El diputado nacional Sergio Massa hizo gala de haber tenido “el coraje de marcar diferencias y poner límites” frente al Gobierno nacional. Aseguró que el país necesita “progresismo, no falso progresismo” y se diferenció de sus competidores Daniel Scioli y Maurico Macri.

Lleva nueve meses como diputado nacional y se quejó porque algunos de sus colegas tienen décadas en el Congreso.

Al remitirse a sus orígenes en política, minimizó su paso por la UCeDé y dijo que cuando se metió de verdad empezó a trabajar fuerte con Graciela Camaño, a quien definió como “una gran mujer, que tiene convicciones y el coraje de enfrentar desde a los que piensan distinto hasta a su propio marido cuando corresponde”. Aclaró también que siempre trabajó con la diputada nacional, pero nunca con su esposo Luis Barrionuevo, quien “nunca hizo nada por mí”.

En diálogo con La Nación, Massa dijo que nunca ganó una elección con una estructura. “Siempre gané yendo directo a la gente. El año pasado les ganamos al Gobierno nacional, al provincial y a 70 intendentes”, señaló.

Con respecto a su alejamiento del Gobierno, reivindicó haber tenido “el coraje de marcar las diferencias y poner límites. Cuando todos se escondían frente a la idea de que se reformara la Constitución y especulaban, nosotros nos plantamos, fuimos a la elección y la ganamos”.

“Nosotros no decimos en público una cosa y en privado otra, como hacen otros dirigentes. Y eso nos hace distintos”, aseguró.

Admitió que para la última elección mantuvo charlas con el gobernador Daniel Scioli hasta último momento y dijo no saber por qué no cerraron un acuerdo. “Se lo tenés que preguntar a él. Yo no hago política hablando de los demás. Me parecen patéticos los dirigentes que se dedican a contar reuniones”, dijo.

Se diferenció del gobernador diciendo que “él es kirchnerista” y reivindicó haber tenido “el coraje de enfrentar al Gobierno y armar una cosa plural”, en tanto que también se diferenció de Mauricio Macri por ejemplo en “la defensa de las pymes, de la jubilación pública son todas cosas que forman parte de culturas políticas distintas”.

Respecto de las relecciones indefinidas, dijo que “no puede pasar es que tengamos diputados que son parte del mobiliario de la Cámara. Hace 20 años que están. Dos mandatos como máximo. Lo mismo los intendentes”.

Dijo haberlo hablado con intendentes que llevan décadas al frente de sus municipios, y que a algunos les gusta más que a otros, “pero en definitiva el que manda soy yo”.

Con relación a su plan de gobierno, propuso para atacar la inflación “construir el Consejo Económico y Social para establecer un mecanismo de acuerdo plurianual, y además comprometer al Estado en metas plurianuales de reducción del déficit fiscal y de control de la emisión monetaria”.

Aseguró que volverá al mercado único libre de cambio, “pero lo hace por una razón: en un país normal van a llover los dólares y las inversiones. La Argentina en 2016 va a ser un país normal, con niveles de inversiones normales, similares a los del resto del mundo”.

“La Argentina necesita progresismo, no falso progresismo -agregó-. El Gobierno hoy tiene un rumbo, te diría, desconocido. Hay días en que va para un lado y días que cambia y va para el otro. Un día le paga al Club de París, otro día se pelea con los holdouts”.

Agregó no compartir “la idea de construir un país aliado con Irán y Venezuela. En la Argentina, hasta nuestra irrupción en el escenario político, la clase media se había quedado sin voz. Ahora nosotros somos la referencia de esa clase media. Y eso les molesta a muchos”.