Estamos frente a los treinta años de la elección que se logró después de la última dictadura militar en la Argentina y los celebramos votando el domingo 27 de octubre. Este simple hecho para las nuevas generaciones, es de una inmensa significación para los que vivimos el nacimiento del Peronismo y padecimos múltiples dictaduras que nos impidieron ejercer nuestro derecho al voto durante años y años. Valoramos la democracia, quizás los peronistas más que los opositores, porque reconocemos en nuestra propia libertad que no tenemos muertos, presos ni perseguidos y que el valor inconmensurable de nuestros tiempos es ese.

Creemos que los resultados de las últimas elecciones, teniendo en cuenta los encuentros llevados con anterioridad entre nuestros gobernadores, intendentes y militantes merecen una reflexión de los hombres y mujeres de nuestro Movimiento, acerca de cuál sería la estrategia a seguir de cara a las elecciones de 2015.

En ese sentido, y en función de nuestra propia experiencia, hemos sostenido en más de una oportunidad que la muerte del General Perón produjo, más allá del deseo de muchos, la horizontalización del Movimiento Peronista; vale decir que la conducción absoluta y además respetada por el Movimiento hasta el mismo día del fallecimiento del Jefe, estaba ausente.

No hay realizaciones en soledad en nuestro Movimiento y los hombres y mujeres de mi tiempo, que lo único que podemos aportar es la propia experiencia vivida, pensamos que el camino de la triple o cuádruple “fractura” o si se quiere utilizar, las tres o cuatro “etnias de la tribu” peronista, crean graves dificultades para dar una batalla electoral exitosa de acá a dos años.

Sabemos que quienes se oponen a nosotros tienen la decisión de unirse, aun los de posturas ideológicas dispares, como lo hicieron a lo largo de toda la historia peronista a partir de nuestros orígenes, para derrotarnos en las urnas y sería un gravísimo error que les facilitáramos ese camino por la ausencia de una unidad de acción.

Tenemos que trabajar para una unidad concertada, partiendo de una amplia convocatoria y a partir de allí, armar el futuro del Movimiento que merece nuestros mayores esfuerzos.

Esta reflexión vale sin duda, y así me lo pidieron los compañeros, para el Movimiento Obrero que también debería, en honor a su historia de luchas, volver a la unidad que lo convierta en la fuerza política que siempre fue y que le permitió dar batallas exitosas frente a enemigos poderosos. Hay una responsabilidad histórica que reclama el fortalecimiento de las estructuras sindicales frente al fraccionamiento actual. La unidad es la meta para lograrlo.

Convocamos, desde esta reflexión de un viejo peronista, a ponernos a la altura de un nuevo desafío: el de las urnas en el 2015. Que los años de persecuciones, cárcel y desaparición, que los bombardeos y fusilamientos, la tortura y las cesantías, que las intervenciones de nuestros sindicatos, de los locales partidarios y las proscripciones, no hayan sido en vano.

Sé que lo que estamos solicitando desde la reflexión y la experiencia, puede ser mal interpretado, pero aseguro que solo me impulsa el deseo de que siga en vigencia el apotegma que “el peronismo siempre está presto a gobernar la República”.

Saludamos con afecto a todos nuestros compañeros de las diferentes “etnias” que conforman el Movimiento Peronista.

Diputado nacional (MC) y secretario general del Instituto Nacional Juan D. Perón