Debemos dejar de preocuparnos y si definitivamente ocuparnos seriamente del siguiente tema para los que habitamos la Ciudad de Buenos Aires, y especialmente los que habitan en los alrededores de la misma, y advertimos cuanto tiempo de nuestra vida pasamos arriba de un auto y/o arriba de un colectivo y/o arriba de un tren y/o arriba de un sub-terraneo y/o arriba de otros medios de transportes, y/o caminando y/o en largos tiempos de espera de la llegada de esos medios. No considero en este análisis los cortes de calles por actos o reclamos sociales.

Si bien, la gran mayoría – corremos-¨ para ganar tiempo, no salvamos, los resultados, de cuantas horas del día estamos fuera de nuestra casa y separado del grupo familiar que tenemos, y cuanto estamos sacrificando del tiempo de descanso, o del tiempo de estudio, o del tiempo de diálogos o intercambios de opiniones y conocimiento, con otras personas, familiares, amigas, o incluso desconocidas, que seguro podrían enriquecer nuestra formación y pensamiento.-

Basta recorrer la Ciudad por todos los pasos antes indicados, con paciente observación y ocupación para advertir que la regla general es: circular aislado, o con el uso masivo de los métodos e instrumentos técnicamente modernos, o por los reiterados diálogos, pero, de reclamos, de quejas, de recriminaciones, y los masivos diálogos telefónicos que son escuchados en alta voz, y que muy poco hacen al tiempo de la vida.

Estas últimas afirmaciones, en mi opinión, suma más tiempo ¨´perdido¨ de nuestra vida a los indicados en el primer párrafo.

Pensamos que es una problemática con orígenes en aspectos estructurales de organización política, de urbanización y otros que exceden mi pensamiento, pero que tiene efectos sociológicos que debieran analizarse con integralidad. Nuestro país tiene todas las condiciones, humanas, territoriales, geográficas y naturales para encontrar en el largo plazo una solución de fondo a esa problemática.

Hagamos una simple cuenta de las horas del día y luego esas horas las transformemos en días, y a los días en meses, y sumemos los meses en años, seguro que ello es mucho tiempo de nuestra vida.

Mi reflexión se enriquece en que tuve la oportunidad de caminar por ciudades y pueblos, de países, en Europa, África, America del Norte, America Central, America del Sur, y Países Bajos. Soy nacido en el interior de la Pcia de Córdoba y con casi 68 años, he vivido casi 20 en la Ciudad de Buenos Aires.

Alguien podría pensar “vuelva al interior” Eso no resuelve el problema de la sociedad, en todo caso el individual.

Los argentinos debemos alguna vez comenzar a pensar y accionar para el largo plazo.

Las plantas de manzana que tenemos al frente de nuestra casa, de las que hoy muchos de sus frutos son derrochados, algún día, después de muchos y muchos años, se van a secar, y si no hemos plantado otras, nos quedaremos sin manzanas.

LIC. JUAN CARLOS TOMASETTI ASESOR BLOQUE PJ.FPB H.C.D.