Eduardo Barcesat cuestionó la potestad del Congreso de dictarle a una Asamblea constituyente cuáles son los puntos que pueden modificarse.
Ante la vuelta recurrente del debate sobre una eventual modificación de la Constitución, el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat aclaró que para ello hace falta un gran consenso, por cuanto se necesita contar en ambas cámaras con los dos tercios de la aprobación.
“En el texto de la Constitución hay un requerimiento explícito que es que la declaración de la necesidad de la reforma debe tener al menos el voto de los dos tercios de ambas cámaras, lo que implica un amplio consenso para poder operar una reforma”, puntualizó Barcesat.
Hombre hoy cercano al oficialismo, el abogado señaló que “lo que sí hay que destacar es el mecanismo de la reforma porque tenemos una viciada práctica en la que el Congreso se arroga la atribución de dictar qué puntos se reforman y con qué contenidos lo que convierte a la Asamblea Constituyente en un órgano meramente refrendatario; esto no es lo que marca la Constitución”.
En diálogo con radio El Mundo, Barcesat señaló que “nuestra propuesta fue que si se logra una ley declarativa de necesidad de la reforma se limite a eso, y a fijar la fecha de la convocatoria dando un plazo amplio para que el pueblo pueda discutir en todos sus estamentos desde el órgano vecinal hasta los partidos políticos qué requerimientos tiene cada uno para ésta reforma constitucional”.
En referencia a una eventual re-reelección, tema por el que se está meneando la cuestión por estos días, Barcesat señaló que “el debate sobre el tema de la composición del poder requiere mucho más que el debate sobre la elección indefinida del presidente y vicepresidente”. En ese sentido aclaró que no se debe “gastar energía” en ver “si debemos tener elección indefinida o sistema parlamentario”.
Por el contrario, sugirió “recuperar las atribuciones y facultades del Congreso porque es el espacio de mayor debate político, no se deben tener veto parcial de las leyes o decretos de Necesidad y Urgencia o facultades delegadas han enrarecido la calidad institucional. Si marchamos a una reforma por los temas profundos la división de poderes es fundamental”.
