La voluntad de los diputados miembros de la Comisión de Salud refleja claramente la intención de emitir dictamen favorable al proyecto de ley de Obesidad, llamada de Trastornos Alimentarios, y llevarla al recinto para convertirla en ley a fines de mayo.

El presidente de la Comisión de Salud, Juan Sylvestre Begnis, aseguró a Parlamentario.com que “sino pasa nada extraordinario, la ley de Obesidad la sancionaremos a fin de mes”. “La voluntad del Ejecutivo desde Alberto Fernández y la ministra de Salud Graciela Ocaña es sacar una ley para llenar este vacío legal que causa una desprotección a mucha gente que padece esta enfermedad”, sostuvo el diputado kirchnerista.

En la reunión de comisión asistieron los integrantes de COPAL -Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios- donde criticaron varios puntos del proyecto pero no presentaron ningún escrito formal alternativo.

En su oportunidad, la norma fue aprobada por el voto de 50 senadores y el único rechazo fue de la senadora justicialista Adriana Bortolozzi, quien en su discurso despertó sonrisas al decir sobre sí misma que “no quepo en los pasillos del recinto”, pese a lo cual considera no sentirse discriminada por su peso.

Autodefinida como “senadora obesa”, expresó su convicción de que se trata de una cuestión no prioritaria y, por el contrario, el proyecto terminará sirviendo para que “ganen dinero quienes realizan by pass gástrico por unos 40 mil pesos de honorarios”.

Es que el proyecto aprobado obliga a las obras sociales y a las empresas de medicina prepaga, a prestar atención médica, psicológica y quirúrgica a quienes padezcan trastornos de obesidad, bulimia y anorexia.

En contra de esas argumentaciones, su colega de bancada y presidenta de la Comisión de Salud, Haidé Giri, remarcó la necesidad de sancionar una ley que promueve campañas de educación y prevención en un país que marcha en segundo puesto, detrás de Japón, en materia de obesidad.

Resaltó la necesidad de que haya “un tratamiento integral y no por partes, desde lo médico, lo nutricional y lo psicológico, porque sino no sirven”. También habló de la importancia de mejorar la información que la población recibe sobre la calidad nutricional de los alimentos que consume habitualmente, y alertó sobre los riesgos de las grasas trans, presentes en algunos productos, que pueden provocar “daños cardiovasculares y derrames cerebrales”.

Si bien la mayoría de los legisladores admitió que el mayor problema alimentario en la Argentina es la persistencia de bolsones de hambre, todos los oradores exhibieron un consenso favorable hacia una norma que apunta a prevenir, educar y atacar los trastornos alimentarios.

Entre los puntos de la norma aprobada se crea también un Programa Nacional de Prevención y Control de los trastornos alimentarios en el ámbito del Ministerio de Salud, que tendrá por objeto instrumentar campañas informativas relativas a los trastornos alimentarios.

Otra cuestión regulada es la publicidad y promoción, dirigida a niños menores de 12 años, de alimentos con elevado contenido calórico de grasas y azúcar y pobres en nutrientes esenciales.