Michelle Bachelet fue el espejo donde el matrimonio Kirchner comenzó a mirarse el año pasado, a partir de su asunción en el país vecino. Hasta que las cosas comenzaron a resultarle complicadas a la mandataria trasandina.

Las cosas se le complicaron más ahora a la presidenta chilena a partir de perder en la Cámara de Diputados la mayoría que ostentaba. Así sucedió luego de que cinco diputados democristianos renunciaran a seguir integrando el oficialista bloque de la Concertación, argumentando la implementación de políticas neoliberales por parte del oficialismo.

En medio de versiones sobre inminentes cambios de gabinete, los diputados de la Democracia Cristiana Jaime Mulet, Alejandra Sepúlveda, Pedro Araya, Eduardo Díaz y Carlos Olivares renunciaron en forma indeclinable al partido. Lo hicieron luego de que fuera expulsado de la fuerza el senador Adolfo Zaldívar.

Con la renuncia de los diputados al partido, uno de los más importantes de la coalición de centroizquierda que gobierna Chile desde 1990, el oficialismo redujo su representación en esa rama legislativa de 62 a 57, en la que la presencia de ocho parlamentarios independientes será clave en futuras votaciones, mientras la derecha opositora tiene 55 escaños.

Zaldívar había sido expulsado el pasado 27 de diciembre por el tribunal de disciplina de la DC, que lo acusó de contravenir acuerdos del partido y votar junto a la oposición derechista algunos proyectos legislativos. También se le imputó a Zaldívar haber injuriado a la directiva de la colectividad, que dirige la senadora y posible candidata presidencial Soledad Alvear, instancia a la que el senador calificó de “asociación ilícita” y de “corrupta”.

Los diputados que renunciaron integrarían un comité independiente en el Parlamento para después estructurar un nuevo referente político, según anunciara el propio Zaldívar, que fue dos veces presidente de la DC durante una militancia de 40 años.

Ya a fines de 2007, Bachelet había perdido el control del Senado por la deserción de un legislador del Partido por la Democracia, una nueva evidencia de las dificultades políticas a las que suma la caída de su popularidad, y un creciente nivel de conflicto con organizaciones sindicales y mapuches.

Los parlamentarios renunciantes leyeron una declaración en la sala de la comisión de Constitución de la Cámara baja, donde afirmaron que dejan la colectividad en “respuesta a las amenazas, a los chantajes y a las presiones para intentar silenciar nuestra permanente denuncia y oposición a prácticas y políticas abusivas”.