Giustiniani reclamó evitar con la nueva ley el “efecto piñata”: que cuando se produzca el desguace de algunos medios no estén esperando ciertos sectores cercanos al kirchnerismo esperando apoderarse de todo.
En su discurso, el senador socialista Rubén Giustiniani dio los argumentos por los cuales su partido resolvió apoyar en general el proyecto de ley de Medios Audiovisuales, recordando que así lo habían hecho ya los diputados nacionales semanas atrás.
Pero aclaró que ese apoyo lo hacían manteniendo su condición de oposición, por cuanto el Partido Socialista, dijo, “fue, es y será oposición a este gobierno, por una sencilla razón: no acompañó a su programa”.
El presidente del PS destacó el rol controlador que le corresponde a su partido respecto del Gobierno, y destacó que, a su juicio, “ser oposición no significa votar todo en contra siempre de lo que proponga el Gobierno”. Ejemplificó en tal sentido cuando por ejemplo acompañaron con el voto la renovación de la Corte Suprema de Justicia.
Más adelante y en referencia a ciertas críticas que pudieron escucharse por estos días, dijo que “el Partido Socialista nunca ha canjeado un voto en el Parlamento por algún extraño interés. La pelea por el país federal la estamos dando en los ámbitos que corresponden”.
Repartió culpas cuando dijo que si en tantos años no se modificó la ley fue porque a los gobiernos les convenía mantener un COMFER intervenido, organismo al que calificó como “una estructura oscura, peor que la SIDE… Era más fácil mantener ese poder”. Y dijo que para “los grupos económicos de la radiodifusión tener una regulación precaria también era mejor. Por eso esta regla de juego que hoy tenemos son la perversa combinación de un bando militar con el neoliberalismo”.
Giustiniani destacó que a lo largo de este cuarto de siglo de democracia se le aplicaron a la ley 200 modificaciones, de las cuales “sólo nueve fueron por ley”.
“Pero fueron para beneficiar intereses sectoriales”, destacó. Sólo nombró dos de esas modificaciones, a modo de ejemplo: la del artículo 45, en tiempos del menemismo, que permitió que quien tenía diario podía tener radio y televisión; y el decreto que extendió por 10 años las concesiones, registrado en tiempos de Néstor Kirchner.
“Ambas confirmaron situaciones de privilegio, fuimos muy pocos los que nos opusimos a eso y prácticamente no tuvimos prensa”, recordó.
“Bienvenido que limitemos los monopolios”, saludó Giustiniani, para añadir luego que “los monopolios en los medios de comunicación son infinitamente más negativos”.
Agregó que “henos escuchado muchas exageraciones. No creo que con esta ley llegaremos al paraíso mediático; tampoco creo que tengamos el peligro de entrar en el país de la noche de los silencios”.
“No tengo dudas que con las modificaciones que estamos proponiendo desde la oposición, si se hubieran aceptado, estaríamos concretando una norma mucho más sustentable, mucho más importante, que hubiera tenido un acuerdo mucho más amplio”, estimó Giustiniani.
El senador socialista volvió a diferenciarse del resto de la oposición al recordar que no compartía algunas apreciaciones que se hicieron sobre los derechos adquiridos. Cuestionó aquello de la seguridad jurídica, señalando que “algunos empresarios se preocupan por eso cuando empiezan a perder, pero cuando ganan mucha plata no se preocupan de si la ganan por decreto o como”.
Eso sí, reclamó un plazo de tres años para el proceso de desinversión. Sugirió al respecto que “la desinversión acelerada de algunos no se transforme en una acumulación acelerada de los amigos del poder”.
Definió esa situación que podría darse como “el efecto piñata”. ¿En qué consiste ese efecto? Es cuando en los cumpleaños un mayor se pone bajo la piñata para evitar que alguno de los chicos no vaya a hacer “remerita”. Pidió entonces evitar que “se haga remerita con este proceso de desinversión de algunos, para que exista un proceso de transparencia, queremos que este plazo sea mayor”.
“Hemos estado mirando mucho al pasado y poco al futuro. Porque queda un espacio abierto que es Internet”, dijo sobre el final, pidiendo abordar estas cuestiones y reclamó el acceso universal a Internet, sobre todo de los sectores más humildes. Sugirió además mirar a Uruguay, donde un proyecto permite el acceso de todos los niños a las computadoras.
