– ¿De qué se tratan sus proyectos para combatir la violencia en el fútbol?

– Pareciera que tenemos reacciones espasmódicas cada vez que nos ponen un micrófono en la boca, diciendo que hay que erradicar la violencia en el fútbol, pero no avanzamos. Por eso presenté dos proyectos de ley que profundizan la cuestión. Uno tiene que ver con la constitución de una comisión bicameral encargada de convocar a todos los sectores para la prevención de la violencia en espectáculos deportivos, para hacer un análisis profundo, una propuesta legislativa y entre otras cosas tener un registro de reincidencias en el delito. El otro proyecto está vinculado a algo que nadie se anima a tocar, que es la articulación del poder con la mafia de los barrabravas. Ese proyecto modifica el Código Penal inhabilitando en el ejercicio de la función pública a infractores del régimen penal y solicitando la renuncia de los funcionarios elegidos por el voto popular que tengan vínculos con las barras. La política, el poder y los gobiernos vinculados a las barrabravas tienen que tener alguna pena, porque sino es una cadena interminable de favores. Tenemos que recurrir a una reforma penal para corregir esto, porque vemos que los últimos episodios no son conflictos dentro de o entre las barras.

– ¿Cómo fue que empezó a trabajar en el tema?

– Yo empecé a trabajar esto cuando Boca y River jugaron en la provincia de Chaco (en 2012). La presidenta del club (Sarmiento de Resistencia, del estadio donde se jugó el partido), la doctora (Marina) Capetinich –que es prima hermana de Jorge Capitanich, en ese momento presidente de Sarmiento- dijo públicamente ‘el gobernador ya arregló con las barras’. ¿Cómo es esto? Los ciudadanos tenemos derecho a participar de los espectáculos deportivos, pero terminamos concesionando nuestro derecho a estas barras.

– Más allá de las leyes, ¿no cree que es necesaria la voluntad política para acabar con este problema?

– Sin dudas. Por eso presenté el primer proyecto, el de la comisión bicameral. Uno va al Poder Ejecutivo y le dicen que hay que modificar las leyes; luego va al Poder Judicial y dicen que no colaboran con la Policía. Es un juego de tirar la pelota al campo contrario. Esto tiene que ser por voluntad política de todos.