Al promediar la jornada del histórico debate, trascendió en el Senado que el radicalismo impondría modificaciones al proyecto durante el debate en particular, forzando la vuelta del mismo a la Cámara de origen, dilatando así su transformación en ley. Pero sorpresivamente esa movida quedó en la nada.
Los esfuerzos que realizaron los cuatro senadores del radicalismo que apoyaban el matrimonio homosexual para introducir cambios al proyecto que venía de Diputados, que se convirtió en ley este jueves a la madrugada, fueron en vano: el acuerdo que se había conseguido con los legisladores que se oponían a las bodas gay tanto dentro su partido, como con los del Peronismo Federal y también con los del oficialismo, fue desechado faltando una hora para la votación.
El titular de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz; el líder del bloque en la Cámara alta, Gerardo Morales, el correntino Eugenio “Nito” Artaza, y el santacruceño Alfredo Martínez, eran los cuatro senadores que tenían la intención de modificar la iniciativa que avala el matrimonio entre personas del mismo sexo.
¿Cuáles eran los cambios que querían introducir estos legisladores? Se buscaba realizar variaciones en los artículos 2, 4, 16, 34, 37 y 40, sólo con la finalidad de “emprolijar legalmente” -según uno de esos senadores- el texto que venía de la Cámara baja. Vale destacar que la alteración de sólo una coma hacía volver el proyecto a Diputados.
En primer lugar, los legisladores iban a pedir la eliminación del segundo párrafo de la modificación al artículo 172 del Código Civil, donde se señala que “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”, ya que, para ellos, resultaba “inexacto en materia de filiación biológica”.
Mientras que la iniciativa que avala el matrimonio homosexual sugiere modificar el artículo 326 del Código Civil -que regula el establecimiento del apellido de hijos adoptados- para separar los casos de parejas heterosexuales y homosexuales, Sanz, Morales, Artaza y Martínez proponían no dividir y plantear sólo el caso de “cónyuges”, sin especificación de la sexualidad de la pareja.
Otro de los cambios estaba relacionado con la modificación del artículo 10 de la ley 18.248, para que diga: “La viuda o el viudo está autorizada/o para requerir ante el Registro del Estado Civil la supresión del apellido marital”. Sobre este tema, los cuatro senadores expresaban que “en la misma línea argumental esgrimida en los artículos anteriores, deben derogarse los artículos 8, 9 y 10 de la ley referidos a la opción de la mujer de llevar el apellido de casada precedida por la preposición ‘de’ ”.
El intento de los radicales contó con oposición desde un inicio. Los que en un principio se iban a unir eran los legisladores del partido que no querían el matrimonio homosexual, así como también los peronistas federales, y algunos kirchneristas que no acompañaban la iniciativa que apunta a la igualdad de derechos. El propósito de “emprolijar el texto” pendía de un hilo.
Para las 21 del miércoles, las modificaciones seguían en pie. A partir de allí hubo reuniones, intercambio de mensajes de texto, acusaciones y desgaste. Al final, todo se cayó. Comenzado el jueves, y con la sesión al rojo vivo, comenzaron los reproches del Peronismo Federal, que comenzó a tirar abajo el acuerdo para votar los cambios. Después empezaron a sumarse los radicales que no apoyaban la postura de Morales, Sanz, Artaza, Martínez y Castillo (el catamarqueño se sumó al sí al matrimonio gay). El trabajo, del que también había participado el diputado Ricardo Gil Lavedra, era en vano.
Cuando le tocó hacer uso de la palabra a Sanz, ya estaba descartada la posibilidad de introducir variaciones al texto que venía de Diputados. Después de la votación por el rechazo a las bodas gay, que fracasó, el líder del Peronismo Federal en la Cámara alta, Adolfo Rodríguez Saá, se levantaba de su banca junto al salteño Juan Carlos Romero y el santafesino Carlos Reutemann. Los radicales que votaron por el “no” tenían mucho más que caras largas, y apuntaban sus miradas de pocos amigos a Sanz y Morales, los rostros más importantes del partido. La libertad de conciencia para esta votación cortó más que transversalmente a la UCR.
Los bloques opositores en el Senado vienen armando una agenda cargada de temas para el segundo semestre del año: elevar las jubilaciones al 82 por ciento del salario mínimo, vital y móvil; reformas al Consejo de la Magistratura, INDEC, Superpoderes, Acceso a la Información, etcétera. En este receso invernal, habrá que hacer mucho más que sumar números.
