Se sabe que por lo general la mayoría de los vehículos tienen cierto margen de error a la hora de medir la velocidad, pero a su vez en muchos casos no se tiene conocimiento de esa inexactitud que indica el velocímetro de un vehículo. Cabe destacar que en la actualidad existen diferentes tipos de instrumentales y varios rodados ya no cuentan con los típicos relojes de aguja como antes.

A pesar de que existen diferentes tecnologías encargadas de marcar la rapidez, que evolucionaron a favor de la precisión durante los últimos años, pocas de estas logran obtener la velocidad real de determinada unidad. Aún así, existe una modalidad “casera” que no requiere de demasiados elementos para obtener un valor aproximado en comparación a lo representado en el velocímetro. Para esto, nada mejor que un breve cálculo con un cronómetro y un trazado corto, para obtener la respuesta que muchos conductores que manejan con precaución buscan, en relación a lo visualizado en el instrumental de un vehículo.

El primer paso es determinar un kilómetro exacto en un terreno plano, tomando como referencia algún mojón de una ruta con muy poco tránsito.

Desde uno de los mojones se debe setear el odómetro parcial del auto a cero y recorrer 1.000 metros hasta que coincida con el otro mojón. Y, para ser más exactos, lo ideal es hacerlo a muy baja velocidad. Una vez confirmada la distancia, el objetivo es cubrir el trayecto que se determinó a 100 km/h constantes “de velocímetro” y tomar el tiempo entre un punto y otro.

Si se demora 36 segundos en cubrir los 1.000 metros, el velocímetro de su auto es muy preciso (100 km/h exactos). Si demora 37 segundos, su auto circula realmente a 97,2 km/h. Y si lo hace en 38 segundos su automóvil va en realidad a 94,7. En síntesis: un método para disipar dudas.