Lejos del estilo kirchnerista, Mauricio Macri dio un discurso de 26 minutos, sin la presencia de la mayor parte de los legisladores kirchneristas. Recibió aplausos cerrados cuando habló de “pobreza cero” y combatir el narcotráfico y la corrupción.
Atrás quedaron los tiempos donde la militancia kirchnerista colmaba los palcos del recinto de la Cámara de Diputados. Atrás quedaron los tiempos donde el discurso de asunción se extendía hasta entrada la tarde. La jura del presiente de la Nación, Mauricio Macri, fue sobria y sin sobresaltos. El discurso del líder del Pro duró apenas 26 minutos.
La ceremonia inició con la toma de juramento a la vicepresidenta Gabriela Michetti. De vestido color crema y peinado semirecogido, la segunda de Macri prestó juramento ante Federico Pinedo, presidente provisional del Senado. Antes, el secretario parlamentario del Senado, Juan Pedro Tunessi, la había rebautizado al leer el acta de proclamación de la fórmula. La llamo “Graciela”.
Macri no juró por la Patria. Sólo lo hizo “por Dios, nuestro señor, y los Santos Evangelios”. Fue aplaudido de pie por los legisladores y los invitados aprestados en los palcos. La imagen del flamante presidente con los brazos en alto se convirtió en la foto de la jornada. Una vez luego, dio lugar al discurso, de 2.798 palabras, por momentos leído.
Veintiún veces fue aplaudido, algunas con más euforia y otras más moderadas. El primer aplauso llegó a los pocos minutos del discurso, cuando Macri recordó, como si de un spot televisivo se tratara, tres de sus eslogans de campaña: “pobreza cero”, “combatir el narcotráfico” y “unir a loa argentinos”.
Los aplausos más efusivos se dieron cuando el jefe de Estado habló de “combatir la corrupción” y enfatizó que “no puede haber jueces militantes de ningún partido”. También cuando sostuvo que “los bienes de Argentina son de todos los argentinos”. Los pocos legisladores del Frente para la Victoria presentes de abstuvieron de aplaudir. Aunque hubo excepciones y una de ellas fue el diputado santafesino Omar Perotti, que reconoció tibiamente algunos de lo pasajes.
Macri se tomó unos minutos para agradecer a sus rivales a la presidencia en las PASO. Daniel Scioli lo miraba desde la bandeja derecha del estrado principal. Sergio Massa, Adolfo Rodríguez Saá y Margarita Stolbizer lo observaban desde sus bancas. Sólo Nicolás del Caño –quien cedió su banca al Partido Obrero- estuvo ausente.
Las bancas que habitualmente ocupa el Frente para la Victoria se fueron llenando en la previa con los pocos legisladores oficialistas y aliados que concurrieron, sumados a otros tantos opositores. El correntino del Frente para la Victoria Carlos Rubín fue el primero en sentarse en soledad en ese sector del recinto.
La macrista Cornelia Schmidt-Lierman ofició de “acomodadora” de legisladores. Fue una de las tantas que eligió el color crema para el vestuario. Entre las presencias femeninas del Parlamento se destacó la joven Victoria Donda, que optó por exhibir sus piernas con un corto vestido negro. Entró al recinto acompañada de Trilce, su bebé.
El discurso presidencial fue escuchado por Juliana Awada desde el palco central de la primera bandeja. De impecable vestido blanco, la primera dama estuvo acompañada por Valentina, hija de su primer matrimonio, y Antonia, a quien tuvo con Macri.
La Asamblea Legislativa contó con la cobertura de decenas de medios del exterior. El operativo de seguridad fue extremo, pero la organización no presentó dificultades en el ingreso de los periodistas.
