Fue en el marco de la reunión en la que obtuvieron dictamen favorable los pliegos de los postulantes a la Unión Europea y al Banco Central, que asistieron a la Comisión de Acuerdos.
El Frente para la Victoria en el Senado consiguió avalar los pliegos de Juan Carlos Fábrega y Hernán Lorenzino, propuestos por el Poder Ejecutivo para ocupar la presidencia del Banco Central y la representación argentina ante la Unión Europea, respectivamente.
Fue tras una extensa reunión de la Comisión de Acuerdos en el Salón Eva Perón, en la que los postulantes se sometieron a preguntas de los senadores.
Mientras que el pliego de Fábrega contó con el respaldo del radicalismo y el FAP, la UCR rechazó la designación de Lorenzino, también candidato a comandar la Unidad Ejecutiva de Reestructuración de Deuda.
La intención del oficialismo es avalar los pliegos de ambos este miércoles sobre tablas, aunque para habilitar el tratamiento en el recinto deberá contar con el apoyo de los dos tercios de los presentes, que todavía no tiene asegurado.
Fábrega repasó su trayectoria de 45 años en el Banco Nación, y sostuvo que como nuevo presidente del Banco Central buscará “profundizar la política del sistema financiero en el marco de la nueva Carta Orgánica del Banco Central”, sancionada en 2012.
Por eso, destacó el nuevo rol de la entidad como aseguradora de “la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, la generación de empleo y el desarrollo económico con inclusión social”, y también remarcó que “el sistema financiero argentino ha tenido un nivel de rentabilidad creciente en los últimos años”.
Por otro lado, Fábrega informó que el nivel de reservas actual es de “30 mil millones de dólares” y reconoció que hay “una caída importante” que intentarán “corregir”, aunque indicó que en la merma influyeron “pagos al FMI y a organismos internacionales, y las reestructuraciones de deuda”.
A esos factores añadió el “saldo negativo” en el rubro turístico, con una fuga de “10 mil millones de dólares al año”, aunque aclaró que “eso no implica que haya que atacar a los que viajan”.
Asimismo, precisó que los adelantos transitorios al Tesoro Nacional son de más de 150 mil millones de pesos, que ascenderán a más de 170 mil millones según los estipula el Presupuesto 2014, pero apuntó que estos préstamos “no afectan al sistema financiero”.
Precisamente ese fue uno de los principales cuestionamientos de la oposición sobre la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central: la posibilidad que le da el artículo 20, de “hacer adelantos transitorios al Gobierno nacional hasta una cantidad equivalente al 12 por ciento de la base monetaria”.
El monto de esos adelantos fue cuestionado por el radicalismo: “Espero que no lo tengan de recaudador para pasarle fondos al Gobierno nacional para que los dilapide”, le espetó Gerardo Morales.
Consultado por Ernesto Sanz (UCR) sobre “qué instrucciones tiene para combatir la inflación”, el extitular del Banco Nación indicó que buscará “mejorar la oferta y crecer en la inversión, ofreciendo más créditos al sistema productivo, sin atacar la demanda”.
Pese a las críticas, Sanz comunicó el apoyo de su bloque a la designación de Fábrega al catalogarlo como “una persona de bien y con idoneidad” para el cargo, “después de haber transitado 45 años por el Banco Nación”. También acompañaron Horacio Lores (Movimiento Popular Neuquino) y Luis Juez (Frente Cívico por Córdoba) en nombre del FAP.
No contó con el mismo consenso el pliego de Lorenzino, rechazado por la UCR. “Sus antecedentes nos hacen ruido. Está dejando la economía con varios problemas: inflación, caída de reservas y tipo de cambio, además de una reestructuración de la deuda con algunos fracasos judiciales”, advirtió Morales en alusión al pleito con los “fondos buitre”.
Lorenzino explicó que su desafío como embajador ante la Unión Europea será recuperar los “superávits comerciales que ha habido año a año hasta 2011”, y que “en 2012, por una coyuntura adversa, se convirtieron en déficits en el comercio con esa región”.
En esta línea, señaló que “la respuesta de la Unión Europea” luego de la crisis de 2008 fue generar un “mayor proteccionismo” y “medidas antidumping”, frente a lo cual impulsará un tratado de libre comercio entre el Mercosur y ese bloque.
