Médicos a favor y en contra del proyecto para despenalizar y legalizar el aborto expusieron este jueves ante el plenario de comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Familia y Salud. La cuarta audiencia pública sobre la iniciativa de interrupción voluntaria del embarazo se diferenció de las anteriores por intercalar los oradores, que fueron más de 20, solo en el turno mañana.

La tocoginecóloga Analía Messina, del Hospital Álvarez, relató su experiencia en el ámbito laboral -al igual que la mayoría de los expositores- y detalló que, en general, las mujeres que asisten por aborto “se encuentran en situaciones de vulnerabilidad” o “contexto de violencia” y “son jóvenes sin red de apoyo”. Además, enfatizó en la necesidad de brindarles una “información veraz, oportuna y completa” dado “el silencio y la desinformación” que existe en torno a este tema.

María Gabriela Pereira, médica generalista, apuntó a sus pares que “objetando conciencia, afectan intereses y derechos de terceros, fundamentales, ya sea entorpeciendo o imposibilitando la disponibilidad de información sobre métodos anticonceptivos y aborto legal, o restringiendo el acceso a tales prestaciones”.

En ese sentido, remarcó que la Corte Suprema, en el fallo FAL de 2012, exhortó a las autoridades nacionales y provinciales a garantizar que el derecho a la objeción de conciencia, “no se traduzca en derivaciones o demoras que comprometan la atención”.

A su turno, Ana Paula Fagioli, de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir, reclamó que “a seis años del fallo FAL, el acceso al aborto legal vigente desde 1921 no es implementado en todo el territorio nacional. Tan sólo ocho jurisdicciones cuentan con protocolos que se ajustan casi en su totalidad a lo dictado por el tribunal supremo”. “No garantizar que el sistema de salud se adapte a los sistemas de legalidad forma parte de las múltiples violencias que el Estado argentino sigue perpetuando sobre el cuerpo de las mujeres”, agregó.

“Quienes trabajamos en los sectores de salud observamos una realidad concreta, las mujeres abortan, y persiste en el tiempo una misma escena: aquellas que pueden pagarlo, acceden a una experiencia de aborto clandestino dentro del sistema privado que, si bien cumple con algunas condiciones sanitarias, no brinda una atención integral sino que sólo persigue un fin lucrativo. Por otro lado, se criminaliza a las mujeres con menores recursos económicos que acceden a prácticas inseguras en las que pueden perder la salud e incluso la muerte”, fueron las palabras de Pablo Dalmasso, enfermero profesional.

Otro de los oradores a favor del proyecto fue Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Huésped, quien consideró que “uno de los grandes puntos ganados al inicio del debate por la legalización del aborto es que parece haber un acuerdo unánime sobre la necesidad de educación sexual integral y distribución de métodos anticonceptivos”.

“Despenalizar el aborto supone ampliar el alcance de la legislación vigente al dejar de castigar esta conducta”, sostuvo el licenciado, quien añadió que la legalidad ofrecerá “un marco que permita que las decisiones sobre el propio cuerpo se lleven a cabo en un entorno saludable” y señaló que “es función del Estado garantizar las condiciones para que estas decisiones se tomen de manera no coercitiva”.

En contra de la propuesta, el primero en exponer fue el neumonólogo Alejandro Videla, que expresó: “Es discutible que la legalización del aborto sea el factor más importante para disminuir la mortalidad. La calidad de la atención médica a la embarazada, el manejo de la fertilidad, el analfabetismo de la mujer, la prevención de la violencia de género son las oportunidades de intervención para disminuir la mortalidad materna”.

En tanto, el psiquiatra Juan Cuadro Moreno habló del “sufrimiento de la mujer” y las “consecuencias físicas y emocionales”, producto de someterse a esta práctica. “El aborto es un acto violento de estrés y trauma”, afirmó y explicó que “las secuelas más frecuentes de todo aborto son pánico y trastornos de ansiedad, depresión, conductas adictivas, problemas psicosomáticos, estrés postraumático y trauma pos aborto”.

El médico cirujano Hugo Esteva, que acompañó al presidente Mauricio Macri en 2016 en su viaje a Davos, aseguró que “una vez unido el óvulo y el espermatozoide comienza una vida, que si no es interrumpida por razones naturales o artificiales termina en un ser humano”. “El embrión es distinto de su madre desde el comienzo. Tiene una identidad genética distinta”, subrayó.

Además, el doctor negó que la legalización del aborto reduzca esta práctica. “Todos saben que aumenta cuando es legal y gratis: el aborto trae aborto”, dijo. Y completó: “Hay que cuidar a las mujeres y las chicas, pero para eso hay que cuidar nuestra cultura, y la única forma es terminar con la cultura de la promiscuidad y la drogadicción, que es causante de la mayoría de los embarazos no queridos”.

Una de las exposiciones más polémicas fue la del obstetra Francisco Turri, quien recurrió a un vídeo en el que se mostraba el procedimiento de un aborto, lo que generó gritos y quejas dentro de la sala. “La vida humana se inicia en el momento de concepción de un óvulo fecundado por un espermatozoide. Todo está perfectamente y biológicamente calibrado”, manifestó el médico del Hospital Austral.

El titular de Legislación General, el macrista Daniel Lipovetzky, permitió que Turri continuará con su presentación. Una vez finalizada, la legisladora Araceli Ferreyra reclamó por lo sucedido, pero Lipovetzky ratificó que “hay libertad para que cada expositor traiga el material que sea necesario”.

Quien también participó en la jornada fue la hermana Theresa Varela, de la Fundación Misión Esperanza. “Vengo por una convicción. Hablo en nombre de los que no pueden ni saben defenderse, de quienes no tienen culpa de haber sido engendrados”, comenzó.

“Interrumpir un embarazo es interrumpir una vida. Todo lo que crece tiene vida”, siguió la monja, que consideró que “toda mujer llevamos adentro de nosotras el amor propio de una madre”. “Pido a cada mujer que siente que será imposible sostener un embarazo, o criar un hijo que ha engendrado, o que no lo quiere porque fue abusada, suplico por el amor de Dios y a la vida que no lo aborte. Llámeme que nosotros estamos para oírle, hablaremos y acompañaremos”, agregó.