Represento en el Senado de la Nación a una provincia joven, fundada poco después de la mitad del Siglo XX durante el gobierno peronista. Se partía de lo que era un territorio federal olvidado y sumido en el más profundo subdesarrollo, dependiente de los designios del poder central nacional y sin ningún nivel de decisión en el Congreso de la Nación donde los representantes territorianos no tenían voto, eran y representaban a “ciudadanos de segunda”.

A partir de la provincialización los sucesivos gobiernos fueron sacando al Neuquén de esa situación de pobreza y desesperanza desarrollándola fuertemente mediante un proceso integrador de los aspectos humanos, económicos, sociales y ambientales con el hombre como centro de dicho proceso.

Sin embargo, hoy la provincia tiene serias dificultades porque los recursos fundamentales de su desarrollo, los hidrocarburos, están en declinación y la política de contención de precios a valores muy inferiores a los que rigen en el mercado internacional desestimulan la exploración para reactivar la producción, encontrar nuevas reservas, fortalecer las rentas provinciales y garantizar el futuro de las próximas generaciones.

Las grandes fuerzas políticas nacionales no han estado casi nunca atentas a las necesidades de nuestra provincia. La concentración del poder económico y político ha olvidado muchas veces a Neuquén y a otras provincias periféricas y pequeñas en términos demográficos.

En el Congreso de la Nación ocurre algo semejante. Pero cuando surgen los equilibrios de fuerzas, entonces los independientes como es mi caso, comenzamos a ser el centro de la atención de los grandes partidos políticos, de las corporaciones que defienden intereses sectoriales y de los medios de comunicación.

En ese contexto, ratifico mi posición dentro del Senado de la Nación. No soy oficialista ni opositor a ultranza. Actuaré defendiendo los intereses de mi provincia, los supremos intereses de la Nación y mis convicciones. Seguiré procurando que se haga justicia con Neuquén mejorando el precio de los hidrocarburos e incrementando en consecuencia las alicaídas regalías, buscando justicia en la distribución de la coparticipación federal de impuestos que perjudica notablemente a las provincias productoras de esos recursos y procurando siempre incentivar la búsqueda de soluciones acordadas, consensuadas, sin ponerme en ningún extremo político como los que se plantean en los últimos tiempos entre oficialismo y oposición.

En conclusión, cuando nos necesitan se acuerdan, nos ponen en el rol de buenos o malos según los intereses de cada sector, aparecemos casi diariamente en los medios, somos los árbitros, los que definimos determinadas situaciones donde la paridad es manifiesta.
Pareciera que todo depende de nosotros, como es el caso actual del aumento a los Jubilados, donde nadie se hace responsable del desquicio al que fue llevado el sistema previsional argentino en las últimas décadas.

Mientras tanto, mi provincia sigue sin respuestas apropiadas a muchos de sus justos reclamos. Por ejemplo, Neuquén sigue subsidiando el precio del gas a los sectores domiciliarios de nivel medio y alto de todo el país, a la industria, a la agroindustria, a los automotores que utilizan GNC, incluyendo a los de alta gama, al comercio y al turismo. Algo similar ocurre con la energía eléctrica.

Por eso, como llevamos muchos años reclamando por nuestros derechos, no vamos a declinar en el esfuerzo. Lo vamos a seguir haciendo, con paciencia y perseverancia, porque sabemos que de nuestras luchas depende el futuro de la provincia.

Lores es senador nacional por el MPN