El peronismo capitalino – en manos del kirchnerismo- cuenta con tres sectores en pugna. Las diferencias cada vez son más notorias. Jorge Telerman y Daniel Filmus figuran entre los posibles candidatos a jefe de Gobierno.
Por César Montenegro
Sin posibilidades de ser alternativa de gobierno, el peronismo porteño vive -como desde hace años- tiempo de desencuentros y contradicciones que lo subsumen en un estado de letargo en el que conviven tres sectores bien definidos que se disputan la conducción de una estructura partidaria vacía.
A diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, ámbito donde el Partido Justicialista se debate en una intensa disputa entre kirchneristas y disidentes, el PJ capitalino navega a la deriva producto de la incapacidad de su dirigencia para poder resolver las contradicciones –antagónicas y no antagónicas- que condicionan su funcionamiento como estructura partidaria.
Tres líneas
En el peronismo de la Capital Federal se puede observar, nítidamente, tres vertientes que coadyuvan para que el partido se encuentre inmerso en un estado de adormecimiento.
La estructura del PJ que preside el ex legislador Juan Manuel Olmos y que responde al sindicalista del SUTERH, Víctor Santamaría. La segunda línea es el sector denominado Cabildo Abierto del Peronismo en el que abrevan el Ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada; el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia; el viceministro de Economía, Roberto Feletti; la viceministra de Trabajo, Noemí Rial; el diputado nacional y apoderado de la CGT, Héctor Recalde y Osvaldo Papaleo.
Y por cuerda separada y en una posición más verticalista se encuentra el espacio ultrakirchnerista que lidera el diputado de la Ciudad, Juan Cabandié y en el que milita el sindicalista docente Francisco “Tito” Nena, quien a su vez conformó un sector denominado “Tendencia Nacional y Popular” con el propósito de establecer una alianza entre sectores de centroizquierda para vencer a Mauricio Macri en 2011. Se definen como el kirchnerismo puro y sólo responden a los dictámenes del actual diputado nacional, Néstor Kirchner.
Dos de estos sectores cuentan con bloques legislativos propios en el ámbito de la Legislatura: el bloque Peronista y el espacio parlamentario denominado Encuentro Popular para la Victoria. Al primero lo preside el diputado Diego Kravetz y al segundo Juan Cabandié. Ambas bancadas cuentan con cuatro integrantes cada una.
Son estos dos espacios los que muestran contradicciones irreconciliables, antagónicas para ser más precisos, porque más allá del voluntarismo que esgrimen sus dirigentes hay diferencias insalvables en la manera de ver la política de la ciudad de Buenos Aires. Es que el ultrakirchnerismo encarnado por Cabandie y su tres compañeros de bancada no se cansan de repetir la necesidad de “sustentar y profundizar el proyecto nacional” que sintetizan Cristina Fernández y Néstor Kirchner y en esa línea argumentan que “no hay espacio para involucrarnos en proyectos personales o localistas” porque lo que está en juego es la posibilidad de avanzar en las conquistas logradas”.
Rechazan de plano cualquier alianza o negociación que signifique un retroceso en sus reivindicaciones. Por ello apuntan contra el legislador Diego Kravetz, a quien definen como un dirigente que sustenta su gestión en su capacidad de “negociación” y que su proyecto político tiene un límite: la ciudad de Buenos Aires. “El verdadero proyecto es el de conformar un frente transversal nacional y popular a lo largo y ancho de todo el país”, afirman desde el más exacerbado kirchnerismo.
Es en este aspecto en el que los dos espacios mantienen contradicciones irreconciliables o antagónicas ya que sus intereses según expresan los mismos actores son inconciliables. Presentan contradicciones muy exacerbadas y manifiestas, debidas al marcado contraste de las condiciones de hacer política, sus fines y propósitos.
Y si a ello se suma que estos sectores -con la mira puesta en las elecciones a jefe de Gobierno del próximo año- bregan para instalar como alternativas de gobierno a diferentes candidatos, las diferencias se profundizan aún más.
El sector justicialista que representa Kravetz intenta llevar a cabo una elección interna por dentro de la estructura del PJ capitalino, aunque se sabe, su candidato es Jorge Telerman. El ex jefe de Gobierno, hasta ahora no cuenta con el apoyo de otros sectores del peronismo y menos aún de los K que siguen atados a los lineamientos que bajan desde Olivos.
Este sector por su parte trabaja para consolidar la candidatura del actual senador nacional, Daniel Filmus quien contaría -por ahora- con el visto bueno del presidente del justicialismo, Néstor Kirchner. Aunque también el legislador tendría detractores dentro del universo K, ya que sería objeto de cuestionamientos por su trabajo en la Cámara alta a raíz de haber desarrollado acuerdos con sectores opositores que cuestionan la gestión “pingüina” en el Gobierno nacional.
Ambos sectores, condicionados o no, saben que el kirchnerismo en la Ciudad tiene un alto porcentaje de rechazo. Por lo tanto, el candidato electo deberá utilizar todos los artilugios para seducir el electorado porteño. Una tarea para nada fácil. Tal vez por eso, NK aún no ha decidido el jugador con quien saldrá a la cancha. Tanto Telerman como Filmus no le garantizan el piso deseado. Ambos hoy no superan el 10% de adhesión, una cifra lejana a la soñada por el líder del PJ.
Cabildo Abierto
Por un camino menos conflictivo transita el denominado Cabildo Abierto del Peronismo porteño el que si bien no cuenta con representatividad legislativa, en su seno realizan su militancia política los funcionarios nacionales que históricamente se han identificado con el justicialismo y su tarea según sostienen sus principales espadas es la de tender puentes entre los diversos sectores que hoy giran alrededor de lo que es el universo K; al momento de su lanzamiento como corriente kirchnerista hacían público un documento bajo el título: “Junto a Néstor y Cristina para recuperar la Ciudad” y en el afirmaban que “el peronismo es la fuerza política argentina más importante del segundo siglo de nuestra Patria, la vigencia de su doctrina y el ejemplo de vida de Juan y Eva Perón le siguen imprimiendo el enorme vigor que alimenta su capacidad de transformación de la realidad nacional. Su derrotero supo de triunfos y derrotas, de avances y retrocesos, de extravíos y reafirmaciones. Pero recurrentemente, y a pesar de todo, siempre volvimos a nuestras esencias: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Solo así nos reconocíamos, solo así volvimos el 25 de mayo de 2003 a nuestra identidad. (Fecha en la que asumió Néstor Kirchner la presidencia de la Nación).
