Las protestas del jueves 13 de septiembre volvieron a poner sobre el tapete el destacado rol que juegan las redes sociales en los fenómenos de expresión y participación ciudadana. El caso más trascendente es Twitter. Favorita de los políticos, la red de los 140 caracteres fue la más utilizada por los porteños para convocar y magnificar la protesta contra el Gobierno nacional, con el hashtag #cacerolazo.
Por Pablo Riveros
Cuestiones polémicas, novedosas, innovadoras; los usos políticos de Internet no escapan del análisis de cientistas sociales y empresarios. Como si hubiesen sido coordinadas, la consultora Comunique organizó al día siguiente de las movilizaciones la primera Jornada Nacional de Marketing Político 2.0, bajo el lema “El Management Político en la era de las redes sociales”.
Ante una audiencia de 120 personas -políticos, funcionarios estatales, comunicólogos, especialistas en marketing-, 11 especialistas del ámbito de las comunicaciones y la mercadotecnia expusieron en el Centro Cultura Borges sobre la comunicación política en redes sociales y los usos de las nuevas tecnologías en las campañas políticas. Como era de esperar, los oradores no pudieron evitar los cacerolazos y el rol de los medios de comunicación, aunque tampoco faltaron referencias a las modalidades comunicaciones de los gobiernos nacional y porteño.
Pero no es argentino el político que más menciones recibió. Nadie negó que Barack Obama esté en la vanguardia de la comunicación política 2.0. No cabe duda de que cuenta con amplios recursos humanos y financieros que le harán sumar un par de puntos en las elecciones del 6 de noviembre. Tanto, que pudo lanzar una aplicación para teléfonos inteligentes que permite monitorear las actividades de campaña, donar dinero, y hasta encontrar a los demócratas más cercanos mediante un mapa digital.
Al parecer nuestros políticos entendieron la importancia de las redes gracias al mandatario norteamericano. Pero aquí nadie cuenta con semejante tecnología. Más allá de eso, entre los locales mereció un análisis especial el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, por el manejo de su sitio en Facebook. Y la Casa Rosada fue tomada como un buen ejemplo de un canal personalizado en YouTube.
Tampoco faltaron los llamados de atención. De entrada se dejó en claro que todo acto comunicacional puede transformarse en un acto político, como el caso de Starbucks que levantó una tormenta cuando pidió disculpas a sus clientes por ofrecer vasos nacionales. Eso los políticos lo saben mejor que nadie. Aún así tienden a caer en otros inconvenientes. A tomar nota: no saturar con mensajes; no dejarse llevar por impulsos; no contar confidencias; no plagiar tweets. Pero más que nada, no borrar comentarios negativos: responderlos y refutarlos. Es por eso que los especialistas recomendaron contratar un community manager. Y a más de uno seguramente le haga falta.
La Jornada Nacional de Marketing 2.0 dejó muchas cosas para repensar. Hay algo seguro. Las redes sociales se han posicionado como importantes herramientas políticas: son formas de compartir y monitorear información; pueden ser utilizadas para instar a la movilización ciudadana; son medios óptimos para hacer reclamos, transparentar la gestión pública, rendir cuentas, e influir en la agenda política y en la opinión pública. Si pensaban que estaba todo dicho, no saben los espacios que quedan por conquistar. O al menos por interpretar.