Impresionante tsunami. El más temido, el más deseado. Ya está, todo llega, Cristina vuelve a reinar gracias su eficaz ajedrez. Y termina para Mauricio su penoso derrotero doméstico a pesar de los mimos del mundo mundial. Sorpresa y media: Nada de empates, fallaron todas las encuestas por el voto vergonzante, o porque los micro climas del poder y la mercadotecnia a veces no leen debidamente el humor social.

La monada está festiva por estas primarias de triunfo abrumador y promete repetir la paliza en octubre, por los porotos. Tal como arrasó, chau noviembre y balotaje.

La gorilada llora el adiós de una época. Brillante afuera, como faro y reserva moral de Occidente, pero un desastre en la gestión económica nacional, Cambiemos terminó como un bidón de Red Bull para energizar al gigante dormido. Ahí la tiene a Cristina, tan multi criticada y procesada, pero así de endiosada por los cumpas, mordiéndole los garrones y derribando al macrismo.

Qué dúo CFK y MM, desde el albor del siglo, cuando menos ajados se repartían territorios del poder. Al ingeniero, si lo barren de la Rosada, mejor será dejarlo vivo, cabildean en los bunkers del PJ. El ricachón derrotado puede ser el mejor ícono de lo que no deberá volver, diría Durán Barba.

“Buenas noches a todas y todos, a todes” repitieron las espadas del justicialismo triunfante, seguros de que el bisturí le llega duro al gobierno que termina. Señoras y señores, con ustedes otra tribu, cero globos y a puro bombo, que además de lenguaje inclusivo nos trae la promesa de días mejores, paz, pan y trabajo. No prendieron los dardos del Pro sobre el pensamiento único, autoritarismos y coimas. Heladera mata galán.

La política es como el amor, te besa en la boca o cuando la trompada viene de frente. “Llevo en mis oídos la música más maravillosa” se ufanaba Perón; “el pueblo no sólo es malo, además es tonto”, sufría Diderot.

Mientras el kirchnerperonismo se prueba las pilchas de la Nación y en la provincia de Buenos Aires, quedan largos dos meses para ir a votar por los porotos, y cuatro, sí cuatro, para el traspaso del poder, en una cornisa macroeconómica y fiscal que mete miedo. The end para el macrismo en el poder, sin globos, ni bailes, ni Gilda como en los años dulces. Vuelve el peronismo, en modo vacas flacas y con el ajuste hecho por otros, como en el pasado. Vuelve Cristina con Alberto, pero lo que viene no es fácil este momento del mundo.

Sinceramente, ¿qué hará el nuevo doble comando? ¿es el final de la globalización boyante y el retorno a vivir con lo nuestro que lo demás no importa? ¿qué pasará con el campo, Vaca Muerta, la deuda externa, la pobreza y el largo rosario de pasivos de la Argentina? Vamos hacia la Gran Argentina, repite Alberto F. Millones de sus votantes han comprado su promesa anteponiendo la esperanza a la experiencia. No va más el Sí se puede. Retornó, renovada, la Patria es el otro. Si usted sabe cuánto valdrá el dólar mañana, por favor llámeme.