“Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio”, expresó este jueves bien temprano nuevamente en su cuenta de Facebook la presidenta de la Nación, con una extraña sintaxis, pero sintetizando su viraje respecto a la muerte de Alberto Nisman, pero enfatizando su postura respecto de que el Gobierno es en esto un espectador. O más bien una víctima, pues agrega que “la acusación de Nisman no sólo se derrumba, sino que constituye un verdadero escándalo político y jurídico”.

Ante ello, la oposición reaccionó criticando el cambio de postura y su actitud. El senador nacional y presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, consideró el viraje “gravísimo” y expresó: “Pasar de alentar la hipótesis del suicidio al asesinato, tiene que tener consecuencias. Si primero creían que era suicidio y ahora no es porque hay alguien vinculado al Estado que los convenció de esto. Y hay que llevarlo rápidamente a la Justicia”.

Sanz sostuvo que “esta carta no puede ser la posición de alguien que tiene que llevar tranquilidad a la población”.

A su vez, el diputado nacional Francisco de Narváez acusó a la presidenta de “actuar como un adolescente” y le pidió “comportarse como la presidenta de todos los argentinos”. Y le reclamó dejar de “intervenir en la independencia de la Justicia con esta tragedia”.

Por su parte, la diputada del Pro Laura Alonso fue aún más crítica, sosteniendo que las cartas por Facebook demuestran que el país “se quedó sin Gobierno” y agregó que hay hoy “un Estado muy débil”.

Con ironía, señaló por radio Mitre: “La verdad que no sabía que teníamos a Roberto Canaletti como presidente de la Nación”.

Otra de las voces críticas fue la de la diputada Graciela Camaño, para quien “la presidenta no es una comentarista; yo ceo que tanto hablar de (el CEO de Clarín, Héctor) Magnetto, se convirtió en Magnetto”.

Asimismo alertó con que además de la muerte de Nisman, “el Gobierno está buscando lograr la muerte de la causa” que impulsó sobre el encubrimiento de la pista iraní.

Fernando Sánchez reconoció por su parte que “Cristina dice lo que el mamarracho del secretario Berni no dice”. Y advirtió que, al no ser suicidio, “la causa se torna más grave”. El diputado señaló además que la presidenta “mezcla” la muerte de Nisman y la causa que impulsaron contra ella, y advirtió que “no da pruebas concluyentes que el tratado firmado con Irán no es de impunidad”.

“Nada dice de los iraníes la presidenta, nada dice de los que no son funcionarios y pululan por la Casa Rosada como si lo fueran”, dijo en referencia a personajes como Luis D’Elía.

Añadió que “la presidenta sigue siendo para nosotros sospechosa y nosotros la seguimos acusando de encubrimiento de la causa AMIA.

A través de Twitter, la diputada Patricia De Ferrari ‏sostuvo que la presidenta “busca ponerse de nuevo en la escena y a tono con su víctimización, ahora frente al asesinato. Sigue sin aparecer como presidente”. Agregó que “el país necesita que su máxima autoridad haga algo más que buscar ser el centro dibujado de la máxima tragedia institucional de Argentina”.

Luego señaló que “con profundo dolor por lo que estamos viviendo y temiendo todos los argentinos, la incapacidad de la presidente para ser tal es lacerante”. Ante ello, la diputada aclaró que a partir de ahora se niega a “comentar como importantes las palabras que en relación a la tragedia de Nisman emita CFK”.

Para el diputado nacional del Pro e integrante -junto a Patricia Bullrrich- de la Comisión Penal en el Congreso de la Nación, que el lunes esperaba al fiscal Alberto Nisman, la segunda carta escrita por la presidenta “no responde los interrogantes de la gente”. El legislador expresó que “el Gobierno cambió su óptica luego de que Lorenzetti se juntó con la fiscal Fein” y que “sin que se conozcan mayores detalles de la investigación ya hay suficientes indicios para asegurar que el suicidio choca con el sentido común”.

En su cuenta de Twitter, Cáceres le cuestionó a la presidenta la forma en que optó por comunicarse desde la muerte de Nisman a través de las cartas que distribuye por la red social Facebook.

El diputado Ricardo Alfonsín dijo que “la sociedad tiene miedo. Y es natural que esto suceda porque la desconfianza en las instituciones deviene en miedo a ellas”.

“Ya no es sólo miedo a su ineficiencia para proteger nuestros derechos, sino que ellas mismas son percibidas como una amenaza a esos derechos” sostuvo del diputado nacional. “Cuando decimos que la sociedad desconfía de las instituciones –precisó Alfonsín -, estamos diciendo que la sociedad sospecha que ellas pueden ser utilizadas en contra de nuestros derechos y de la finalidad que para las que fueron creadas: desde la AFIP hasta la Justicia, pasando por las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. Es el miedo a las instituciones que genera el destrato a la República”, sostuvo.