Tras cuatro meses de debate en la Comisión de Planeamiento Urbano , la Legislatura porteña aprobó con 34 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones la creación del nuevo Código Urbanístico de la Ciudad, mediante el cual se buscará devolver la homogeneidad al tejido urbano del distrito capitalino, generar las condiciones para una mejor convivencia entre las distintas actividades y proponer una densidad poblacional adecuada.

La medida -que fue sancionada en primera lectura- contó con el apoyo de VJ; el rechazo de PTS, PO, GEN, AyL, PS y la abstención de MC y Evolución.

Es así que el nuevo Código permitirá diseñar una ciudad a escala humana, cuyo principal beneficiario será el vecino; además, conservará la identidad de los barrios y se impulsará el desarrollo de áreas relegadas. Cabe destacar que la necesidad de esta medida se fundamenta en que el Código vigente data de 1977, época en la cual se priorizó la creación de autopistas y se fomentaba la utilización del automóvil particular.

Uno de los principales cambios que propone la norma es establecer alturas máximas de construcción, para respetar la identidad de cada barrio. Esto dará mayor previsibilidad, y el vecino podrá conocer cuáles son las alturas permitidas para la construcción en su manzana. Es de esta manera habrá sólo 6 alturas máximas -a diferencia del Código actual que contempla 27-, siendo que el 70% de la Ciudad tendrá edificios de menos de cinco pisos y el máximo permitido serán 38 metros, es decir, 12 pisos.

También promueve una ciudad policéntrica, lo que atraerá comercios y servicios a los barrios, evitando que en determinadas áreas concentren únicamente actividades específicas -cómo, por ejemplo, las fabriles-, permitiendo que el vecino pueda satisfacer sus necesidades o intereses sin salir de su barrio. Es así que se fomentará una red de centros comerciales secundarios, así como de centros comunales y barriales.

Asimismo, la norma plantea un desarrollo urbano consciente a partir de la identificación y creación de unidades sustentables, que se desarrollarán entre avenidas o calles transitadas. Se redirigirá la circulación vehicular hacia las avenidas, se priorizará la movilidad peatonal y la creación de nuevos espacios verdes. En ese mismo sentido, se incorporarán estrategias sustentables para mitigar algunas de las problemáticas que más afectan a la Ciudad: isla de calor, riesgo hídrico y biodiversidad.

En esa misma sesión, el Parlamento aprobó -en primera lectura- con 34 votos positivos, 20 negativos y 6 abstenciones el nuevo Código de Edificación, a través del cual se prevé regular los parámetros que deben cumplir los edificios en relación a la estética urbana, a la habitabilidad, salubridad, a la accesibilidad, a la seguridad y a la sustentabilidad.

El proyecto se encuentra divido en cinco Títulos que establecen condiciones y estándares a lo largo del proceso de las obras: en el Título Primero quedan plasmados los objetivos, alcances del marco normativo y las generalidades del código.

En el Título Segundo se definen condiciones para los procedimientos administrativos referidos al proceso de obra, haciendo especial hincapié en la razonabilidad y eficiencia de los controles del proceso. La simplificación, agilización y transparencia son los vectores ordenadores de los criterios de clasificación de los permisos. Se categorizan los distintos tipos de permiso a los efectos de establecer diferentes tipos de tramitación. La responsabilidad de los sujetos intervinientes, su identificación y registro son aspectos de especial importancia en la nueva norma. Se clarifican los alcances de cada uno y se crea el registro de empresas constructoras.

Por su parte, el Título Tercero engloba a todas las condiciones y prestaciones referidas al proyecto. En esta instancia se define el marco regulatorio que establece los parámetros que deben cumplir los edificios en relación a la estética urbana, a la habitabilidad, salubridad, a la accesibilidad, a la seguridad y a la sustentabilidad.

El Título Cuarto, refiere al proceso en la etapa de la ejecución de las obras, su seguridad y los controles.

El Título Quinto establece nuevos requerimientos vinculados a la Conservación y Mantenimientos de los edificios luego de finalizadas las obras en el entendimiento de que las obras deben ser eficientes no sólo en el momento de su construcción sino a lo largo de toda su vida útil.

Cabe remarcar que mientras se debaten estas medidas, la Legislatura porteña aprobó -el 19 de abril- con 41 votos positivos y 15 negativos el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que emitió Rodríguez Larreta mediante el cual buscará frenar la construcción de edificios de más de 12 pisos en la Ciudad, mientras se debate el nuevo Código Urbanístico.

El debate en el recinto

Al respecto, la presidenta de la Comisión de Planeamiento Urbano, Victoria Roldán Méndez, resaltó que “fueron cinco meses de trabajo intenso en la Comisión, estamos ante un momento de innovación y cambios de las ciudades, algo a lo que la Ciudad de Buenos Aires no puede escapar” y precisó que “estos proyectos son el resultado de reuniones en las Comunas, con vecinos y en la Academia”.

“Es necesario avanzar con este nuevo Código de Edificación, el cuál responde a todos los cambios que ha sufrido nuestra sociedad, y que busca distribuir el espacio integrado de la ciudad. Apuntamos a propiciar el acceso a la vivienda para todos los vecinos”, afirmó y señaló que “no es un Código estático y cerrado, sino que se va a adaptar a los nuevos conocimientos y las tecnologías”.

Sobre el Código Urbanístico, la oficialista manifestó que “es un instrumento moderno y novedoso, que busca que la ciudadanía pueda ir organizando y repensando sus propios barrios” y destacó que “lo que buscamos es que sea comprensible para los vecinos, por eso eliminamos el Factor de Ocupación Total (FOT) y el Factor de Ocupación del Suelo (FOS); además, promueve la mixtura de usos, desde lo metropolitano a lo barrial”.

Por su parte el diputado de AyL Fernando Vilardo explicó que “lo rechazamos porque no compartimos su orientación general y la política de este Gobierno” ya que “nos plantean un escenario ideal, cuando se le ha dado increíbles negocios inmobiliarios a Caputo, Calcaterra, IRSA y otras grandes empresas; esto no es lo que nosotros queremos para la ciudad. Nosotros pensamos una ciudad colectiva y no para las individualidades”.

“Este Código Urbano está al servicio de profundizar esta política, estamos todos al tanto de la cantidad de obras ilegales que hay, así solucionan todos los perjuicios legales que están teniendo estas empresas”, agregó.

A su vez, la legisladora de PTS Myriam Bregman advirtió que “nos proponen votar más oportunidades de negocios para las grandes inmobiliarias” y remarcó que “el 10% de la población de la ciudad vive, actualmente, en villas y su gran mayoría son trabajadores de la construcción”.

“Estos Códigos, que van a regular la vida de millones de personas, han sido creados en una profunda ilegalidad: no fueron discutidos con los vecinos; la versión definitiva nos llegó en versión digital en las últimos días, mientras que la versión papel la tenemos desde hace pocas horas pero nos lo dieron mal encuadernado. ¿Cuál es el apuro por aprobar estas iniciativas?”, afirmó y sentenció que “estas propuestas van en un claro detrimento de la clase media, no priorizan los escasos espacios verdes”.

A su turno, el legislador del GEN Sergio Abrevaya consideró que “el origen de estos proyectos es completamente distinto a lo que nosotros creemos que tiene que tener una ciudad” y precisó que “las grandes ciudades invirtieron en viviendas y bajaron la desesperación de las inmobiliarias para poder hacer grandes negocios, eso acá no pasó y gran parte de la población terminó viviendo en villas”.

“No va a ser un Código que resulte, porque va a continuar la especulación inmobiliaria y con la gente viviendo en barrios precarizados. ¿Cómo pueden creer que una familia puede desarrollarse en 18 metros cuadrados? Esto no es Tokio”, aseveró y sentenció que “estos Códigos deberían ser revisados, la política de vivienda no está contemplada”.

Asimismo, el vicepresidente tercero de la Legislatura y diputado de PS, Roy Cortina, explicó que “estamos perdiendo la oportunidad histórica de discutir y buscar consensos en torno a una normativa enfocada en la resolución de las desigualdades que atraviesan la Ciudad de Buenos Aires y la priorización del espacio público como articulador del suelo urbano y ámbito de construcción de ciudadanía” y remarcó que “poner un límite a la altura de las torres y achicar ambientes no alcanza para revertir un modelo de desarrollo urbano que pone a los intereses inmobiliarios por encima de la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía”.

“La propuesta del Poder Ejecutivo promueve la edificación indiscriminada sin un plan integral, ignorando el impacto que puede tener sobre la infraestructura, la identidad y las necesidades de barrios que son residenciales y, en algunos casos, saturados de gente”, sostuvo y sentenció que “con los graves problemas de contaminación y colapso de los servicios esenciales que enfrenta la Ciudad de Buenos Aires, antes que incrementar su capacidad constructiva, tendríamos que preocuparnos por ampliar los espacios verdes y construir un hábitat de verdad sostenible, dos cosas que en la propuesta oficial están ausentes”.

Por su lado, el legislador de PO Gabriel Solano aseguró que “estamos ante una especie de adefesio del capital inmobiliario; no es casual que en las elecciones pasadas ustedes pusieran como cabeza de lista a un gerente de IRSA -NdR: en referencia al exlegislador Andrés Freire-“ y señaló que “el capital inmobiliario llevada adelante el mercado especulativo junto con los grandes bancos, esto ocurre en todo el mundo”.

“La Ciudad de Buenos Aires no tiene la misma cantidad de construcciones que en el año 1946, sin embargo, sigue manteniendo el mismo número de habitantes; entonces, que haya mayor construcción no significa que va a haber mayor población”, afirmó y concluyó que “toda la política inmobiliaria que llevaron adelante sirvió para expulsar al trabajador de esta ciudad. ¿Cómo paga un trabajador una cuota de 24 mil pesos por mes para poder comprar un departamento de 50 metros cuadrados?”.

Sobre esa misma línea, el jefe del bloque Unidad Ciudadana, Carlos Tomada, afirmó que “respetamos el trabajo de la Comisión, sabemos que no es una cuestión de capricho, creo que los legisladores que lo defienden están convencidos de lo que dicen”, aunque resaltó que “sin embargo, este Código expresa una política clara de aumentar la cantidad de metros construibles en la ciudad, algo que aumentará el valor del suelo”.

Además, insistió en que “tendríamos que estar discutiendo iniciativas para tener más espacios verdes y servicios para los vecinos” y argumentó que “no hubo modificaciones sustanciales, en relación al inicio de este debate. Nuestra población es estable desde hace décadas”.

“Nos vienen con la idea de ‘basta de torres’, lo dicen ustedes, que han sido quienes más torres han construidos. ¿Cómo se compatibiliza eso?”, manifestó y sentenció “al aumentar la constructibilidad en toda la Ciudad, va a ser el mercado en que zonas se va a construir, y eso va a profundizar la brecha entre quienes pueden acceder a esas viviendas y quiénes no. Esta va a terminar siendo una ciudad para pocos, es una curiosa forma de sacarse a la pobreza de encima”.

A su turno, la legisladora de Evolución, Inés Gorbea, aseveró que “no podemos considerar en primera lectura una norma que incidirá de manera tan significativa en el incremento del valor del suelo, sin contar antes con instrumentos de recuperación de esas plusvalías urbanas” y remarcó que “aspiramos a una ciudad integrada, que sea capaz de evitar que los distintos estratos sociales estén confinados a zonas bien diferenciadas; ansiamos a que la mixtura social sea una característica de los barrios, de las cuadras y hasta de los mismos edificio”.

“Ante la falta de opciones asequibles de habitabilidad en la ciudad, los nuevos hogares optan por soluciones informales de vivienda, con todas las implicaciones que ello acarrea para el desarrollo urbano, la calidad de vida y la equidad social”, añadió y consideró que “podemos urbanizar las villas y asentamientos precarios existentes hoy, pero la presión seguirá existiendo y, consecuentemente, también seguirán formándose y creciendo a futuro”.

Finalmente, sentenció que “estos nuevos Códigos dicen que transformaran a la CABA en una ciudad inclusiva, poli céntrica, diversa, accesible, sustentable, participativa e integrada, pero creemos que lejos estamos de ver realizarse dichas proclamas”.

En esa misma línea, la presidenta del Bloque Peronista, María Rosa Muiños, destacó que “es cierto que estos Códigos se trabajaron en la Comisión durante meses, tengo grandes expectativas, me gustaría saber cuál fue la versión que pudieron discutir los vecinos” y le pidió al oficialismo que “consulten con las Comunas, el Consejo del Plan Urbano Ambiental (COPUA), con los vecinos y otras organizaciones de la sociedad civil”.

“Con respecto al Código de Edificación, no entendemos en que beneficia a un vecino a vivir en una vivienda de 18 metros cuadrados, que con el baño puede extenderse a 21 metros cuadrados; obviamente, nos dimos cuenta que se sacó la obligación de que el encargado cuente con un departamento”, remarcó. Mientras que “en relación al Código Urbanístico, nos proponen incorporar tres millones de habitantes más por lo que se aumentará en un 20% la constructibilidad, creemos que no hace falta incrementar las construcciones para alcanzar ese objetivo. También proponemos bajar las alturas de las torres”.