Paz Ferreyra, más conocida como Miss Bolivia, fue parte de las militantes del aborto legal que expusieron este jueves en la última audiencia de la Cámara de Diputados. Enfática y muy aplaudida, la artista relató su experiencia con la interrupción del embarazo y denunció que “el Estado se obstina en narrativas arcaicas y de fantasía”.

Miss Bolivia reveló que abortó en 1996. “Lo hice porque pude, porque tuve la suerte de tener a mi alcance los recursos económicos y simbólicos y los privilegios de clase cuando decidí que no podía y no quería ser madre. Lo que no quitó que sea un aborto exprés, clandestino, inseguro y abandonado al azar en un consultorio improvisado en el barrio de Flores”, describió.

La cantante comentó que sintió “miedo e incertidumbre antes, durante y después” de realizarse la práctica. “Cuando llegué a mi casa, además de miedo sentí dolor en todo el cuerpo, pero sobre todo en la espalda, por llevar encima el peso de la mochila de la prohibición y de la clandestinidad, de la culpa y la desinformación”, continuó.

Y prosiguió: “No les conté a mis viejos porque la significación en mi universo era ‘aborto = malo’, ‘aborto = ilegal’, ‘aborto = pecado’, ‘aborto = prohibido/clandestino/sucio’”. Según la artista, “esa ecuación” fue producto de “una educación moralizante, damnificante y perjudicial, que supone un gesto de abandono e irresponsabilidad por parte del Estado y otros actores sociales”.

“Cuando un sistema educacional, un corpus legislativo y un sistema sanitario se entrelazan y se construyen en base a una batería de creencias parciales, a un concepto de verdad apoyado en la mitología religiosa también de corte patriarcal, se vulneran en nombre de la moral los derechos individuales a decidir sobre los propios cuerpos”, explicó.

Miss Bolivia insistió: “Yo aborté porque pude, pero hay muchas que no pueden y cursan embarazos no deseados, y muchas otras que lo intentan, y mueren día a día por abortos clandestinos, inseguros e inapropiados”.

La cantante enfatizó entonces que “en vez de garantizar los derechos básicos, el Estado se obstina en narrativas arcaicas y de fantasía”.

Por último, sentenció que “en el fondo de este debate, todas y todos somos pro aborto: algunos son pro aborto clandestino, y otros son pro aborto legal, seguro y gratuito. Porque el aborto existió, existe y existirá. La pregunta es qué hacemos con eso”.