A cualquiera que le pregunten si quiere ver el fútbol gratis seguramente va a responder que si, solo que habría que aclararle que le terminará costando muy caro a todos los argentinos.

Por los medios nos hemos enterado que en una “jugada” demagógica y cortoplacista como todos los rimbombantes anuncios del estilo K de gobierno, el estado destinará 600 millones de pesos por año, durante 10 años, a cubrir el déficit del fútbol profesional.

El Sistema de Medios Públicos, que hasta hoy tenía un presupuesto de 322 millones de pesos anuales, comprará en casi el doble de ese dinero los derechos de televisión del fútbol. Los superpoderes nuevamente posibilitarán una reasignación de partidas presupuestarias a contramano de los reales intereses de la Nación.

Mientras esto ocurre, la Secretaría de Deportes de la Nación hace malabarismos para tratar de que rindan poco más de 100 millones de pesos en cuatro programas que resultan fundamentales a la hora de apoyar el conjunto de las actividades deportivas en el país; 22 millones para Fomento del deporte social y recreativo; 71 millones para Desarrollo del Deporte de Alto Rendimiento; 2 millones para Asistencia Médica Deportiva y Control Antidoping, y 11 millones de pesos para la Promoción de Competencias Sociales y Deportivas (cifras detalladas en el presupuesto 2009). Resulta insólito pensar que se destine para el fútbol profesional una cifra cinco veces mayor, solo para pagar los desaguisados de los responsables de la conducción de los clubes.

El desinterés que puso en evidencia el Gobierno nacional en la promoción del deporte y se vio reflejado en la planificación presupuestaria que comentamos, hace que sea mayor la sorpresa de destinar ahora a una actividad profesional una cifra que creemos exorbitante.

Las desastrosas economías de los clubes siempre fueron salvadas por la venta de jugadores al exterior. Los importantes ingresos que se obtenían por transferencias internacionales hoy se han desplomado ante la crisis que se vive y afectó el mercado de pases. Ello provocó una situación imposible de resolver por dirigentes que, salvo excepciones, han mostrado una gran irresponsabilidad en el manejo de la economía de la camiseta de sus amores.

Los Kirchner aparecen como los salvadores de la situación, agregándole además el condimento populista que los caracteriza al publicitar que el fútbol es una pasión nacional y como tal debe ser vista por todos los argentinos en forma gratuita. No tenemos seguridad de que ello vaya a ser así, pero nadie tiene dudas que se destinará a cubrir las cajas desvalijadas de los clubes, dineros que se deberían destinar a cubrir necesidades mínimas insastifechas de millones de argentinos que viven en la pobreza.

Precisamente, en el contexto actual , con el “escándalo de la pobreza”, la economía en recesión, el desempleo en aumento, las obras publicas paradas y las provincias en déficit, es una vergüenza que el dinero de todos los argentinos, cada vez mas escaso, vaya a financiar los desmanejos de los dirigentes del fútbol. Se dejará de lado la cobertura de prioridades impostergables, las que necesariamente continuaremos poniendo en la columna de las carencias de nuestro pueblo.

El Estado no está en condiciones de asegurar los fondos de los que se está hablando, ni ahora ni en los años que vienen. Como sucede con los K será otra maniobra de corto alcance, que luego se incumplirá. Pero eso parece no importar, el demagógico anuncio de la televisación gratuita de los partidos sirve para sacar de la escena mediática los problemas que nos aquejan.

Mucho criticamos a ministros como Martinez de Hoz o Cavallo que estatizaron la deuda pública. Hoy Kirchner estatiza la deuda de los clubes argentinos como ayer lo hizo con la deuda de Marsans cuando “compró” Aerolíneas argentinas.

Juan Carlos Marino es senador nacional UCR-La Pampa. Vicepresidente de la Comisión de Sistemas, Medios y Libertad de Expresión de la Cámara de Senadores