Por Sergio Saban. Los candidatos presidenciales deben debatir para conocer sus propuestas y su futuro gabinete. La sociedad viene reclamando desde hace tiempo, pero hasta ahora nada.
Después de las PASO, es momento para que en Argentina se empiecen a tratar públicamente por radio y TV los temas que los argentinos necesitan saber. Por eso, es necesario los debates donde los candidatos discuten y presentan sus propuestas, incluso a sus futuros equipos. Pero nada de eso ocurrió.
La inesperada intervención de la madre naturaleza puso nuevamente sobre el tapete la ineficiencia del Estado o tal vez de algunos dirigentes o gobernadores. El estado de emergencia en que se encuentran varias comunas bonaerenses, nos obliga a preguntarnos: ¿dónde está el Estado’ ¿por qué hay que salir a pedir ayuda al Pueblo con tanto recurso económico que tiene la Provincia y el Estado nacional?
Pero no, nadie se cuestiona nada, aquí comenzó un nuevo juego, en donde ruedan cabezas, y no me refiero al Coliseo de Roma, aunque uno de los candidatos voló directamente a esa tierra apenas salió triunfante en las PASO, me refiero a un nuevo juego en donde cada día ocurre algo, o nos enteramos de algo, o pasa algo que como en el juego de la Jenga, se van quitando las maderitas de la torre cuidando que no se caiga toda la torre.
Aquí comenzó el Jenga el día después de las PASO y no sabemos que torre quedara en pie; no sabemos, que grandes secretos o noticias ocultas saldrán a luz cada día o bien que otra circunstancia pondrá a los candidatos frente a la situación de poder caerse su torre y todas sus expectativas de ganar la elección.
Yo creo, que sería mucho mejor que buscar como perjudicar al otro candidato por su falta o errores de gestión, convocarlos a que muestren sus equipos y propuestas mediante debates y no un sólo debate y en un sólo canal, sino dos por semana hasta llegar al día de la elección, para que los votantes terminemos por conocer quien es el mejor candidato y quien tiene los mejores equipos y las mejores propuestas.
Porque si esperamos, que, una inundación, una noticia o una revelación pasada, que le haga perder votos, nos incline por votar a uno y no al otro, así, estamos fritos.
Debemos elegir al mejor y no al menos malo. Debemos elegir al más idóneo y no al que no tiene prontuario. Debemos elegir al que queremos elegir por conciencia y por convicción y no influenciados por otras razones.
El debate ayuda a que los conozcamos y desnuden sus faltas frente a las cámaras de televisión; sus gestos, sus silencios, sus omisiones, todo cuenta. Eso es lo que queremos ver y escuchar de ellos, y creo que tenemos derecho y no tener que elegir al que ganó la partida del Jenga.
