En su discurso por Malvinas, la vicepresidenta reivindicó la privatización que hizo en 2012 de YPF y pidió diferenciar “lo que es una disputa política de lo que es innegociable”.
La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, cerró este sábado el acto en homenaje a los veteranos de la guerra de Malvinas con un discurso en el que sostuvo que “la Patria se defiende de todos lados, de derecha, de izquierda, de abajo, del centro. “No es una cuestión de ideologías”, afirmó.
La presidenta del Senado arrancó su discurso en tono personal, recordando que ella vivió la guerra desde la Patagonia donde residía. “A diferencia de lo que sucedía en el resto del país, en las ciudades patagónicas la guerra se vivía”, comentó. Particularmente en Río Gallegos, donde ella vivía con su familia y en la que por las noches había operativos de oscurecimiento.
“En nuestra casa, donde hoy vive Máximo, todas las noches había que colgar frazadas para que no hubiera una sola luz; y cuando uno salía a la calle en auto, tenía que tapar todos los faroles y dejar simplemente una rayita en los faroles para ver”.
El karma de Río Gallegos era, recordó, que se decía que el Reino Unido iba a bombardear algunas ciudades para disuadir a los militares, y que en ese caso Río Gallegos sería la elegida, por ser la más grande y cercana a las islas.
Cristina recordó que paradójicamente el final de la guerra la encontró en Buenos Aires. Había viajado con Máximo, que era muy pequeño entonces, para ver a su madre –su padre ya había fallecido, recordó-, y ese 14 de junio había venido de La Plata a la Ciudad de Buenos Aires a ver a unos colegas profesionales. “Estaba en el estudio, cerca de Plaza de Mayo, cuando una de las secretarias entró y dijo que se estaba juntando gente en la Plaza, y ahí no dudé un instante”, y ella también fue adonde la última vez que había estado había sido el 17 de octubre del 74, el primer Día de la Lealtad sin Perón, tal cual evocó.
“No había vuelto a la Plaza desde entonces y volví el 14 de junio –señaló-. La gente se empezó a golpear y empezaron a entonar cánticos. Cuando aparecieron camiones de exteriores de Canal 7, la gente tiraba monedas contra los periodistas y los camiones”. Recordó también que quemaban diarios La Razón, que tenían como título principal “Cayó Puerto Argentino”. “A eso de las 6 de la tarde la Plaza estaba de bote a bote y ahí tuvimos que empezar a correr gaseados”, destacó la vicepresidenta.
Se refirió luego a la dimensión institucional de Malvinas, que ella abordó como presidenta, recordando que hace diez años envió una carta al Comité Internacional de la Cruz Roja para poder identificar a los soldados enterrados en el Cementerio de Darwin. “Fue una idea de un inglés, Roger Waters, el de Pink Flyd”, destacó recordando que la había ido a ver para proponérselo, destacando que hoy gracias a eso ya de los 121 NN enterrados en Darwin hay 119 identificados.
Luego hizo referencia a cuando ella ordenó por decreto la desclasificación del Informe Rattenbach, que la propia Junta Militar había ordenado hacer para determinar las responsabilidades militares de la derrota.
Más adelante Cristina Kirchner sostuvo que los combatientes de Malvinas fueron junto con las Madres de Plaza de Mayo “los que parieron la democracia y pusieron punto final a la historia del Partido Militar en la República Argentina. Una historia compleja, cuyo ‘bautismo de fuego’ fue el 6 de septiembre de 1930 cuando derrocaron a (Hipólito) Yrigoyen, que culmina con la primer derrota militar en Malvinas. Antes habían sido derrotados políticamente”, destacó.
Aclaró entonces que sus palabras no encerraban un tono antimilitar: “Los peronistas no podemos ser antimilitares, es simplemente la descripción de un proceso histórico que trajomucho dolor”.
Se remontó a los años previos a 1982, cuando en Estados Unidos describieron al general Leopoldo Galtieri como “un general majestuoso”, y pidió entonces recordar siempre la historia, cuestionando a los que resisten “mirar por el espejito retrovisor para atrás”, porque “sino te pueden chocar”.
“¿Qué llevó a esta gente a creer que Inglaterra no iba a reaccionar e iba a venir, o que Estados Unidos no iba a apoyar a un país amigo?”, se preguntó en otro pasaje, alertando contra “creer que el mundo se divide entre buenos y malos”. Eso pensaban los militares, dijo, convencidos de que estaban “en el bando de los buenos” y por eso Estados Unidos no podía fallarles. E ironizó: “Y resulta que esta gente que había secuestrado, desaparecido, torturado a miles de argentinos porque tenían ideas marxistas, terminan con su canciller en La Habana en la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, y hablando con Fidel Castro… Dios querido, tanto correr para no llegar a ningún lado”.
Para Cristina Kirchner, “seguimos yendo al almacén con el manual del almacenero”. Y luego de hablar del libro que le recomendó leer a Sergio Massa y que le regaló por su cumpleaños a Alberto Fernández, Diario de una temporada en el quinto piso, Cristina sostuvo que el libro de Juan Carlos Torre es de “extraordinaria actualidad”. Y citó una parte que a su juicio no tiene desperdicio, “que tiene que ver con los conceptos empaquetados que les venden a los argentinos”.
Mencionó un pasaje de ese libro que menciona a José Luis Gabinete, que integraba el gabinete de Juan Vital Sourrouille, donde habían decidido privatizar el Polo Siderúrgico y el Polo Petroquímico, cosaque presentaban como una medida innovadora. Y por ello Machinea viajó a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente del Banco Mundial y pedirle 4 mil millones de dólares para llevar adelante la privatización y “tornar eficiente el Polo Siderúrgico”. Sin embargo, contó Cristina, el presidente del Banco Mundial se negó: “Mire, no va a poder ser. Estados Unidos se va a oponer porque competirían con el sector siderúrgico de ellos”.
Así las cosas, CFK sintetizó: “El problema no es Estados Unidos; lo que Estados Unidos hace es defender sus intereses, ojalá todos tuviéramos esa misma actitud”, enfatizó.
“El mundo y la geopolítica no se divide entre los buenos y malos, es para Neflix. Tenemos que situarnos en la realidad de nuestra patria y desde allí mirar el mundo y tomar las decisiones. No hay buenos y malos, hay intereses, y entonces los argentinos, quienes aspiran a representarlos a ellos y a ellas, deben saber que es sobre eso lo que hay que actuar, trabajar y planificar. Y hoy se me ocurre que debiéramos también en este mundo en donde la energía y los alimentos se han convertido casi en un botín de guerra, prepararnos para revisar y repensar nuestro sistema de defensa”, afirmó.
Aclaró que no hablaba de un sistema de carácter militar ofensivo, y recordó que Argentina cuenta con la primera reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo no convencional. En ese sentido reivindicó que fue su gobierno “el que recuperó Vaca Muerta. Si no hubiera habido un gobierno que recuperara YPF como hicimos en 2012, no habría Vaca Muerta, ni soberanía hidrocarburífera. Y eso que nos dieron duro y parejo cuando mandamos la ley”.
Sobre el final, Cristina Kirchner advirtió que “Malvinas no puede ser solamente una evocación espasmódica cada 2 de abril. Además de luchar, hay que hacerlo con inteligencia, con aliados, y fundamentalmente trabajando en lo que tal vez sea más duro y que no es afuera, es adentro: lo que nos pasa a nosotros los argentinos. La verdad es que siempre digo que tuvimos una historia maravillosa. Militares libertadores como San Martín y Belgrano, y tuvimos también militares libertadores económicos, como Sabio y Mosconi; se hace imperioso que podamos discutir políticas de Estado a partir de estas cuestiones. No es la patria, no es una cuestión de ideología; la patria se defiende de todos lados, de derecha, de izquierda, de abajo, del centro. Poder diferenciar lo que es la disputa política de lo que es innegociable, y que es construir un país que haga honor a ustedes, que fueron y pelearon, a los que se quedaron allá, a todos los que seguimos pensando que una Argentina diferente es posible”.