El senador nacional Ángel Rozas pide al Poder Ejecutivo que el Estado garantice el abastecimiento de los hidrocarburos líquidos en las cantidades necesarias y condiciones razonables de mercado con precios igualitarios en todo el país.

Mediante un proyecto de comunicación, Rozas expresa que la producción, su planificación comercial y distribución, es indispensable y estratégica, constituyendo un escudo estructural del país.

Con preocupación, el exgobernador chaqueño observa que “los precios varían conforme a la cercanía a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano, y a las zonas favorecidas por ser regiones productivas, exentas en materia impositiva en algunos rubros, lo que beneficia el abaratamiento del precio final”.

Rozas observa que “las naftas más baratas se encuentran en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, donde rige un descuento del 50% sobre todos los combustibles, mientras que los precios más elevados se dan en el Chaco, Catamarca y Corrientes”.

Para argumentar los altos costos que deben pagar por los combustibles en regiones alejadas de los puntos centrales del país, como el NEA, el NOA y otras, se habla de los gastos de logística y distribución del producto, pero productos naturales de esas regiones no ofrecen las mismas compensaciones, con lo que la desigualdad se afirma. “El planteo del problema nos lleva a la realidad de que la Argentina sufre las consecuencias de una política económica centralista y fuertemente concentrada, sin programas de desarrollo federal que permitan ecuánimes condiciones de crecimiento para todos los sectores y áreas geográficas del país”, puntualizó Rozas.

A partir del 9 de abril de 2013 el Gobierno fijó un precio tope de comercialización de los hidrocarburos líquidos, dividiendo a la Argentina en seis regiones, con diferencias sensibles en cada una de ellas. Hoy vemos el descalabro que ha provocado la inoperante implementación de esta medida, que si bien se ha presentado como un freno a la escalada inflacionaria, dio vía libre a los aumentos, en especial a YPF que suele tener los precios más bajos del mercado, y a los demás proveedores, hasta llegar a los topes vigentes en cada región, lo cual ha desnaturalizado la posibilidad de un congelamiento efectivo de precios.

Llenar un tanque de nafta puede costar desde un 60 % hasta un 90% más, según la zona en donde se cargue el combustible.

“Este reclamo de paridad de precios -afirma Rozas- debe fundamentarse en el artículo 42 de la Constitución Nacional y sus derivados. Afirma los derechos de los consumidores para garantizar el goce de derechos en un mercado distorsionado y poco equitativo. El mercado de los hidrocarburos líquidos dista de ser libre e ideal como se pretende teóricamente. La realidad nos marca un panorama especulativo donde el precio es determinado por los lineamientos y especulaciones monopólicas del sector y que no han jugado a favor del mercado consumidor una proyección equitativamente distribuida en términos demogeográficos. Desde hace tiempo advertimos que por la falta de inversiones, seguirá creciendo el déficit energético. Hoy debemos bregar además, para unificar el valor de los combustibles a nivel nacional, sin admitir que sean perpetuadas injustas diferencias de precios en perjuicio del interior del país. Hay que prohibir a las empresas explotadoras monopólicas las conductas distorsivas de la competencia y prácticas monopólicas, para terminar con las injustas diferencias de precios, que perjudican gravemente al interior del país”.