Cuando los comercios cierran sus puertas al anochecer y la Ciudad se apaga, la suciedad de las veredas desnuda un comportamiento deplorable de la sociedad, pero siempre atribuible a los demás. “La gente es sucia, tira los papeles en cualquier parte”, es una frase remanida.

Sin embargo, solo uno de cada diez argentinos cumple con las medidas necesarias de cuidado de medio ambiente, según una muestra nacional de TNS Gallup. Según este mismo estudio, más de la mitad de los habitantes de las grandes ciudades del país, entre ellos el distrito porteño, creen que su ciudad está sucia.

A pesar de ello se ha comprobado que ocho de cada diez argentinos están preocupados por los problemas ambientales, pero no hacen nada por evitar su deterioro.

Si al menos los vecinos pudieran hacer una selección de los residuos domiciliarios entre orgánicos e inorgánicos, se reduciría hasta un 15% del volumen de los residuos, admiten desde el Ministerio de Espacio Público.

En esa línea sostienen que “la propuesta está en marcha, pero primero tenemos que hacer un diagnóstico para saber qué tipo de residuos se producen en cada sector de la Ciudad”, acotan desde esa cartera ministerial.

La Ciudad cuenta con un número considerable de contenedores y hace poco se incorporaron 180 verdes para material reciclable, en el perímetro delimitado por las avenidas Jujuy, Pueyrredón, Libertador, Leandro N. Alem, Paseo Colón, Belgrano, Lima, Rivadavia, Entre Ríos y Moreno, abarcando parte de los barrios de Montserrat, San Nicolás, Retiro, Recoleta y Balvanera. Pero aun así, muchos vecinos hacen un uso inapropiado, porque tiran residuos de la poda de árboles y escombros que ocupan mucho lugar.

Según manifiestan los funcionarios: «Lo que falta es mucha educación en todos los niveles. Y a pesar de que tenemos una Ley de Basura Cero que propicia la capacitación de los alumnos, nos quedamos en esfuerzos aislados y espasmódicos, como cuando los alumnos plantan árboles una vez y nada más”.

Hace tiempo que se viene diciendo que los chicos son factores de cambio, pero resulta que los chicos ya crecieron y se volvieron como nosotros, no podemos esperar más tiempo”, resume uno de los funcionarios de la actual gestión de Mauricio Macri.

“A pesar de ello el tema del medio ambiente está entre las preocupaciones de los jóvenes, pero de una manera superficial y con poco compromiso”, opinan desde la cartera de Espacio Público. “Si bien se reconoce la importancia del cuidado de lo que nos rodea, hay poco análisis de la información. Por eso las pocas acciones que hay quedan diluidas en un discurso muy ligth”, observan desde ese mismo Ministerio.

“En la Ciudad siempre se busca un culpable: el que tira la basura es otro, el basurero no pasa a horario, y así. Por eso la educación de los valores es importante, y en ese mensaje hay que incluir el respeto por el medio ambiente, la solidaridad y la responsabilidad. Hay que enseñarles a los chicos a pensar que mucho de lo que pasa yo puedo cambiarlo. Se puede empezar con una campaña para que se reduzca la cantidad de botellas plásticas; es una acción chiquita, pero con objetivos ambiciosos. Y el próximo año, que separen lo orgánico de lo inorgánico”, desde la administración Pro.

El proyecto

En ese marco, el legislador macrista Sergio Bergman presentó un proyecto de ley cuyo objetivo es la disminución y control de residuos en el espacio público.

Según el texto de la presentación de Bergman estarán obligados al cumplimiento de la norma todas aquellas personas que circulen por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sean éstas habitantes permanentes o visitantes.

A los efectos de esta ley se entenderá por vía pública las calles, veredas, plazas, caminos, jardines, zonas verdes, puentes, zonas peatonales y demás bienes de titularidad pública de la Ciudad, destinados al uso común general de los ciudadanos.

Las disposiciones de la presente ley se entenderán sin perjuicio de toda otra normativa de rango superior en material ambiental. En esa línea el proyecto aclara que las disposiciones de la iniciativa se entenderán sin perjuicio de toda otra normativa de rango superior en material ambiental.

En otro párrafo promueve agregar al Código Contravencional de la Ciudad, Ley Nro. 1472 en el libro II – Contravenciones – Titulo III – Protección del Uso del Espacio Público o Privado – Capitulo II – Uso del Espacio Público y Privado un inciso al artículo 80 del citado Cuerpo normativo que establecería la prohibición de arrojar en veredas y calles papel, envoltorios, colillas, restos de comida, botellas, cáscaras, paquetes de comida y similares.

También especifica la prohibición de arrojar desde balcones y terrazas cualquier clase de residuos, restos del arreglo de macetas o similares, así como cualquier otro objeto que pudieran causar daños o molestias a personas, animales o cosas.

Asimismo determina la prohibición de llevar cabo cualquier otro acto y conducta análogos a los anteriores que puedan ocasionar molestias a los usuarios de los espacios públicos, o que vayan en perjuicio de la higiene y salubridad pública.

El proyecto precisa que todo aquel que incurriere en algunas de las conductas mencionadas en la norma será sancionado con uno a quince días de trabajos de utilidad pública o multa de doscientos a tres mil pesos. La sanción se elevará al doble cuando la acción se realizare desde un vehículo motorizado público o privado, detenido o en marcha.

En los fundamentos de su presentación Sergio Bergman sostiene que la dispersión de residuos en el espacio público disminuye notablemente la higiene, la seguridad y el atractivo urbano y al respecto expresa que a partir de la aprobación de su iniciativa “se pretende controlar el arrojo de basura por parte de los particulares (habitantes permanentes y visitantes) en el espacio público de convivencia. A partir de la sanción de esta ley, este comportamiento irresponsable será sancionado”, acota el legislador.

Cabe destacar que a tenor de lo dispuesto por el art. 10.2.b de la Ley 1.854 de Gestión integral de Residuos Sólidos Urbanos, en concordancia con la Ley Nro. 1.687 de Educación Ambiental , y con el fin de desarrollar una progresiva toma de conciencia por parte de la población respecto de los problemas ambientales, de la responsabilidad que genera el uso común del espacio público y de las conductas que van en detrimento de la higiene y salubridad urbana, el legislador Pro ha presentado su propuesta.

Por ello Bergman afirma que a ello se debe la incorporación del inciso b) al artículo 80 del Código Contravencional de la Ciudad que establece sanciones a los particulares que arrojen residuos en el espacio público.

En concordancia con ello el legislador del Pro cree que actualmente, el espacio público no es percibido como un espacio común, sino como un espacio de nadie. “Esta apatía o indiferencia respecto del hábitat público debe ser modificado en pos de una Ciudad más limpia. Este proyecto es un claro mensaje a toda la comunidad sobre la necesidad de mantener limpio el perímetro urbano”, destaca Bergman.

En esta línea el diputado señala que “recientes estudios han evidenciado que no existe un rango específico (ni etario, ni de género, ni social) que se identifique como el principal responsable del arrojo de residuos en el espacio público». Asimismo, añade que «aproximadamente la mitad de la población ha admitido arrojar residuos en la vía pública alguna vez. Como sabemos, la basura atrae más basura y es más probable que la gente se abstenga de arrojar residuos si el espacio está limpio”, acota Sergio Bergman.

Finalmente manifiesta que la sanción de su iniciativa y la aplicación de la misma impactará positivamente en la conducta de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, para considerar a continuación “que hoy día la prevención y eventual sanción al arrojo de residuos en el espacio público, es tema de agenda legislativa en numerosas ciudades del mundo”.