere.
Yo soy afiliado radical, pero desde la vereda de enfrente, en otros tiempos, Perón decía que “el hombre es bueno, pero vigilado es mejor”. Y hoy a la Argentina administrativa no la vigila nadie.
El radicalismo
– Usted comentaba que pertenece al radicalismo y teniendo en cuenta el resultado de las últimas elecciones, ¿cómo cree que se podrá recomponer el partido?
– Es todo un desafío y es también una obligación de los tiempos, porque más allá de como puedan ser los partidos políticos del futuro, nosotros reconocemos que el partido radical se ha envejecido, al igual que el resto de los partidos políticos en la Argentina. Hay que hacer transformaciones y darle señales claras a la sociedad, que quizá en estos últimos años no las hemos sabido expresar. Debemos fortalecer primero nuestro partido para poder estar en algún momento dentro de una estructura nacional y poder conformar una fuerza donde converjan otros partido con afinidades y poder ser una opción nacional. Pero debemos sacar al partido del cerrojo comiteril y llevarlo a la calle donde está la gente.
– ¿Le expresó usted al Comité Nacional cuál es su idea?
– Hemos conversado con (Mario) Barletta y la gente del Comité Nacional, y le hemos manifestado en primer lugar la vocación de trabajo que tenemos y algunos ideas, muchas de ellas son coincidentes con el partido a nivel nacional. También expresamos nuestra preocupación por el distrito de Santiago del Estero que está intervenido.
– ¿Hoy cuál es la situación del radicalismo santiagueño?
– Si bien es cierto que nosotros hemos elegido en elecciones primarias nuestros candidatos a cargos electivos el año pasado, lo que pretendemos es que este año se normalice el distrito en nuestra provincia. Estamos tratando de elaborar la agenda con la visitas de los referentes nacionales y tenemos preocupaciones porque el partido a partir de estos quiebres que ha sufrido, con estas salidas masiva de dirigentes que hoy conforman el Frente Cívico en Santiago del Estero, nos obliga a una reconstrucción que empieza desde abajo.
– ¿Cuáles son los problemas?
– Todavía no hemos podido recuperar documentaciones del partido y no hemos podido recuperar los edificios que hoy están en mano de quienes son la oposición, esto es algo inverosímil, increíble. Queremos solucionar esto cuanto antes, para poder seguir trabajando con otros objetivos ya, con vista a las elecciones del 2013 donde pretendemos ser una fuerza que no solamente represente a la oposición en Santiago del Estero sino que sea una opción clara para los santiagueños.
– Usted lleva algunos años como senador nacional. ¿Cómo evalúa su tarea legislativa?
– Desde el punto de vista personal tengo una satisfacción enorme, entendiendo que hemos venido al Congreso a una experiencia nueva y que era legislar, la experiencia fue enriquecedora y fructífera. El legislador trabaja en muchos sentidos, en el plano político dentro del partido, dentro de un escenario provincial, apoyando gestiones municipales y por supuesto trabaja en su tarea específica como legislador.
– En el ranking de proyectos que anualmente publicamos en Semanario Parlamentario, usted siempre aparece entre los senadores que han presentado mayor cantidad…
– Los números de Parlamentario que reflejan buena parte de esa tarea siempre nos han tenido en un lugar de privilegio, y quizás nada mejor que estas estadísticas que son las que mejor hablan de uno, pero más allá de las mismas, que como decía algún escritor norteamericano, no hay que creerle tanto a las estadísticas y en esto coincido. Creo que en el trasfondo de estos números hay un trabajo con un hondo sentido político, federal y con convicciones ideológicas llevadas adelantes que avalan esos números.
