Por Adolfo Stubrin
El matrimonio gobernante se desespera por ocultar los problemas públicos que persisten o surgen en el país. Por momentos pareciera que ellos y sus seguidores creen su propia fábula. La destrucción del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos –INDEC- y el cajoneo indefinido de la Ley sobre información pública son dos ejemplos culminantes de esta técnica que también se manifiesta en la negativa a las conferencias de prensa y, desde luego, a todo diálogo con la oposición.
No obstante los ciudadanos viven y sufren los efectos de la negligencia o los errores gubernamentales. La inflación, la crisis energética y los episodios de corrupción impunes son temas que erosionan semana tras semana la posición electoral de la candidata oficialista.
Por eso estamos convencidos de que habrá segunda vuelta y, en esa instancia, un clamor popular hará inevitable y conquistará el debate público entre los dos candidatos a Presidente.
La precisión y solidez con que ROBERTO LAVAGNA y GERARDO MORALES están exponiendo durante la campaña la propuesta alternativa de Una Nación Avanzada está dando sus frutos. Son ellos quienes anuncian una auténtica alternativa superadora. Lo hacen porque describen las dificultades existentes, identifican sus causas y ofrecen estrategias específicas para resolverlos.
El Plan Lavagna para los primeros 100 Días de Gobierno y los Lineamientos para un Programa de Gobierno 2007-2011 son un conjunto meditado y equilibrado de acciones públicas que durante más de un año elaboraron los equipos técnicos de los partidos y vertientes que forman UNA, entre ellos la Unión Cívica Radical.
Se trata de un enfoque progresista basado en que la Argentina tiene una oportunidad, que las torpezas del actual gobierno la está echando a perder y que somos optimistas acerca de que un rumbo de progreso económico, social y moral puede ser retomado antes de que se produzca un deterioro mayor.
Por lo tanto, el debate entre Roberto Lavagna y Cristina F. de Kirchner es un elemento de juicio que ningún ciudadano conciente querrá perderse antes de emitir, en la segunda vuelta, el voto decisivo. Porque equivaldrá a romper la coraza de autosuficiencia y soberbia del grupo en el gobierno; implicará derramar sobre la opinión pública un diagnóstico certero sobre la situación nacional; y contrastará con negro sobre blanco, por una parte, una VERDADERA ESTRATEGIA PROGRESISTA DE DESARROLLO NACIONAL y, por la otra, un populismo conservador e irresponsable.
