Lo hizo a través de una carta abierta, en la que le advierte que “al kirchnerismo no se le debe oponer por derecha ni correr por izquierda, porque el radicalismo acredita vocación para disputar el poder y éste se delega democráticamente en quienes son vistos como capaces de superar lo agotado”.
Un fuerte cruce se dio este viernes entre el titular de la Unión Cívica Radical, Mario Barletta, y el ex legislador nacional de ese partido Leopoldo Moreau. El exintendente de Santa Fe cuestionó duramente a Moreau, luego de que aquel reclamara públicamente la generación de “otra oposición”. Barletta deslizó que tal vez Moreau “ha tenido necesidades” y remarcó que “ya no tiene nada que ver con la UCR y no representa a nadie”.
Moreau, quien se ha mostrado los últimos tiempos muy cercano al Gobierno, señaló a través de radio Continental que se sentía “dolorido” por los dichos del titular de la UCR, pero “no por lo que me toca en lo personal. Realmente, que un partido que ha sido presidido por figuras de la talla de Ricardo Balbín, Raúl Alfonsín, con dirigentes como Crisólogo Larralde y Moisés Lebensohn, a la política le produce un dolor enorme. Yo nunca imaginé que el presidente de un partido de 120 veinte años de historia, que le ha dado tanto a la República, se exprese de esta manera”.
A juicio de Moreau, esa es la razón por la que en la UCR “estamos como estamos”, y expresó que “todo esto se origina en un documento que hicimos conocer nosotros hace un par de días en donde planteamos que la Argentina necesita otra oposición, que no descalifique ni agravie, sino que proponga; que no grite, sino que escuche; que no impulse rejuntes sino que presente un proyecto de país, y planteamos que la democracia, con idas y vueltas, ha tenido muchas cosas positivas en varios gobiernos”.
En este marco, el diputado nacional del radicalismo cordobés Oscar Aguad le escribió una carta a su correligionario, en la que sostuvo que “el radicalismo, por su historia, los valores que defiende y su responsabilidad institucional, debe prepararse para conformar una alternativa al populismo estatista que ahoga la creatividad en libertad”.
“Para ello debe atender las demandas sociales y canalizarlas con propuestas que miren hacia adelante, donde se encontrarán más coincidencias que atrapado en el ideologismo y los desencuentros del pasado”, dijo.
Para Aguad, “hacer más radicalismo es una consigna de identidad, necesaria pero insuficiente para quienes no ven a nuestro partido como el instrumento elegible, para afrontar los profundos cambios que la realidad nos impone. El desarrollo económico y social es una tarea pendiente y un desafío para convocar y mancomunar voluntades. El funcionamiento de la República y el federalismo, configuran columnas de una Nación con igualdad de oportunidades y plena vigencia de los derechos humanos”.
“Con los instrumentos planteados en la mitad del siglo pasado, tal el caso del programa de Avellaneda, inadecuados para el mundo que vivimos, podremos agitar, denunciar y desnudar las mentiras del relato, pero difícilmente podamos plantear una alternativa capaz de construir el mundo donde anhelan vivir la mayoría de los argentinos”, agregó Aguad, quien reclamó “despojarnos de las anteojeras ideológicas que fueron planteadas como categorías del siglo XVIII o resignarnos a estar alejados del poder y autolimitados para abordar los problemas estructurales y cotidianos que acontecen vertiginosamente”.
“Ese debate amplio, nos reencontrará con sectores sociales y franjas etarias y nos preparará para emerger del subdesarrollo y el empobrecimiento. Si lo intentamos sin prejuicios ni descalificaciones, seremos noticia por las incorporaciones de los que vienen a nutrir nuestras plataformas electorales; situación más constructiva y promisoria que intentar disciplinar a quienes no encuentran un lugar para desplegar su talento y militancia en el partido al que no dejan de pertenecer”, expresó Aguad.
La carta del diputado a Moreau continúa de la siguiente forma:
“La alternativa es proponer un cambio, ser visibles y confiables para el intento. Ese perfil se adquiere poniendo cada política bajo la lupa del interés nacional, corrigiendo para hacerla eficiente, sin caer en las trampas del chantaje emocional y simbólico. Al kirchnerismo no se le debe oponer por derecha ni correr por izquierda, porque el radicalismo acredita vocación para disputar el poder y éste se delega democráticamente en quienes son vistos como capaces de superar lo agotado.
“Cada momento histórico obligó al radicalismo a interpretar los hechos y ejercer la representatividad popular, pero esa soberanía se logra abriendo los ojos, el pensamiento y la acción política. En esa encrucijada estamos y bienvenidos los que sumen y aporten, sin mezquindades internistas ni actitudes oportunistas.
“Estamos autoconvocados a elaborar una estrategia para acceder al poder y plantear que sabemos como utilizarlo con equidad, en paz y sin exclusiones”.
