El oficialismo se prepara para defender sus espacios institucionales en ambas Cámaras luego del 10 de diciembre. Pretende retener las presidencias y las vicepresidencias de sendos Cuerpos.
Atrincherados y con la premisa de no hacer olas, los legisladores del oficialismo buscan un acuerdo parlamentario que les permitan conservar los principales espacios institucionales y resulta casi natural la negociación con la UCR, al parecer, para “poner en disputa todo lo que queda en el medio”.
El razonamiento tiene su origen en el presidencialismo imperante en la República y el peso político que los históricos partidos tienen, aunque no como antaño, en el territorio nacional como así también en el provincial.
El presidencialismo que invocan los políticos provinciales no hacen referencia directa a la dimensión republicana federal, sino a la lógica que impera en la ingeniería política electoral de cara a las futuras elecciones del 2011, que es cuándo terminará el período por comenzar. Donde ya no el presidente, sino el candidato a presidente es quien define los espacios y perfiles y, fundamentalmente, la competitividad y el candidato a gobernador.
Así las cosas, y cuando aún resta correr mucha agua debajo del puente, reforma política mediante, tanto en Nación como en la Provincia, los sellos PJ y UCR oficiales, son -imaginan los negociadores- quizás los únicos mojones seguros de subsistir a estos dos años con cierta representatividad.
A ambos partidos, además, les resulta, en principio, venturoso el planteo; claro que el firme convencimiento de avanzar que existe en el PJ no es tal en la UCR, donde aun no hay diagnóstico de “los costos que traerán aparejados los supuestos beneficios”.
Con el discurso de la necesaria gobernabilidad los radicales se presentan en los primeros tanteos sabiendo que fortaleciendo al espacio oficialista debilitan al opositor dentro del universo peronista. “Podemos buscar alternativas legislativas con los distintos grupos opositores pero no podemos caer en una estrategia de unir todos los grupos opositores para que los únicos ganadores sean los peronistas disidentes”.
El oficialismo, por su parte, disminuido en su número luego del recambio legislativo del 10 diciembre, ya no podrá tener preeminencia en las autoridades, y deberá negociar con la oposición las vicepresidencias, donde al menos, el FpV/PJ perdería una de las autoridades que se pondrán en juego a ambos lados del Palacio Legislativo.
El oficialismo, con paradas intermedias, pretende comenzar a recorrer un camino inversamente proporcional a lo experimentado en el presente período legislativo claramente expuesto en la Cámara de Diputados. El desafío no es menor, pero los conductores lo imaginan, hasta ahora, sin llegar a decirlo. En el presente período legislativo el oficialismo arrancó con 59 diputados en el bloque del FpV más ocho aliados de La Concertación, terminará con un bloque de 46 y tres aliados intermitentes.
En el Senado, por particularidades propia del Cuerpo, los números fueron más estables, todo comenzó con 32 más dos aliados y estaría finalizando con los mismo números aunque se debe consignar el enroque, de miembro pleno por aliado, de Julio Salemme y Viviana Arcidiácono.
Siguiendo el camino que ha comenzado a recorrer el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, con el inicio de diálogo político, el oficialismo legislativo comenzó a prepararse para el 11 de diciembre, generando consenso en el tratamiento de iniciativas, pero sobre todo en lo que hace al reparto de poder.
Diputados
En la Cámara baja bonaerense, el oficialismo está obligado a resignar cargos a la oposición, teniendo en cuenta también que deberá necesitar apoyo de otros bloques para aprobar leyes, sobre todo aquellas que necesitan de los dos tercios, empero, tampoco contaría con los miembros necesarios para tener quórum propio.
En la actualidad, la Cámara de Diputados está presidida por Horacio González, quien revalidaría su título el 10 de diciembre, y la vicepresidencia está en manos del recientemente asumido Horacio Delgado, luego de que Julián Domínguez ocupara la cartera de Agricultura de la Nación. La vicepresidencia I también la ocupa un oficialista, Luis Fernando Navarro, mientras que la vicepresidencia II y III está en manos de la oposición, Walter Martello del ARI y Roberto Filpo de la bancada La Concertación, respectivamente.
Luego del efímero intento de fusión del ala opositora para “pelear” por la presidencia de la Cámara baja, el oficialismo sintiéndose acechado, dijo que la primera minoría, es decir el FpV/PJ, era a quien le correspondía la conducción del Cuerpo colegiado. Y según su parecer, la conducción o gobierno funciona como sinónimo, e implica los dos principales cargos: la Presidencia y la Vicepresidencia. Lo que considera inevitable el bloque del Gobierno es la pérdida de la vicepresidencia I.
No obstante, desde el bloque de diputados Unión Pro Peronista -tal como se denominaría tras el 10 de diciembre-, amenazan con exigir la vicepresidencia jerarquizada “con firma”. Dirigentes del espacio referenciado en Felipe Solá, Francisco de Narváez y Mauricio Macri, teniendo en cuenta que el interbloque quedaría en principio con 19 miembros, al que a esta altura del año se podrían sumar dos legisladores más: Gabriel Villegas y Emilio Monzó. No reclamaron para ellos el espacio sino en abstracto, para la segunda minoría. Ese fue el espíritu de quienes reformaron el reglamento a fines de los ‘90, agregaron.
La segunda minoría está en disputa pero es cosa señalada que el Acuerdo Cívico y Social está más cerca de la ruptura definitiva y sin retorno que de encaminarse a un interbloque que les permita mostrarse como segunda minoría en recinto.
Como se sabe, los desencuentros en el ACyS podrían desparramar diputados en cinco bloques, el Gen, el ARI/CC, el PS, el ConFe y la UCR en la Cámara baja y, en un primer vistazo, está lejos de unificar personería con 35 miembros. Lo más probable es que en el arranque del período queden cuadro bloques: los 11 del Gen/PS, 10 de la UCR, 9 del ARI/CC y 5 del ConFe.
Senado
En la Cámara alta la presidencia es ocupada, tal como lo estipula la Constitución bonaerense, por el vicegobernador, en este caso Alberto Balestrini, y la primera y segunda vicepresidencia están ejercidas por Federico Scarabino y José Manuel Molina, respectivamente, todos ellos del partido del Gobierno. El Gen ocupa la vicepresidencia III, cuyo representante es Andrés Antedoménico.
Aquí, la discusión sólo pasaría por la fuerza que ocupará la vicepresidencia de la oposición. Si se toma en cuenta el número de bancas, tanto la UCR, la CC, como Unión Pro están en carrera con siete representantes cada uno; atrás quedaría el ARI con cinco.
Una simple cuenta indica que hay cinco bancadas y solo tres cargos. Pero, como se sabe, los cargos de la Cámara se eligen con mayoría simple de votos, por lo tanto, el oficialismo puede elegir aliado y premiar con el cargo mayor a quien garantice el equilibrio que proporcione el consenso necesario para el funcionamiento del Cuerpo colegiado con presidente impar.
También aquí el oficialismo tendrá que empezar las conversaciones con los opositores para garantizar el quórum ya que contaría, hasta el momento, como 19 miembros plenos más un aliado o dos aliados sobre un Cuerpo de 46 senadores.
El ruido interno del bloque oficialista que se esparce por los pasillos legislativos amenaza con producir desinteligencias y los opositores se entusiasman con poder alcanza la línea sucesoria. El sonido se genera por la cerrada conducción del Cuerpo que impone Balestrini. Los senadores le “pegan al chancho para ver quién es el dueño”, discuten fuerte tres cargos: la vicepresidencia de Cámara y la presidencia y vicepresidencia del bloque y tres miembros plenos de la Comisión de Labor Parlamentaria.
