El senador Juan Carlos Marino defiende la actuación de los productores y asegura que la falta de interés del Gobierno en el sector llevó a este conflicto. Además habla de la situación en el radicalismo.
Por Agustín Alvarez Parisi
Siempre tuvo un perfil bajo pero alto a la vez. Se sabe que es un hombre influyente respecto al interior del radicalismo: no sólo es el titular de la UCR en su provincia, La Pampa, sino que apenas llegó al Senado logró incorporar a un hombre de su confianza como Prosecretario Administrativo (cosa poco común para un novel senador). Ahora ocupa la vicepresidencia primera del Cuerpo.
Perfil alto, por la capacidad de acomodarse en puestos estratégicos y ser muy respetado por sus pares. Perfil bajo, porque hasta principios de este año había hablado poco en el recinto, pocas entrevistas con la prensa nacional, pocos proyectos polémicos… apenas reaccionó ante algunos conflictos anteriores entre el Gobierno y el campo.
Ahora todo cambió. El radicalismo en el Senado se redujo y los temas agropecuarios pasaron al centro de la escena. Ideal para que él, que es productor, pueda también aumentar sus apariciones públicas. Juan Carlos Marino -de 44 años, casado con dos hijas-vive en carne propia el conflicto con el campo, y entrevistado por Parlamentario analizó el desarrollo de las duras relaciones entre el Gobierno y los productores y las posibles soluciones. Asegura que el Gobierno no tiene plan agropecuario y que la sojización es un problema que el propio Poder Ejecutivo fomentó y generó.
Primero el diálogo
- ¿Cree que finalmente se van a solucionar las diferencias entre los productores y el Gobierno? ¿De qué manera?
- Creo que hay una sola cosa que se puede hacer que es dialogar. Todos los problemas en la vida se arreglan dialogando. Pero no puede ser un monólogo sino un diálogo. Y las entidades del campo hace mucho tiempo que vienen pidiendo diálogo y se les ha negado permanentemente. En ese sentido, las entidades han tenido un gesto importante de decir, “levantemos la medida y sentémonos a negociar”.
- El Gobierno sostiene que elevar las retenciones significa sembrar menos soja. ¿Usted no acuerda con esto?
- No. Es un error. Hoy en la Argentina las retenciones son netamente recaudatorias. Hay un desconocimiento muy grande. Analicemos lo que ha dicho el Gobierno. Primero se habló de la soja que incidía fuertemente en la canasta básica; no hay prácticamente derivados de la soja en la canasta. Luego dijeron que al subirle las retenciones a la soja, se bajaban las del trigo; pero al trigo se le bajó al 0,8%. Luego se habló de la sojización, pero nos olvidamos de que hoy los productores que invierten en ganadería están condenados a fundirse y por eso desaparecieron muchos productores. Lo que el Estado debería hacer es sacarle retenciones a los otros cultivos para que se equilibren con la soja. Pero para eso hay que tener un plan.
- ¿Fracasó el plan del Gobierno para el sector agropecuario?
- No, no fracasó porque nunca hubo un plan. Por ejemplo, en la ganadería se necesita un plan a largo plazo con previsibilidad y reglas claras. Por eso en el diálogo tiene que salir en claro todo esto: cuál es el plan a largo plazo consensuado con la gente del campo. Lo importante es que haya un diálogo franco para que no vuelva a transformarse en un conflicto. Los paros no les convienen ni siquiera a los productores que se sienten incómodos haciéndolo y dejan de producir. Pero llegó un momento que el sector se cansó de que lo ofendan: este sector permitió al país salir adelante y es el que sostiene el superávit fiscal. Pero dejemos de atacar al campo. No existe más la oligarquía agropecuaria; hoy la oligarquía es financiera.
- ¿Cree que cambiarán las políticas del Gobierno?
-Tienen que cambiar. Se llegó al paro por hartazgo. El discurso de la Presidenta encendió la mecha cuando se habló del paro de la abundancia y no fue menor la concentración en la ciudad de Buenos Aires. Mucha gente fue a manifestarse a favor de la producción y del campo argentino, a lo mejor sin tener idea de lo que es el campo y la producción. Pero se dio cuenta de que es un sector que está ayudando mucho al país.
- El Gobierno dice que todo esto fue un intento de desestabilización. ¿Usted coincide con esto?
- Echarle la culpa a la prensa o decir que fue un paro para intentar un golpe de Estado no es razonable.
- D’Elía dijo que los que estaban en Plaza de Mayo eran todos de Recoleta y Barrio Norte.
- D’Elía no tiene vergüenza. Este señor no puede hacer lo que hizo esa noche. Cuando alguien va a manifestar su descontento -que es un derecho que tenemos- no se puede contrarrestar con otra intervención para correr a la gente. El Gobierno salió a contestar mal y esto fue otro acto fallido. Después dicen que los medios no reflejan la realidad o fueron tendenciosos. No se puede hablar de generales mediáticos: nadie que tenga una filmadora puede evitar filmar cuando D’Elía le pega una trompada a una persona. Y decir que odia a los blancos y los que viven en Recoleta es una barbaridad. Tenemos que desterrar para siempre estas cosas: no podemos desear que le vaya mal a determinado sector.
- ¿Cree que las decisiones sobre las retenciones deberían pasar por el Congreso?
- Sí, esto y muchas otras cosas. Esta es la casa de la democracia, y es donde se deben dictar las leyes y normas. Acá sólo se aprobaron las retenciones a los hidrocarburos y después el Gobierno usó la misma ley para aplicarlas al campo y encima ahora quieren poner tasas confiscatorias. Esto debería haber pasado por el Congreso, porque además el Gobierno tiene el número suficiente para dar el debate.
- ¿A su criterio habría que eliminarlas?
- Yo en un momento presenté un proyecto para la reducción gradual, primero porque creo que son inconstitucionales. Y segundo porque -si bien fueron muy importantes para la recuperación del país- a medida que seguimos creciendo tenemos que eliminar los impuestos más distorsivos, que son el impuesto al cheque y las retenciones, que además no se coparticipan. Nosotros estamos trabajando en un proyecto alternativo para que una parte de esos recursos -que son entre 20 y 24 mil millones- se redistribuyan a las provincias. Hoy sólo llega el 27% de la recaudación total a las provincias, cuando hace unos años era el 49%. Esto desalienta la redistribución.
- ¿Cree que se va a avanzar en una nueva ley de Coparticipación?
- No, yo creo que esto es algo que hay que descartarlo. No veo intención de avanzar sobre el tema, que no parece estar en los planes del Gobierno.
- ¿Cree que volverán los piquetes si no hay acuerdo?
- Primero aspiro a que haya un acuerdo. Espero que el Gobierno cumpla con lo que dijo. Si se levantó el paro pero el Gobierno no pone en marcha un plan para la producción, los productores van a volver. Este no es un paro contra la sociedad, sino contra las políticas equivocadas. Si no pone reglas de juego claras debería volver a las protestas. Aquí está la supervivencia de mi provincia, porque sino vamos a tener que abrir muchos geriátricos y cerrar escuelas, porque no nos van a quedar jóvenes.
- El Gobierno dice que esto provocó desabastecimiento con una consecuente suba de precios. ¿No siente que los productores son responsables de esto?
- Es lógico que se haya producido. Pero lo importante es que la sociedad entienda que no lo querían hacer, sino que fue obligado. El tema es que el Gobierno no tomó el problema como tal para buscar soluciones. Lo que sí quiero aclarar es que el sector agropecuario no es fijador de precios. Fíjese que se dio el paro, hubo desabastecimiento y subieron los precios. Pero después volvió todo a la normalidad y los precios no bajaron. Pero eso no se traslada a los que producen. Por ejemplo el otro día un productor me contaba que para comprar un litro de agua mineral tiene que vender tres de leche.