La presidenta anunciaría su postulación en mayo. Detalles que dejó su mensaje ante el Congreso, que para muchos fue el arranque de su campaña electoral.
Por José Angel Di Mauro
El paso de la Presidenta por el Congreso para inaugurar por última vez -en este período presidencial- las sesiones ordinarias dejó mucha tela para cortar. Pero ya no generó la polémica del año anterior, cuando se despachó al finalizar su discurso con el anuncio de un DNU para usar reservas.
Por el contrario, esta vez Cristina cuidó las formas, y al cerrar su mensaje no anunció un decreto sino un paquete de leyes no conflictivas que dijo necesitar para su gestión, aunque en rigor representan proyectos no conflictivos, y en algún caso con una cuota de efectismo para la sociedad -léase nueva ley de Adopción- que sirva para mantener la sensación de actividad del Congreso, aunque en rigor este gobierno ha decidido desentenderse del mismo al menos hasta que vuelva a tener allí mayoría.
El año legislativo se diferenció de otros ya desde el receso. No sólo no tuvo ni por asomo la hiperactividad del verano caliente de 2010, cruzado por la polémica del uso de reservas, sino que además fue el receso más tranquilo en más de una década. Presagio de un año legislativo que se avecina como de actividad ínfima. Cabe consignar que todos los años impares la actividad parlamentaria se resiente por las elecciones, y más cuando las mismas son presidenciales. Esto sucederá seguramente este 2011, con un cronograma electoral que establece elecciones provinciales casi todos los meses de aquí a las presidenciales de octubre.
A eso habrá que sumar que el oficialismo prácticamente recuperó el Senado, asegurándose con ello sino la sanción de leyes, al menos la “no sanción” de normas adversas. Algo implícitamente vigente desde el año pasado, pero que se vislumbra como una realidad para el presente ejercicio. La vidriera de la oposición estará entonces en Diputados, donde lo que se conoció como el Grupo A -un heterogéneo conglomerado opositor cuyos puntos discordantes seguirán exacerbándose conforme se acerquen los comicios- ya prácticamente no existe. Si bien algunos integrantes del radicalismo, el principal bloque opositor, insisten en que ese partido debe reconstruir el Grupo A y liderarlo para confrontar con el Gobierno, la nueva conducción de la bancada -afín a Ricardo Alfonsín- se inclina porque la UCR mantenga un perfil propio e independiente.
La oposición admite estar dispuesta a debatir los proyectos anunciados por la Presidenta, pero aclara que no dejarán de lado la agenda propia que ya tanto les costó mantener el año pasado. Una agenda que incluye el tratamiento del Presupuesto 2011, con el objeto de quitarle al kirchnerismo el argumento de ser el primer Ejecutivo en no poder contar con esa herramienta. Una alta fuente del bloque FpV descartó de plano ante parlamentario.com que el oficialismo pueda avenirse a dar ese tratamiento: “Ya está vigente el Presupuesto anterior, reconducido; es absurdo que sobre la marcha pretendan abrirlo para discutirlo”.
Consecuentemente, será esa la primera discordancia que tendrán oficialismo y oposición. Un debate que sí se dará será el de la Ley de Lavado que exige el GAFI y que mereció un párrafo especial de la Presidenta el martes pasado, cuando advirtió que ese organismo internacional puede llegar a sancionar a la Argentina, por culpa del Legislativo y la Justicia, siendo que el Ejecutivo “ha hecho todo lo que tenía que hacer”. Cosa que desde la oposición se rechaza: “Si el tema no se trató fue por el propio gobierno”, aclaran desde la oposición, donde agregaron a parlamentario.com que tampoco están de acuerdo con el proyecto que impulsa el PEN en esa materia.
Cristina volvió a insistir con el pedido de una Ley Penal Tributaria, algo que ya su esposo Néstor Kirchner reclamara el 25 de mayo de 2003, al asumir la presidencia. Suena raro que un oficialismo que supo ser amplia mayoría durante años y que logró sancionar todos los proyectos que se propuso, no haya logrado imponer esa norma…
También resultó extraño que entre tantas iniciativas Cristina omitiera el tratamiento de la ley Penal Juvenil, que eventualmente supone una baja de la edad de imputabilidad, siendo que cuando la Presidenta accedió a poner el tema de la seguridad entre las prioridades, anunció que impulsaría su tratamiento en el reinicio de las sesiones. Oficialistas y opositores dicen que van a tratarlo pronto. Se verá…
Si bien en un párrafo Cristina recordó que todavía no ha dicho que vaya a ir por la reelección, para muchos el discurso tuvo un tono netamente electoral. Amén de la catarata de datos suministrados -lanzó 101 números, entre sumas de realizaciones, porcentajes y montos de dinero comparados-, el suyo no sonó a mensaje de final de ciclo, sino a una promoción electoral.
No fue la única en pensar en las urnas: Ricardo Alfonsín también avanzó en ese sentido cuando abandonó el recinto antes del final del discurso, manifestándose molesto por las críticas hacia el Congreso, al que se acusó de trabajar poco. Está claro que el precandidato radical busca elevar un perfil opositor que viene disputándole su rival Ernesto Sanz, que se define como “el verdadero crítico del gobierno” dentro del partido centenario.
La candidatura de Cristina se cae de madura, aunque no habrá sobre el tema más señales que las que ya ha dado. Y cuando finalmente la anuncie -en mayo, según confió a este diario una alta fuente- la proclamación no será completa. Afecto a los anuncios como es el kirchnerismo -cada inauguración tiene por lo menos tres actos públicos previos- le sacarán al tema todo el provecho posible. Primero será Cristina, y luego se anunciará a su compañero de fórmula. En rigor, el plazo para cerrar la inscripción para las internas de agosto cierra el 16 de junio. ¿Qué sentido tiene adelantar los tiempos para una candidatura que consideran consolidada?
Sí se expresó CFK sobre una eventual reforma constitucional, tema que maneja el kirchnerismo en reuniones privadas, pero que admiten no debieran exponer en público tan anticipadamente. Cosa que hizo la ultra K Diana Conti, a la que podrá acusarse de muchas cosas, menos de ingenua. Aunque más que dejar entrever sus estrategias, con su referencia a una eventual re-reelección lo que buscó fue imponer la sensación de que el triunfo de Cristina en octubre es un mero trámite.
Si bien la Presidenta desautorizó esos planes, no los desechó públicamente. Habló de los obstáculos prácticos para llevar esa operación adelante, mas no de una imposibilidad ética. Habrá que recordar que Néstor Kirchner reformó la Constitución provincial dos veces sucesivas para imponer allí la reelección indefinida, y que cuando el menemismo meneaba la re-reelección, Cristina -que se destacaba por ser hipercrítica hacia Carlos Menem- moderaba su postura.
¿Qué decían los Kirchner hace trece años sobre un tercer mandato presidencial? “Si se hace una consulta popular, no creo que la gente apoye un nuevo mandato de Menem: pero si la sociedad lo respalda, querrá decir que la equivocada soy yo. Eso sí, si tengo que equivocarme, prefiero hacerlo con la mayoría, y no con cuatro iluminados, porque esa historia ya la conocemos”, señalaba Cristina, que junto a su esposo azuzaban al gobierno nacional con que convocara a una consulta nacional para reformar nuevamente la Constitución. “Si desea consultar a la gente, que lo haga definitivamente y que sea la gente la que resuelva como corresponde”, desafiaba Néstor Kirchner, quien precisamente eso se aprestaba a hacer en su provincia para ir por la segunda reelección.
