En el inicio de una sesión en la que se acordó previamente celeridad en el tratamiento, hubo quien intentó de entrada alterar ese planteo. Fue el diputado de izquierda Nicolás del Caño, quien pidió la palabra al inicio de la misma para hacer hincapié en la existencia de una “emergencia muy, muy fuerte en todos los sectores populares”.

Por eso, el diputado trotskista pidió un apartamiento del reglamento para tratar un proyecto de su sector para dar un aumento salarial de emergencia del 30% para todos los trabajadores, como así también para las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo.

Pero cuando quiso leer el proyecto y pedir la votación nominal de su iniciativa, el presidente del cuerpo lo frenó para decirle que no era lo acordado y que ya tendría oportunidad de hacer su planteo durante la sesión.

Cuando volvió a hablar, ya durante el debate, Del Caño habló de un momento de “muchísima crisis en el país, que afecta fundamentalmente a las mayorías populares”. Dijo que tal vez esta crisis sea “la más grave desde 2001, pero para esta Cámara no significó nada: hace 3 meses que está cerrado el Congreso”.

Cargó contra “un sistema social irracional, criminal, organizado en función de beneficiar a un pequeño puñado de banqueros, terratenientes y grandes empresarios”. Afirmó que “esta política que llevó adelante el Gobierno de Mauricio Macri para beneficiar a los grandes grupos económicos, con el apoyo durante gran parte de su gobierno en las leyes fundamentales para aplicar el ajuste para endeudar el país, fue el apoyo cómplice de sectores del PJ”.

Cargó contra los gobernadores y la CGT, y les endilgó a todos la responsabilidad de la crisis.

“Por supuesto que cualquier paliativo nosotros lo acompañamos, pero no nos engañemos: ahora estamos discutiendo esta ley, pero desde las PASO, se fugaron 100 leyes de emergencia que deberían beneficiar a millones de personas. Los especuladores se la están llevando en pala”, afirmó, para insistir luego en discutir aquello del aumento del 30% de un aumento de emergencia.

Y sobre el final, volvió con un clásico: “hay que dejar de pagar la deuda”.