Era de manual que la primera declaración del gobierno al comenzar a ser brindados los primeros datos oficiales de la elección, fuera la que hizo Florencio Randazzo: que las PASO confirmaron al Frente para la Victoria como la primera fuerza en todo el país. Un dato que por cierto podría haberse brindado no ayer, sino hace un mes y medio, el día del cierre de listas.

Así como ya se daba por descontada esa realidad, también resultaba obvio el dato de que el kirchnerismo seguirá dominando el Congreso los próximos dos años, pues ponía en juego una baja cantidad de escaños, producto de la derrota de 2009, y en líneas generales todo indica que renovará esas bancas.

Hablamos en tiempo futuro, pues no hay que perder de vista que la elección no concluyó ayer. De hecho, no define nada, sino que la hora de la verdad tendrá lugar dentro de dos meses y medio, cuando se realice la verdadera elección legislativa y el escrutinio sirva para determinar el reparto de bancas para ambas cámaras.

Fue lo que dijo sobre el cierre de la jornada la Presidenta de la Nación en su discurso. Flanqueada por Martín Insaurralde y Daniel Scioli, Cristina insistió con la condición de primera fuerza que seguirá siendo el Frente para la Victoria y aclaró que nada está resuelto con vistas a octubre. Se mostró moderada y serena, la consigna fue siempre no mostrar el resultado de ayer como una derrota.

Nada de esto indica en modo alguno que pueda soslayarse el resultado de este domingo. Muy por el contrario, el escrutinio marca una tendencia que lo más probable es que sea más pronunciada el 27 de octubre, tal cual sucediera cuando la primera experiencia de las PASO, en 2011. El 48% conseguido por la fórmula Cristina Kirchner-Amado Boudou en agosto de ese año, se extendió al famoso 54% en las presidenciales venideras.

De tal manera, tan cierto es que el oficialismo seguirá mandando en el Parlamento, como que el kirchnerismo fue vencido en los principales distritos del país. Ese dato también se preveía desde hace tiempo. Por eso el gobierno había centrado sus expectativas en la provincia de Buenos Aires, pero ante la irrupción de Sergio Massa también comenzó a prepararse allí para un resultado adverso. De hecho, hasta hace menos de un mes se conformaban con una derrota por cinco puntos.

El repunte de los últimos días fue lo que llenó de ilusión al kirchnerismo, que hablaba de un empate técnico con el que coincidieron los encuestadores. Fue ese dato tal vez el que accionó lo que se conoce como el “voto útil”, que en lugar de registrarse en octubre, se adelantó para las PASO.

Sin dudas que el principal damnificado del mismo resultó ser Francisco de Narváez, que de haber llegado a amenazar el primer lugar del Frente para la Victoria en los días previos al cierre de listas, fue desplazado por el intendente de Tigre y sus votos terminaron fortaleciendo la victoria de Sergio Massa.

La performance del líder del Frente Renovador generaba especial atención de parte de sus eventuales competidores para 2015. Tanto su socio “vergonzante” Mauricio Macri, como el propio Daniel Scioli, esperaban que una eventual victoria de Sergio Massa fuese moderada, cuestión de no catapultarlo inmediatamente para las presidenciales de 2015. Consciente de lo que implica el resultado obtenido en estas PASO, el hombre que hasta hace algunos meses sólo tenía en mente para 2015 la gobernación bonaerense, buscó mostrarse amplio en su discurso de anoche, ante un auditorio que coreaba consignas presidenciales. Habló de diálogo, convocó a “todos los sectores de la sociedad a tratar de dar vuelta una página más de nuestra historia política”, pidió dejar de lado “la confrontación” y hasta invocó al Papa Francisco… Massa habló el idioma que supone espera escuchar el electorado hoy.

El ranking de las “caras largas” de esta elección tendrá en los primeros lugares sin dudas al diputado Francisco de Narváez, que por lo que ya hemos resumido relegó posiciones a instancias de Sergio Massa. Entre los exultantes, estará en cambio el gobernador José Manuel de la Sota, que tal cual se esperaba consolidó su poder interno a partir de la victoria de su lista en Córdoba. También lo estará seguramente el exvicepresidente Julio Cobos, que confirmó la victoria rotunda que esperaba en un principio y que se vio complicada cuando un sector del radicalismo decidió jugar por afuera.

En el mismo sentido ha salido fortalecido otro exgobernador, Mario Das Neves, quien fue profeta en su tierra ganando ampliamente la elección chubutense, derrotando a un ministro del Gabinete nacional.

Celebró el exgobernador santafesino Hermes Binner, que con su victoria en Santa Fe ve revalidadas sus expectativas para competir nuevamente por la presidencia en 2015. Y también está feliz Miguel Del Sel, quien pese a la amplia distancia que le sacó Binner, se dio nuevamente el gusto de aventajar al peronismo santafesino.

No tan satisfecho debe estar su jefe político, Mauricio Macri, pues si bien el PRO consiguió en la Ciudad de Buenos Aires los porcentajes que se presumían, el resultado estuvo opacado por la muy buena experiencia del frente UNEN, que sumando todos sus votos relegó al oficialismo porteño.

Sabe de todos modos el PRO que no es seguro que UNEN conserve dentro de dos meses todos los votos que ayer cosechó, sobre todo para el Senado. Es que no puede esperarse que todos los que votaron a Prat-Gay y a Rodolfo Terragno acompañen en octubre a “Pino” Solanas, con lo cual seguramente el PRO se quedará con las dos senadurías correspondientes a la mayoría. Y dará esperanzas a Daniel Filmus para que una merma de UNEN le permita renovar su banca.