En la capital catamarqueña los opositores al diputado del Frente Cívico, Pedro Molas, están que trinan. Según sus detractores, el legislador “está obnubilado por las luces de la Capital Federal y los placeres del deporte en los lagos de Palermo”. La ironía obedece a que el legislador presentó el año pasado varios proyectos que nada tiene que ver con su distrito. Uno de ellos propone declarar de interés de la Cámara de Diputados la Regata de velocidad, “Buenos Aires inclusivo”, organizado por la Asociación k7 Amigos y otra donde se muestra “preocupado por el estado de salud física y moral “de un militante del partido que gobierna la Ciudad de Buenos Aires. Además el diputado, en otra iniciativa solicita al Ejecutivo Nacional la creación de una Embajada con asiento permanente en la República de Azerbaiyán. Indignados por estas propuestas de su representante en la Cámara baja, se preguntan: ¿Qué le pasa a Molas? ¿Tiene amnesia y no recuerda qué es de Catamarca o está convencido que representa los intereses de la Ciudad de Buenos Aires o cuando finalice su mandato tiene pensado irse de embajador a Azerbaiyán? Un psicólogo, por favor.