La composición del bloque kirchnerista en la Cámara baja es compleja. Parlamentario brinda a sus lectores sus distintas vertientes y su andamiaje legislativo.
En el bloque oficialista de la Cámara de Diputados de la Nación que comanda el santafesino Agustín Rossi cohabitan diferentes sectores políticos con trayectorias e ideologías diversas. La gran mayoría proviene del justicialismo; muchos han militado activamente bajo la conducción de Carlos Menem y de Eduardo Duhalde, y hoy continúan siendo oficialistas, aunque con una mirada crítica de su pasado. De hecho algunos no se reivindican como kirchneristas, sino como peronistas.
Pero mientras están los justicialistas que advierten que las gestiones de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner son las mejores expresiones del peronismo; otros simplemente se reivindican como oficialistas: tienen una militancia más moderada pero de igual manera una lealtad constante.
Distinto es el caso de toda una camada de militantes que dieron el salto a la política nacional de la mano del santacruceño. Muchos de ellos también se identifican con el peronismo, pero a diferencia de los otros tienen a Néstor Kirchner como a su verdadero líder. La reverencia al expresidente sureño es tal, que algunos directamente juraron a sus bancas en su memoria. Cuestiones difíciles de precisar. Pero lo cierto es que aquellos con poca o escasa militancia en el Partido Justicialista ganan cada vez más terreno en las estructuras de poder del Estado.
El Parlamento no es la excepción. Cristina Fernández, se sabe, fue quién seleccionó personalmente a quienes hoy en día se desempeñan como legisladores nacionales. Y vasta observar las trayectorias de algunos diputados para ver que realmente forman parte de la nueva ola que, como La Cámpora, apunta a una renovación partidaria, cuando no también a nuevas prácticas políticas.
Identidad
Si hablamos sobre el tema, el kirchnerismo ha inaugurado una nueva etapa en la historia argentina. Es actualmente la fuerza más amplia y heterogénea del país; asentada tanto en la arena política como en la social y en la sindical. Por eso, al kirchnerismo puede entendérselo como una categoría que excede al Frente para la Victoria: reúne a justicialistas, radicales, socialistas, sindicalistas de extracciones varias, y a todo un conjunto de agrupaciones nacidas con la crisis de representatividad de las últimas dos décadas, como el Frente Grande y Nuevo Encuentro.
Ahora bien, más allá de las trayectorias, identidades y regiones que representen, los sectores que componen el Frente para la Victoria en la Cámara baja se mantienen “unidos y organizados”, por usar la máxima cristinista. Pero a medida que se profundicen las medidas económicas y se aproximen las elecciones legislativas de 2013, el camino quedará abierto a disputas internas, ignominias, rebeldías, fugas, o porqué no, a nuevas integraciones. Un desafío común a todos los bloques y que los diputados oficialistas de “paladar negro” deberán atender con mucha prioridad a instancias de la incertidumbre que genera la sucesión presidencial.
Si así no ocurriera, debería preguntarse en su momento cómo se mantuvo la cohesión oficialista. Pues no es menor recordar el drenaje que se produjo en el FpV durante los primeros años del primer mandato de Cristina Fernández, sobre todo por el conflicto de la 125.
De cara al futuro
En el Parlamento bonaerense ya se ven estas tensiones, donde en el FpV/PJ se divisa claramente entre quienes responden a la jefa de Estado y quienes se agrupan detrás de Daniel Scioli. Es que el gobernador comienza a ser visto como una amenaza para la continuidad del “modelo nacional y popular”. En todo caso, las críticas ya no parte solamente de Luis D’Elía o Martín Sabbatella, sino que son cada vez más los dirigentes kirchnersitas que comienzan a inquietarse con la figura del exvicepresidente. Por ahora, la tensión se manifiesta mediante pedidos de informes que molestan en el sciolismo y declaraciones públicas que asombran a oficialistas y opositores por igual.
Esto por un lado. Pues el conflicto entre Hugo Moyano y Cristina Fernández ya se cobró la partida de los “dipusindicales” bonaerenses Jorge Mancini y Héctor Martínez de la bancada K, por las críticas de sus pares al líder de Camioneros. La Legislatura bonaerense, entonces, si no constituye un hecho adelantado al menos sirva como advertencia. Sea como sea además habla de cierta libertad al interior del bloque oficialista.
En el Congreso nacional no se distingue la fracción sciolista que tanto comienza a problematizarse. Sí se ha trasladado el conflicto con Moyano, que amenaza con la escisión de los diputados cegetistas del bloque del Frente para la Victoria. Otro caso, el riojano Jorge Yoma, que se atrevió a firmar un dictamen de rechazo -con respaldo opositor- a la propuesta de la ultrakirchnerista Diana Conti para que los depósitos judiciales en territorio porteño pasen del Banco Ciudad a la órbita del Banco Nación. El diputado ya reconoció que esto le traerá “problemas”, y restará ver si su caso sirve de ejemplo para sus colegas.
La vida parlamentaria es compleja, dinámica, y a veces bastante opaca. En este contexto, Semanario Parlamentario repasa los distintos sectores que componen el bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados. Vertientes que dotan de sentido el comportamiento legislativo.
Paladar Negro. Son aquellos que forman parte del núcleo duro del Frente para la Victoria y sobre los que recaen gran parte de la toma de decisiones en el Parlamento. Los máximos referentes de este grupo son Carlos Kunkel -excompañero de militancia de Néstor Kirchner durante su juventud-, la exFrepaso Diana Conti, y el titular de la bancada kirchnerista Agustín Rossi. También forma parte de este selecto grupo de dirigentes Juliana Di Tullio -flamante vicepresidenta del bloque-; María Teresa García -secretaria parlamentaria- y Carlos “Cuto” Moreno, que se concentran en las primeras bancas del lado izquierdo del recinto.
A ellos se suman Eric Calcagno -exembajador en Francia y elegido para ocupar la banca en el Senado que dejó Cristina Fernández tras su paso a la Nación-; Remo Carlotto -hijo de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo-; Luis Cigogna -histórico militante de la localidad bonaerense de La Matanza-; la fueguina Rosana Bertone; y Edgardo Depetri, referente sindicalista y cabeza del Frente Transversal. Además de formar parte de la “mesa chica” del kirchnerismo parlamentario, estos legisladores tienen en sus manos la conducción de las comisiones más importantes de la Cámara baja.
Justicialistas. Son muchos los diputados de raíz peronista y que antes de su llegada al kirchnerismo militaron en las filas del menemismo o el duhaldismo, sobre todo en territorio bonaerense. En la lista aparecen altas figuras de la estructura de poder, como Julián Domínguez, actual presidente de la Cámara baja y exvicefeje de Gabinete de Duhalde. Otros que acompañaron a Eduardo Duhalde fueron Graciela Giannetassio, con una breve gestión a cargo del Ministerio de Educación; el actual apoderado del Partido Justicialista, Jorge Landau; así como José María Díaz Bancalari y Mabel Müller -por entonces muy cercana a Hilda “Chiche” Duhalde. También son de la partida Mario Oporto -exdirector general de Educación de la Provincia-, y Dulce Granados -esposa del intendente de Ezeiza, Alejandro Granados.
De los otros distritos del país resaltan los nombres de Julia Perié, del peronismo misionero; el rionegrino Oscar Albrieu; el fueguino Rubén Sciutto; el titular del justicialismo en Corrientes, Fabián Ríos, y sus compañeras Araceli Ferreyra y Ana María Perroni.
También están los que responden a sus gobernadores. Juan Carlos Díaz Roig, Carlos Donkin, e Inés Lotto se enfila detrás del mandatario formoseño Gildo Insfrán. Héctor Tomas, Margarita Ferrá de Bartol, y José Uñac hacen lo propio con el mandatario sanjuanino José Luis Gioja. Mientras que otro tanto sucede con Pablo Kosiner, José Villariño, Fernando Yarade, acompañando al salteño Juan Manuel Urtubey.
Son también justicialistas la exesposa del gobernador chaqueño Sandra Mendoza y su coprovinciano José Mongeló; el tucumano Juan Arturo Salim; el entrerriano Julio Solanas; Celia Arena, tras dejar el Peronismo Federal; y el exintendente de la localidad santafesina de Rafaela, Omar Perotti, incorporado no hace mucho a las filas del kirchnerismo.
Párrafo aparte merecen los riojanos como Javier Tineo (FpV) y Griselda Herrera (Frente Popular Riojano, de Carlos Menem). Y ni hablar de Jorge Yoma con una fervorosa militancia durante el menemismo y que no oculta de vez en cuando sus diferencias con el Gobierno nacional.
Kirchneristas. En las últimas elecciones quedó en claro el avance de aquellos militantes K que tienen como máximo referente a Néstor Kirchner antes que a Juan Domingo Perón. En general avanzan en detrimento de los referentes justicialistas y provienen de experiencias políticas diversas.
En la lista aparecen nombres como Roberto Feletti – ex activo militante del Frepaso; Stella Maris Córdoba -del peronismo tucumano y opositora del gobernador José Alperovich-, Guillermo Carmona -titular de la Comisión de Relaciones Exteriores-; las porteñas Mara Brawer -exasesora de Daniel Filmus- y María del Carmen Bianchi -esposa del cónsul argentino en Miami, Oscar Talento; Andrea García -exintendenta de la localidad bonaerense de Ameghino; y la joven randazzista María Eugenia Zamarreño -exdirectora nacional de Asuntos Políticos y Reforma Política-.
Partidos aliados. Aunque la base del Frente para la Victoria es el justicialismo, su alcance en la arena política es verdaderamente muy amplio. La bancada oficialista en la Cámara de Diputados incluye a partidos de diversas tradiciones e ideologías. Entre ellos se destaca el Frente Grande, representado por su presidenta, la bonaerense Adriana Puiggrós, y el rionegrino Herman Avoscan; 100% Santafesino, de Oscar Martínez; Socialistas K, de Jorge Rivas; y el Partido Bloquista de la sanjuanina Graciela Caselles.
Pero el más importante en términos cuantitativos es el Frente Renovador de Misiones, integrado por José Giuccione, Stella Maris Leverberg, Oscar Redczuc, Silvia Risko y Alex Ziegler. Todos ellos responden al gobernador misionero Maurice Closs, que supo ser un activo militante de la Unión Cívica Radical.
La Cámpora. La Cámara baja no quedó excluida de la ola camporista que ocupa cada vez más espacios en las estructuras de poder del Estado. Son parte de esta renovación partidaria los diputados Eduardo “Wado” De Pedro, Mayra Mendoza, Andrés Arregui (Buenos Aires), Analía Fernández Sagasti (Mendoza), Walter Santillán (Tucumán), María Luz Alonso (La Pampa), bajo la conducción del Andrés “Cuervo” Larroque (Ciudad de Buenos Aires).
Movimientos sociales. El bloque kirchnerista también tiene representantes del Movimiento Evita, todos bonaerenses: Adela Segarra, Gloria Bidegain y Leonardo Grosso, que es el responsable nacional de la agrupación y uno de los diputados más jóvenes del oficialismo. El Frente para la Victoria también está compuesto de representantes de organismos de Derechos Humanos como el nieto recuperado Horacio Pietragalla (H.I.J.O.S.) y el ya mencionado Remo Carlotto.
Sindicalistas. Aunque son minoría, muchos ojos están puesto en los así llamados “dipusindicales”. Sobre todo en los tres de extracción cegetista: Omar Plaini -titular de los canillitas-, Héctor Recalde -asesor legal- y Facundo Moyano -que no solo es el hijo del líder de la CGT, sino además el referente de la Juventud Sindical y el titular del gremio de Peajes-. Sin lugar a dudas la corta presencia de este sector en la vida parlamentaria fue una de las razones de la discordia entre Hugo Moyano y Cristina Kirchner.
La tensión entre estos legisladores y su bloque se hizo explícita en varias ocasiones. El 22 de noviembre del año pasado, la presidenta le bajó el pulgar a un proyecto de Recalde para la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. Luego, durante las sesiones extraordinarias, los diputados se negaron a votar el nuevo estatuto del Peón Rural impulsado por el Ejecutivo y que contaba con la férrea oposición del líder de la UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, hoy cercano a Hugo Moyano. Pero el punto más álgido fue el miércoles pasado, cuando el líder de Camioneros realizó su primer paro contra la Casa Rosada, reclamándole la eliminación del Impuesto a las Ganancias y la universalización de las asignaciones familiares, principalmente. Hábil, el kirchnerismo decidió sesionar en la Cámara baja con iniciativas impulsadas por estos sindicalistas para ver dónde se alinearían cada uno: el único que asistió fue Recalde, autor de cuatros proyectos de reforma de la Ley de Contrato de Trabajo aprobados por la comisión que preside y que venían siendo cajoneados desde principio de año; Plaini y Facundo, en tanto, optaron por concurrir a la movilización obrera.
El desarrollo del conflicto entre Moyano y la presidenta determinará muy probablemente la escisión de los diputados cegetistas del Frente para la Victoria. O en todo caso la conformación de un sub-bloque. Al menos como cuando Cristina Fernández era legisladora y se permitía disentir con la conducción justicialista, pero sin apartarse de su bancada. De hecho, Facundo ya reconoció que se siente “atrapado entre dos lealtades”. Recalde, en cambio, fue claro al ratificar que es “un diputado oficialista” y como tal reconoce que “nuestra conductora es Cristina”.
El Frente para la Victoria cuenta también con otros miembros de extracción sindicalista no alineados con Hugo Moyano. Carmen Nebreda proviene de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC); el mendocino Juan Dante González es uno de los dirigentes petroleros; mientras que Carlos Gdansky es el secretario general de la UOM La Matanza. No está de más recordar que Edgardo Depetri (paladar negro) es uno de los referentes de la CTA, y que la misionera Stella Maris Leverberg (partido aliado) proviene de la Unión de Docentes de la Provincia de Misiones (UDPM).
Los soldados del kirchnerismo
Paladar negro: 11
Justicialistas: 44
Kirchneristas: 34
Sindicalistas: 6
La Cámpora: 7
Movimientos sociales: 4
Partidos Aliados: 10
