Por diferencias internas entre los bloques de la oposición de la Cámara baja, apenas lograron convertir en ley -hasta ahora- cuatro proyectos, uno de ellos vetado. Un balance negativo, por cuanto no pudieron cumplir con las promesas electorales.
La presencia de 35 bloques en nombre de 257 varones y mujeres en la Cámara baja es el espejo impiadoso de la fragmentación en que se encuentra sumergida la representación política nacional. Semejante división, obviamente repercute en el funcionamiento de las comisiones y fundamentalmente en el recinto, cada vez que Eduardo Fellner habilita la reunión.
El cuadro de situación es el resultado del mensaje de las urnas de las dos últimas elecciones, en particular la del 28-J que profundizó este escenario y por ende en la construcción jurídica, la que queda atada a las idas y vueltas de sus integrantes, con más de una sorpresa a la hora de la votación.
Desde que el Frente para la Victoria decidió que el quórum dependía ahora del arco opositor, los miércoles -día de sesión- se ha convertido en una jornada de intrigas y especulaciones. “Ellos tienen la obligación por sí solos de juntar 129, de la misma manera como lo hacíamos nosotros antes”, repite el jefe de la bancada Agustín Rossi, lo que es compartido a rajatablas por sus 86 compañeros de bloque.
En rigor, el bloque kirchnerista supo aprovechar hasta ahora las desavenencias de los líderes de la oposición a la hora de fijar la agenda legislativa. Por un lado está el arco duro anti K, mientras que por el otro lado están los sectores denominados “progre”, que se pelean por ocupar un lugar protagónico a la hora de contar los votos.
Pero el bloque oficialista, cuenta con aliados como el Frente Cívico por Santiago que preside Daniel Brue, el Nuevo Encuentro Popular y Solidario que lidera Martín Sabbatella, el Renovador de Salta, Concertación-Forja, más algunos solitarios que se columpian sin pudor en una posición u otra; ora para el oficialismo, ora para la oposición, pero con la tendencia de privilegiar al oficialismo K, lo que le da seguridad a Rossi y compañía de no ceder así nomás a la embestida de la oposición. Hasta ahora no le ha ido mal, todo lo contrario.
Ustedes mandan
Los jefes de bloques Oscar Aguad (UCR), Felipe Solá (Peronismo Federal), Elisa Carrió (Coalición Cívica), Federico Pinedo (PRO) y Marcelo López Arias (Peronismo), entre otros, tienen la difícil tarea de revertir esta situación, de ellos dependen el armado de los proyectos a debatir y aprobar. Una tarea para nada fácil, ya que cada iniciativa tiene sus bemoles y por ende necesita contar con el consenso necesario. Hasta la fecha han coincidido en llevar adelante varias propuestas que prometieron durante la campaña electoral de 2009, pero poco han cosechado, precisamente por desavenencias internas e ideológicas.
Muy lejos quedó aquella noche del 28-J, cuando saborearon el triunfo y donde la mayoría de sus dirigentes estaban convencidos que el escenario estaba abierto para concretar la sanción de leyes desde sus respectivas perspectivas para esmerilar el proyecto de la pareja presidencial.
En diciembre plasmaron su primera victoria al arrebatar al oficialismo el control de las comisiones fundamentales, tanto en el Senado como en Diputados para despejar el camino de los dictámenes favorables.
Un derroche de entusiasmo que se diluyó con el correr de las semanas a partir de que irrumpieron las previsibles divisiones ideológicas y también las vanidades personales, como más de uno de ellos lo admitió a Parlamentario en la ronda de consulta sobre el balance de lo actuado.
En cuanto a lo ideológico, las fuerzas de centroizquierda, que se beneficiaron con la presidencia de tres comisiones a la hora de la repartija, en mayo plantaron bandera y se alejaron de Aguad, Solá, Carrió, Pinedo y López Arias. Armaron un interbloque con 22 miembros, más algunos aliados circunstanciales, como los tres cordobeses del Frente Cívico que responden al senador nacional Luis Juez, o la fueguina Nélida Belous, del unipersonal Proyecto Progresista, que los transformó en árbitros del quórum como se reflejó en la edición 1028 de Parlamentario, que le vino como anillo al dedo al FpV para su táctica de dejar pasar el tiempo.
Al ver esta realidad, el bloque de la primera minoría y sus aliados estratégicos han tomado de común acuerdo la decisión de no ingresar al recinto los miércoles, hasta tanto los principales bloques de la oposición ubiquen a 129 como mínimo en sus bancas. Hasta ahora ha funcionado la táctica del FpV, haciendo fracasar reiteradamente los intentos del arco opositor duro de realizar sesiones. Esta metodología, seguramente se acentuará hasta que finalice el período ordinario de sesiones, razón por la cual la oposición deberá redoblar sus esfuerzos para hacer prevalecer su mayoría numérica, por cuanto deberán resolver en el recinto sus promesas electorales, ya que se descuenta que Eduardo Fellner cerrará el recinto hasta marzo del año que viene, por cuanto está previsto que el Poder Ejecutivo no convoque a sesiones extraordinarias de acuerdo con la información a la que accedió Parlamentario de varios integrantes de la mesa de conducción del bloque de diputados y de senadores nacionales del FpV.
Solos contra el mundo
Ese es el contexto en el que los bloques de la UCR, el PF, la CC, el PS, el Gen, etcétera, tienen que transitar, y entre los cuales en septiembre estallaron los mínimos acuerdos para trabajar codo a codo en la sanción de las leyes, tras lo cual pasaron cuatro miércoles sin juntar 129 legisladores. Y cuando lo lograron, el FpV les birló hábilmente el quórum, dejándolos pagando en el recinto.
En las 16 sesiones del 128 período de sesiones ordinarias, el balance es negativo, ya que apenas cuatro leyes completaron su periplo antes de salir en el Boletín Oficial: las medidas mínimas de seguridad bancaria, glaciares y el 82 por ciento móvil, las demás o están estacionadas en el Senado o en su defecto a la espera de dictámenes favorables en las comisiones a las que fueron derivadas.
Uno de los mayores fracasos es la Comisión de Agricultura y Ganadería a cargo del radical Ricardo Buryaile. Decenas de proyectos de ley son adobados por el juego de las posiciones de sus integrantes en función de sus posturas ideológicas. No es lo mismo ser de la Federación Agraria que de Confederación Rurales Argentina o la Sociedad Rural, como dijo uno de ellos a Parlamentario. Arribaron como los famosos agrodiputados y pensaron que se iban a llevar el mundo por delante, pero se toparon con las tranqueras cerradas por diferencias, como las retenciones o la de arrendamientos, por sólo citar dos ejemplos.
El bloque que más sintió esta pelea fue la UCR que optó por la “libertad de conciencia” a la hora de escoger de avalar o bajar el pulgar un proyecto. Es que la discusión de la renta agraria cobija más de una mirada enfrentada y nadie está dispuesto a sacar los pies del plato para eludir un desmadre de aquellos.
Lo mismo sucedió en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto a cargo del peronista disidente Alfredo Atanasof, sobre los avatares de las relaciones comerciales con Venezuela. Arrancó con brillo y pomposas declaraciones y después quedó en la nada las amenazas de sacudir el mundo económico con las revelaciones de la embajada paralela.
El mismo panorama dejó la conformación de las comisiones investigadoras. Llovieron las propuestas de poner bajo la lupa a todos los cursos de acción del Gobierno y al final fueron bendecidas un par de ellas, las que a esta altura del año no van a generar ningún resultado. Las demás, gracias.
Más pruebas
Decenas de proyectos de los diputados radicales, macristas, peronistas disidentes y de la Coalición Cívica ingresaron en las comisiones controladas por ellos mismos como las de Asuntos Constitucionales (Graciela Camaño-P), Comisión de Agricultura y Ganadería (Ricardo Buryaile-UCR), Asuntos Municipales (Jorge Alvarez-UCR), Defensa Nacional (Julio Martínez-UCR), Economía (Gumersindo Alonso-Fte. Cív. Cba), Economías y Desarrollo Regional (Ricardo Mansur-UCR), Energía y Combustibles (Fernando Solanas-P. Sur), Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia (Claudia Rucci-PF), Industria (Daniel Germano-PF), Justicia (Ricardo Gil Lavedra-UCR), Legislación Penal (Juan Carlos Vega-CC), Minería (Héctor Tomas-PF), Obras Públicas (Christian Gribaudo-PRO) , Seguridad Interior (Griselda Baldata-CC), Finanzas (Alfonso Prat Gay-CC), entre otras calificadas importantes, sin que esto signifique ningunear a las otras comisiones, como admitió un jefe de la oposición ante la consulta de Parlamentario.
Precisamente la Comisión de Finanzas -a cargo del hombre de la Coalición Cívica, Alfonso Prat Gay- es un filtro para las iniciativas tanto de la oposición como del FpV. Es que las normas que ingresan en la comisión apuntan al corazón de la economía con iniciativas tendientes a nuevos regímenes legales para su funcionamiento, pero todo está sujeto a las posiciones de cada uno de sus integrantes y de las directivas de los bloques.
Uno de los temas centrales que está en pleno debate en la comisión es la reforma del sistema financiero, que tiende a derogar una norma heredada de la última dictadura militar. Sobre el tema existen tres propuestas, la del cooperativista Carlos Heller que es rechazada por la oposición, mientras que las dos restantes son del macrista Federico Pinedo y de Gerardo Milman del GEN. Ninguno de los proyectos avanza. Está empantanado por las divergencias políticas y técnicas.
Claro que no es la única comisión donde sucede este tipo de posicionamientos en relación a un proyecto de ley. Si se recorre los sitios web de las comisiones en la Cámara baja, en las que está actualizada la información, ya que en otras sólo figuran los integrantes pero no el listado de normas a su consideración, suman decenas y decenas de proyectos que abarcan todos los tópicos.
En cuanto a las demoras en la aprobación de los proyectos de ley en este período ordinario se pueden leer las parciales interpretaciones de sus protagonistas. Por un lado Elisa Carrió deslinda responsabilidades a su otrora partido, la UCR. Sin tapujos dice que “están condicionados por el fantasma de ser Gobierno”, entonces “hacen buena letra”.
En la misma línea carga contra el jefe de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas, a quien le endosa ser funcional al kirchnerismo en la sanción de determinadas leyes.
Desde el radicalismo, la disputa interna entre Ricardo Alfonsín y Oscar Aguad están a la vista, a tal punto aseguran los alfiles del vicepresidente de la Nación, Julio Cleto Cobos, al cual está alineado el jefe de la bancada de la UCR, que los diputados que responden a Alfonsín son reacios a enfrentar abiertamente al Gobierno en proyectos que condiciona la política oficial de la Casa Rosada.
También en el Peronismo Federal prevalece el “personalismo” de sus dirigentes. Tan es así que se puede observar el distanciamiento, cada vez más notorio, entre Felipe Solá y Francisco de Narváez, cada uno juega de acuerdo con su conveniencia electoral, aunque en el recinto votan en la misma sintonía.
Este es el cuadro de situación que atraviesa el conglomerado arco opositor, que deberá resolver en primera instancia sus internas y luego alcanzar el consenso entre los jefes de bloques para revertir esta magra cosecha de cuatro proyectos de ley aprobados.
Muchas iniciativas que pomposamente fueron levantadas a los cuatro vientos quedarán en el camino, y no precisamente por responsabilidad del oficialismo, sino por los efectos detallados en este informe.
