La oposición concretó lo que definió como la primera interpelación a un ministro del macrismo, aunque el gobierno porteño aclaró que ese término estaba mal utilizado, pues se trató de un informe, ya que la Constitución de la Ciudad no contempla las interpelaciones.

Lo que sea que haya sido esta exposición del ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, fue larguísima. Se inició con quórum estricto, esto es 31 legisladores, reunidos para conocer la explicación del Ejecutivo porteño sobre el escándalo de las escuchas telefónicas, que involucran al propio jefe de Gobierno.

El titular de la cartera de Seguridad y Justicia arrancó con una introducción de quince minutos, para a continuación abocarse a responder los despachos que contenían pedidos de informes, tras lo cual los presidentes de bloques dispusieron de un tiempo para exponer. En el caso del PRO, contaba con una hora, en tanto que Proyecto Sur tenía 25 minutos y la CC 20 para formular las preguntas pertinentes.

Las imputaciones de los distintos bloques fueron fuertes y apuntaron al supuesto mal desempeño de los deberes de funcionario público.

Montenegro se defendió a sí mismo y a la administración macrista. Mencionó puntualmente a los policías detenidos en la causa, protagonistas centrales de esta novela. En el caso de Jorge “Fino” Palacios, otrora jefe de la Metropolitana, aclaró el ministro que se fue “antes de ser procesado”

Durante su exposición, Montenegro admitió que fue “un error” la designación de Jorge Palacios al frente de la fuerza, aunque aclaró que “sólo estuvo 29 días” en ese puesto.

“Desde ese momento la Policía (Metropolitana) siguió funcionando sin él, mal que le pese a muchos”, señaló el ministro, remarcando que la fuerza está funcionando muy bien.

Guillermo Montenegro se hizo cargo de la responsabilidad política por el escándalo, aunque defendió la honorabilidad de sus funciones y de las del resto del gobierno, que dicho sea de paso lo acompañó en su presentación ante la Legislatura.

En un pasaje, Montenegro confrontó con Aníbal Ibarra. Hablaban de Ciro James y el ministro aclaró con ironía que si habían ocultado a ese espía, lo habían hecho “bastante mal”, ya que “su designación estaba en el Boletín Oficial”.

Asimismo cuestionó a Ibarra por haberlo acusado de ser sospechoso cuando ni el juez lo consideró así.

El funcionario remarcó que el tal James trabajaba en el área de Justicia y Seguridad, pero que no se sabía que también estaba en el Ministerio de Educación. Dijo además que apenas el 3 por ciento de los ex policías federales que se presentó para formar parte de la Metropolitana tuvieron cuestionamientos.