La iniciativa que reclama el Poder Ejecutivo contó con el apoyo de los legisladores de los bloques del PJ y la UCR, junto al de los diputados "transversales". Los opositores -de los partidos de derecha y de centroizquierda- rechazaron la normativa, pero se diferenciaron en los motivos de sus decisiones.

Los primeros remarcaron que no querían "atar las manos" del Poder Ejecutivo "ni convalidar" lo actuado por el Gobierno, mientras que los segundos subrayaron el origen "ilegítimo de la deuda" y, según sus dichos, no quisieron "actuar como taparrabo del presidente Néstor Kirchner que tiene su palabra devaluada ante los acreedores".

Con la aprobación de esta norma, el Parlamento busca disipar las versiones de una posible modificación en la oferta para salir del default que involucra un monto de 81.800 millones de dólares y habilita al Gobierno a iniciar acciones para deslistar de los mercados internacionales los bonos que no entren en el canje.

La diferencia con respecto a la votación en el Senado fue que en la Cámara baja hubo votos negativos, anunciados por el Partido Recrear, de Ricardo López Murphy y por la UCeDé.

El debate fue iniciado por el justicialista Carlos Snopek, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, quien defendió el proyecto enviado por el Ejecutivo al señalar que "esta es la renegociación de la deuda posible" y agregó que "el mandato otorgado al Gobierno para hacer esta reestructuración ha sido cumplido acabadamente".

Otro justicialista, el santafesino Julio Gutiérrez, defendió al proyecto de las críticas de algunos sectores políticos que lo consideraron inofensivo al decir que "esta no es una ley inocua, ya se ve cómo los mercados reaccionaron favorablemente".

Para que el Gobierno obtuviera la Ley denominada cerrojo, fue fundamental el apoyo de la bancada de la UCR, respaldo resumido por el correntino Breard en un discurso donde expuso una clase de historia sobre la deuda pública argentina y criticó duramente a los gobiernos de Carlos Menem y de Fernando De la Rúa.

Del primero mencionó la "mentira del uno a uno" y sobre su correligionario se hizo cargo de que "el pecado original de la Alianza es haberle hecho creer a la gente que la estabilidad monetaria era imprescindible más allá del costo que implicaba". También respaldó el proyecto la diputada Ibarrista Juliana Marino, quien aseguró que "la quita (en el canje de la deuda) es una de las más grandes que se realizado en los últimos años".

La negativa del Partido Recrear que lidera Ricardo López Murphy fue explicada por el porteño Hugo Martini quien sostuvo "la necesidad de apoyar la propuesta del Poder Ejecutivo sin intención de condicionamientos", aunque luego aclaró su voto en contra por considerar que se trata de una "Ley innecesaria".

"La mejor forma de ayudar al Presidente es no atarle las manos. Reiteramos que esta es la propuesta necesaria para salir del default que hace que felizmente la Argentina pueda acceder en forma normal a la comunidad internacional. Sin embargo, creemos que es una Ley innecesaria", dijo Martini.

La posición de Martini, compartida por la UCeDé, pone el ingrediente distinto en la discusión por el proyecto de Ley en el Congreso, ya que la semana pasada el Senado dio media sanción a la norma y quienes no votaron a favor se abstuvieron.

En tanto, el ARI, el socialismo, CTA, Compromiso para el Cambio y el Movimiento Popular Neuquino pidieron autorización para abstenerse de votar con fuertes críticas a la negociación de la deuda y a su pago.

El diputado de la CTA, Claudio Lozano, argumentó su abstención en que el Congreso no participó de la discusión de este canje de deuda, sino que el canje "tampoco solucionó el problema de los argentinos"

Adrián Pérez y Eduardo Macaluse, del ARI, coincidieron en que "es el Congreso el que debe discutir la deuda externa y, en cambio, el oficialismo eligió el camino de la delegación".

"En una actitud responsable, es que hoy nos abstenemos de votar este proyecto", anunció Pérez; en tanto que Macaluse habló de una "jugarreta del Gobierno" y de una "movida para la gilada" mientras "el Gobierno está haciendo otra jugada".